Eduardo Lliteras Sentiés
Foto:Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

27 de julio, 2015

Según los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social en Yucatán apenas se logró una reducción de la pobreza de 3 por ciento en los tres años recientes. Estamos hablando de que entre la pobreza moderada y extrema en 2012 sumaban 997 mil personas en la entidad. Mientras que en 2014 la cifra de ambos rubros, de acuerdo con el Coneval, fue de 957 mil 900. De tal manera, hablamos de 40 mil personas que habrían dejado de ser pobres en ese lapso.

Sin embargo, si uno revisa las cifras de la pobreza extrema en 2012 vemos que en Yucatán había 201 mil personas en esa clasificación del Coneval. Mientras que en 2014 sumaron 223.2 mil. Es decir, estamos ante un aumento de la pobreza extrema, que pasó de 9.8 a 10.7 por ciento, siempre de acuerdo con las estadísticas del Coneval que toma de referencia al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Entonces, si sacamos cuentas crudas, veremos que si restamos las más de 22 mil personas que pasaron a las filas de pobreza extrema de las 40 mil que supuestamente dejaron de ser pobres, se redimensiona el número de quienes mejoraron su condición social. De esta forma, tendremos una cantidad de menos de 18 mil personas que habrían logrado dejar de ser pobres en Yucatán en los últimos tres años. Una cantidad muy exigua como para lanzar las campanas al vuelo.

Máxime tomando en cuenta que 18 mil personas es un resultado muy magro si revisamos los abultados presupuestos destinados a la Secretaría de Desarrollo Social de Yucatán (más de mil 61 millones en 2014). La que por cierto, se encuentra acéfala, tras la renuncia de Nerio Torres Arcila para contender por la alcaldía de Mérida.

En el caso de la delegación de la Secretaría de Desarrollo Social federal, que dirige Luis Enrique Borjas, en 2014, según el Presupuesto de Egresos de la Federación, le destinaron más de 920 millones 649 mil pesos. En 2015 la cifra fue ligeramente menor: más de 916 millones.

Si se continúa a ese ritmo la lucha contra la pobreza en el Estado, nos tomaría varios siglos para que las abismales desigualdades de Yucatán fueran medianamente abatidas.

Hay que insistir en que en Yucatán la pobreza extrema aflige sobre todo a los indígenas y al sector rural o campesino del estado, y también está cada vez más presente en las ciudades en crecimiento, como Mérida.

La realidad es que el impacto de las políticas económicas del actual sexenio –y sus reformas– en los ingresos de los hogares de los mexicanos, así como las deficientes políticas sociales en México, más enfocadas al asistencialismo electorero, han provocado que el número de pobres aumente en 2 millones en todo el país y que sumen 55.3 millones. Yucatán no es la excepción.

Al respecto, durante la inauguración del Foro crecimiento económico del sur y zonas económicas especiales en Mérida, el gobernador Rolando Zapata Bello dijo que los “ingresos se incrementaron en 8.4 por ciento en el mismo periodo y esto tiene dos explicaciones, por una parte, la política social está cumpliendo su función de atender de manera focalizada los diferentes niveles de carencia” en Yucatán.

Sin embargo, de acuerdo con los datos del Inegi, en 2014 el ingreso corriente total promedio trimestral por hogar se redujo en términos reales 3.5 por ciento entre 2012 y 2014. Es decir, el poder de compra de las familias promedio se redujo. No aumentó, como dijo el titular del ejecutivo estatal.

¿Pero es el Coneval el único organismo autorizado para hablar de cifras de pobres en un país que se ubica entre los más desiguales del mundo? Ciertamente no. De hecho, la evaluación realizada por el Coneval resulta muy tibia ante las cifras que arroja otro estudio, basado también en las cifras del Inegi.

Hablamos del estudio Evolución de la pobreza y estratificación social en México 2012-2014, que presentó el doctor Julio Boltvinik, investigador de El Colegio de México en días recientes, que fue reseñado por La Jornada.

Dicho estudio involucra otros factores para una evaluación más certera y real de la pobreza en el país. De acuerdo con ese documento, el total de población en situación de pobreza pasó en los dos primeros años del régimen peñista de 83.08 a 84.30 por ciento, mientras que la clase media bajó de 8.14 a 6.78 por ciento.

“De 2012 a 2014 ha ido aumentando el número de personas en pobreza, y ahora rompimos la marca de cien millones de pobres”, precisó el doctor e investigador Julio Boltvinik.

[b]Quejas de extranjeros y asaltos[/b]

Cada vez son más los hechos de violencia sangrienta que ocurren y se multiplican en Yucatán, alimentando la xenofobia.

Por ejemplo, un asalto a mano armada de dos buques cargados de langosta durante la primera quincena de julio, volvió a encender las alarmas sobre la descomposición que padece la costa yucateca, achacada, como siempre, a la pura presencia de pescadores de otros estados atraidos por el tráfico de pepino de mar, sin tomar en cuenta otros factores, como la crisis ecológica por las malas prácticas pesqueras, las mafias locales que medran con la extracción del pepino de mar, la pobreza ancestral en Yucatán y la corrupción de las autoridades locales, por citar algunos.

En los últimos meses han sido numerosos los incidentes en la costa, desde asaltos a mano armada hasta presuntos levantones y como enfrentamientos entre pescadores furtivos y fuereños. En Mérida, Motul y Umán tuvieron lugar actos de violencia o asaltos, inclusive sangrientos, como el que ocurrió en la capital yucateca, en Plan de Ayala Sur, el 6 de junio en un súper Willis, en el que murió una empleada.

Además, como las aves migratorias, puntualmente tornaron las quejas de los canadienses que viven en el litoral yucateco por la inseguridad, los robos a casas habitación y la basura. Esto ocurrió apenas la semana pasada.

Erick Rubio Barthell, director general de la jefatura del despacho del gobernador, quien atendió a los extranjeros, los calificó de “pequeños” hurtos.

Como se recordará, el 19 de enero un amplio grupo de canadienses y estadunidenses (unos 300) exigieron seguridad ante la oleada de robos. Los extranjeros exigieron y obtuvieron una entrevista con autoridades estatales.

La respuesta del gobierno estatal fue inmediata ante las lamentaciones de los extranjeros y el 20 enero se emitió un comunicado en el que se afirmaba que se realizaría “un importante despliegue de elementos pertenecientes a grupos de élite de la Fiscalía General del Estado, la que reforzará durante los próximos días el operativo desplegado en las costas de Yucatán, mismo que comprenderá el tramo entre Chuburná, Chelem, Chicxulub, Uaymitún y Progreso, como parte del seguimiento y atención a ciudadanos extranjeros que actualmente habitan en la zona”, según se dijo.

La realidad es que en redes sociales corren muchas versiones sobre delitos y asaltos, asociados a una percepción de creciente inseguridad en Yucatán y Mérida.


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