Un refugio ejemplar

Verónica Camacho Chávez
La Jornada Maya

Mérida
21 de mayo, 2015

El albergue Oasis San Juan de Dios A.C., que protege y defiende desde hace más de 20 años los derechos de las personas que viven con VIH/SIDA, realizó una manifestación en frente del Palacio Municipal de Conkal para denunciar el abuso de autoridad que realizan las instituciones municipales encabezadas por el alcalde Francisco Evia Gamboa con la intención de despojarlos de los terrenos donde se encuentra el refugio.

Carlos Méndez Benavides, director del centro, indicó que desde hace varios años han pretendido expulsarlos de los terrenos en los que se encuentra el refugio a pesar de que el Juzgado Unitario Agrario ya falló a favor de la posesión de los terrenos. “Existen diversos intereses en juego, como los de una constructora de Monterrey interesada en comprar esos terrenos que fueron donados en 1986 por el mismo municipio”, dijo Méndez Benavides, señalando que la actual administración municipal priista les ha negado el servicio de basura y de fumigación contra la proliferación del mosco [i]aede aegypti[/i].

También recordó que, anteriormente, recibían un apoyo de 5,000 pesos pero con el tiempo se fue reduciendo hasta desaparecer con el pretexto de que no les han permitido pintar el muro del centro con la publicidad de sus candidatos y esto, según él, es “intolerable porque somos apartidistas”, lamentando que el Gobierno del Estado no quiera intervenir a su favor. “El ex gobernador Patrón Laviada incautó unas tierras y las donó a Oasis pero entró Ivonne Ortega y lo paró todo”, criticó.

[b]Una lucha vocacional[/b]

Desde el año 1996, según recordó el director del centro, "ha sido una lucha constante". Han abierto paso y se han cubierto muchas necesidades como, por ejemplo, la instauración de prácticas de educación y concientización de la comunidad para eliminar los estereotipos asociados a esta enfermedad. “El primer caso de VIH en 1980 fue el de mi primo hermano; la familia pasó por un periodo de adaptación, de capacitación y de padecimiento y así empezamos con este trabajo”, destacó.

Dijo que entonces se dio cuenta de que también sus amigos estaban infectados, por lo que fue aprendiendo qué necesitaban para mejorar su condición de vida. “En un principio en el cual no existían medicamentos les dábamos jugos para elevar su sistema inmunológico y cuando ya llegaron viajábamos hasta la frontera para buscar el AZT, que hasta llevábamos a la cárcel. En ese entonces, el mayor apoyo que podíamos ofrecer era la alimentación y los ataúdes porque los fallecimientos comenzaban a incrementarse y algunos pacientes incluso fallecían en la calle. Por eso decidimos buscar un espacio, no sólo para dar alimento y ataúdes, sino para ofrecer una muerte digna”, señaló.

Reconoció Francisco que en ese entonces ya los países como Brasil y Canadá daban los medicamentos gratuitos, así que trabajó a nivel nacional con el Frente Nacional de Personas Afectadas por el VIH/SIDA para hacer una protesta ante el secretario de Salud de ese entonces, Juan Ramón de la Fuente, logrando que el IMSS diera los medicamentos de forma gratuita, aunque en Yucatán esto no se logró hasta el año 1999. De igual forma, expresó que también en ese entonces lograron que se abriera una clínica.

[b]La vida en el albergue [/b]

Actualmente, el refugio hospeda a 19 internos de edades comprendidas entre los 2 años hasta los 45. Este mes han recibido la solicitud de ingreso de dos niñas de Chiapas y a una familia completa de Coatzacoalcos, Veracruz. El albergue tiene una capacidad para 30 o 40 personas.

Mari, originaria de San Antonio Tedzidz, poblado de Samahil (Yucatán) es una de las mujeres que viven en el albergue. Tiene 15 años como portadora del VIH, los mismos que tiene su hijo Felipe, quien también tiene el virus. Su marido la contagió pero hasta hoy no ha querido practicarse los estudios. Comenta que desde hace 15 años ha vivido en el albergue pues su familia se desentendió de ella y de su hijo. Reconoce que al principio fue difícil entender qué era lo que le pasaba pero gracias a Francisco y al albergue ha logrado superar muchas adversidades.

Señaló que hoy tiene una pareja a la que no le importa su condición. Al contrario, la apoya y le ha abierto las puertas de su familia, que incluso le ofreció que vivieran en una casa junto con su hijo Felipe, pero ella le hizo ver que se sentía responsable de la atención de los pequeños y de los jóvenes del albergue. “Ellos son ahora mi familia, así que los acompaño al doctor, platico con ellos y les doy palabras de aliento”, comentó.

Para mayor información, se puede consultar su [a=https://http://albergueoasissanjuandedios.blogspot.mx.]página web[/a]. Necesitan donaciones.