Paul Antoine Matos
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya
Mérida, Yucatán
Martes 6 de diciembre, 2016
Frente al nuevo panorama de los migrantes en Estados Unidos, el retorno a Yucatán para trabajar la tierra en actividades productivas sustentables es una opción que emerge, porque con los dólares que ganaron han invertido en tierras, afirmaron los alcaldes de la Junta Intermunicipal Biocultural del Puuc (JibioPuuc).
En una reunión con periodistas, en el marco de un viaje organizado por la alianza México REDD+ y The Nature Conservancy (TNC), el presidente municipal de Oxkutzcab, Raúl Romero Chel, y su igual de Tzucacab, Daniel Balam Balam, consideran que es el momento de arriesgar por la tierra para fortalecer las economías locales y evitar la migración.
Romero Chel declaró que Oxkutzcab es un municipio que apuesta por la citricultura y el turismo, en especial el gastronómico, debido a la alta cantidad de restaurantes establecidos por los migrantes que retornan, tras aprender recetas en Estados Unidos, pues trabajan como cocineros. “Ofrecen todo tipo de comida, oriental, árabe, japonesa, que aprendieron en el país vecino y la aplican aquí. En Oxkutzcab encuentras una gran variedad gastronómica”.
Actualmente las tres principales fuentes de ingreso del municipio son la citricultura, las remesas y el turismo, pero se apuesta por el turismo ecológico y gastronómico, así como a la siembra de cítricos, para reducir la migración, afirmó.
El municipio, de 45 mil habitantes, tiene alrededor de siete mil migrantes en Estados Unidos, la mayoría en el Área de la Bahía de San Francisco. Al mes se reciben alrededor de 30 millones de pesos, los cuales, por lo general, se invierten en la citricultura y la adquisición de terrenos para trabajar ese sistema productivo, expresó.
Indicó que muchos migrantes envían remesas a sus padres para que trabajen el campo con cítricos y, al regresar, encuentran que su familia cuenta con hasta ocho hectáreas de terrenos productivos, que ofrecen los frutos de naranjas, toronjas y limones, entre otros.
Con la elección de Donald Trump para ser presidente de Estados Unidos, los migrantes envían el dinero a los familiares, para producir los árboles frutales, mencionó.
Afirmó que el precio de venta de las naranjas se ha incrementado en los últimos años, de 10 pesos por caja hasta los 80, los cuales son vendidos a supermercados como Wal Mart, Bodega Aurrerá y hoteles, o exportados a Miami y de ahí son comercializados a Europa.
Minneth Medina García, directora de la JibioPuuc, expresó que la citricultura es un proceso productivo sustentable en el campo, porque se evita el uso de los terrenos para la ganadería, en especial la extensiva. La idea, aseguró, es una restauración productiva, una transición que ha pasado de la sedentarización de la milpa, a la parcelización del monocultivo hasta la citricultura, “que da un mayor valor en el costo de producción de los limones, las toronjas y la naranja; además, generan abonos verdes con los residuos y pueden enriquecerse los linderos con maderas preciosas y el agro forestal”, apuntó.
Por su parte, el alcalde de Tzucacab declaró que los jóvenes abandonan el campo por ir a la ciudad, a pesar de que “la riqueza del futuro está en la tierra”. Por ello, consideró que es importante apoyar a aquellos que estudian el sector agrónomo, como el grupo de 80 personas que se encuentra en Peto, para aprender sobre agricultura sustentable.
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