Entrevista al padre Alejandro Solalinde

Paul Antoine Matos
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Jueves 10 de noviembre, 2016


[i]Todavía hay personas que creen que el mundo se encuentra en un momento en que debe dejarse del racismo y el odio para acercarse a lo espiritual y la moralidad, a una ciudadanía universal. El padre Alejandro Solalinde Guerra, clérigo defensor de los derechos humanos y crítico de las injusticias en México y el planeta, es una de esas personas que observan a la civilización en una transformación y aprendizaje.[/i]


Durante la Tercera Jornada de los Derechos Humanos, el padre Solalinde fue entrevistado por [i]La Jornada Maya[/i]. El sacerdote indicó que se necesita “tener una mirada global, extensa en el tiempo y en el espacio” para explicarnos la irrupción de personajes con discursos de odio en el mundo.

En el tiempo, expresó, es necesario vernos a “nosotros mismos como humanidad y ver el proceso de civilización que llevamos y ver que los cambios no se dan con una raya, sino en procesos. En el espacio encontramos nuestra cultura, las formas de ser. Lo que antes era particular hoy se hace más global; las migraciones provocan que las personas incidan en lo local”, expresó.

“Somos una humanidad en transformación y aprendizaje. Asimilando, manejando, procesando y sintetizando todas las épocas anteriores, pero también estamos, desde el punto de vida moral y espiritual, en una transformación de nuestra conciencia.

“Dejamos de ser una conciencia local para adquirir una universal. Dejamos de ser un ámbito parroquial, para constituirnos en una ciudadanía universal. Somos ciudadanos del mundo, pero tenemos que cobrar conciencia de eso para aceptarnos y generar una solidaridad.

“Todas las personas del mundo son nuestras familias, entonces tenemos que evolucionar para dejar formas ancestrales de dominio, de explotación del hombre por el hombre, la violencia para ser un lobo de nuestros propios hermanos”.

Expresó que en Estados Unidos se refleja el racismo contra los latinos y afroamericanos, porque las policías están a favor de los blancos y cometen crímenes que quedan impunes e, incluso, son premiados con ascensos.

[b]México herido[/b]

México, expresó, se encuentra en una ola donde convergen momentos de crisis que han marcado la historia del país. Actualmente opera un sistema capitalista de gobiernos neoliberales, tecnócratas y plutócratas.

En el país, las mujeres, los jóvenes, los campesinos, los indígenas, casi todos son victimizados, lamentó. 80 por ciento de los asesinados son jóvenes y hay registro de casos en los que la Armada ingresa a instituciones educativas para asesinar a los alumnos, aseguró.

Afirmó que el país está herido, violentado por la corrupción y la traición, en la que la Iglesia Católica simula y es cómplice.

Manifestó que, en el contexto nacional, Yucatán y Mérida deben analizar por qué se ha preservado de la violencia y destrucción de otras partes del país. Los meridanos, enfatizó, deben ser conscientes de que “no tarda en llegar y se acaba la paz”.

Enfatizó en que los yucatecos tienen que analizar la situación global, nacional y regional para prevenir la irrupción de la violencia, y entre las acciones a tomar son inventariar las fortalezas y los recursos humanos de la entidad, así como que el gobierno participe junto a las familias en la preparación y respuesta al embate de la degradación social.

Señaló que es necesario evitar el ingreso del crimen organizado, pero también las prácticas de corrupción, una labor en la que Yucatán está “a contrarreloj”.

También señaló que existen dos Méridas, la del norte y la del sur; una ciudad que aún no supera las barreras, como ocurre en la apropiación de tierras de las comunidades mayas para vender los terrenos. “La historia de Chablekal es la de todo México”, en cuestión del despojo de tierras, afirmó.

[b]Fe[/b]

A nivel mundial hay un desencanto hacia las tres religiones monoteístas más importantes –judaísmo, cristianismo e islamismo-, por la violencia y barreras que imponen, ¿cómo creer?, fue cuestionado el padre Solalinde.

“No te ofrecen congruencia, no te ofrecen solidaridad, no te ofrecen acompañamiento de los pastores para con la humanidad doliente de hoy, con tantos pobres en todo el mundo, tanto desplazado, tantas personas excluidas, marginadas.

“Tal parece que ese Dios oficial de las tres religiones no ha logrado construir un mundo más solidario y más fraterno. Las religiones pueden seguir prosperando, pero la fe se está empobreciendo. Quizá se mantienen, pero la fe y la espiritualidad han ido adelgazando”, manifestó.

“Tenemos que dejar de ser religiones divorciadas de la realidad, de la justicia, del compromiso social y la transformación; divorciadas de la preparación de un nuevo mundo, que es posible con valores de todas las religiones y todas las iglesias”.

Recordó que el secretario general de las Naciones Unidas, el portugués Antonio Guterres, durante su encargo como alto comisionado para los refugiados, convocó a una conferencia sobre espiritualidad en la que expresó que “la humanidad está debilitada en su espiritualidad, los valores de las religiones oficiales no han bastado para alcanzar a la emergencia espiritual del mundo”.

Solalinde participó en aquella conferencia, junto a otras 29 personas, lo que le permitió la reflexión sobre cómo una persona laica convoca a eso para fortalecer al mundo, pero los cristianos no lo hacen.

La religión, aseguró, es un producto humano y cultural, la forma en que se habla con Dios, se escucha y se obedece lo que dice, “es confiar en Él”. Hay que dar prioridad a lo que nos diga, sea la justicia, el ayudar y compartir lo que tenemos para que otros vivan. Nos tenemos que arriesgar para dar fruto, mencionó.

“La fe es la respuesta al reino de Dios, en el caso de los cristianos y los católicos”, indicó.

Manifestó que la Iglesia católica está en una crisis tras más de 1500 años de una organización monárquica, ajena a lo que sucede en su exterior y muda a lo que ocurre tanto en México como en el mundo.

Un ejemplo, indicó, es que en 2011, previo a las elecciones nacionales del 2012, se acercó a la nunciatura para preguntar qué planes habría para el país desde la Iglesia, pero la respuesta fue que no había nada preparado.

Por tanto, la Iglesia debe dejar de estar ensimismada en sus propios procesos y retornar a una fidelidad evangélica que sacuda la estructura económica y de poder que impide entrar al Reino de Dios. “Cristo fundó un servicio de autoridad”, agregó.

[b]Esperanza[/b]

“Sí hay esperanza para México”, manifestó tajante. El país se encuentra en una crisis de identidad, pero hay luces que pueden reconstruir esa imagen nacional para que, desde las raíces y los pueblos originarios, se forme parte de una comunidad global, expresó.

El padre Solalinde recuerda el pasaje de la llegada de Kukulkán a la península de Yucatán, desde Tula. En esa historia, la serpiente emplumada llega y se horroriza por los sacrificios humanos, porque el hombre no puede atentar contra el mismo hombre, entonces decepcionado parte hacia el golfo de México desde Campeche, prometiendo regresar en 1519 para instaurar el “nuevo sol de la unión”, menciona el clérigo.

La historia, expresa, coincide con la llegada de los españoles, pero aunque se cree que Kukulkán no cumplió con su promesa por los abusos de los conquistadores, no engañó; sólo que es parte de los ciudadanos construir un México con un alma indígena.