Foto: Rodrigo Díaz Guzmán

Especial: 14 de febrero, la nuevas relaciones

Hasta antes de la pandemia por coronavirus (COVID-19) incluso el Facebook no le era tan atractivo y sólo lo usaba para estar en contacto con unas cuantas amistades de años atrás, pero llegó el confinamiento y tuvo que suspender sus salidas al cine, a cenar, bailar o sólo ir a las plazas por un helado o un café y fue así como Adriana Corona, yucateca de 36 años, abrió su cuenta de Tinder bajo otro nombre.

Se le acabaron las ganas de estar en su cama viendo series solamente y hasta los libros que tiene en casa le pidieron descanso, fue así que Adriana compartió en esta entrevista que una amiga suya le sugirió usar Tinder.

“Entré porque una amiga me lo recomendó, incluso ella me hizo la cuenta; por cierto, dos personas me han dicho lo mismo, que son amigas o amigos les hicieron su cuenta en la red. En mi caso, mi amiga me dijo: úsala para distraerte, tal vez encuentras algo”, relata. 

Aunque los primeros meses su uso no era frecuente, confesó que ahora sí pasa al menos un par de horas charlando con algunas personas que ha conocido en la red, especialmente una.

“Los primeros contactos con los que logré charlar sí me causaban pereza porque me hacían las típicas preguntas sobre de dónde soy, cuántos años tengo y así, entonces hacían que perdiera interés”, señala.

El uso de estas aplicaciones son un secreto para la familia de Adriana, puesto que tiene primas y primos que tienen acceso a plataformas tecnológicas, pero ignora si tienen cuenta en Tinder, entonces lo hace por precaución.

“Precisamente para que no me distinguieran entre gente conocida, porque hasta cierto punto, el uso de Tinder es asociado con sexo, sólo ocupé fotos donde no se ve mi rostro, sólo mi cuerpo”. 

Para ella no ha sido fácil navegar en medio de esta virtualidad en donde al mismo tiempo estás en un mar de personas, pero sólo pocas muestran verdadero interés.

“Sólo cuatro personas fueron de mi interés: un corredor con el que tuve pláticas sanas; un jovencito que decía tener 40 años, pero lo único que enviaba eran ‘packs’; un chico que es viudo con el que platicaba de viajes y todo bien en general; otro chico más que tenía bonita sonrisa, parecía que tenía buena charla hasta que compartimos números y se puso intenso, quería hacer videollamadas, me mandaba foto de su pene o videos en donde él estaba haciendo ejercicio, pero desnudo, entonces obvio terminó bloqueado”, cuenta.

Sobre las personas que ella describió, relató que con el chico que es viudo sí aceptó salir a cenar después de varios meses de platicar, siguiendo todos los protocolos necesarios para evitar contagios por COVID-19.

Sin embargo, las medidas como el uso del cubrebocas y del gel antibacterial fueron rebasadas al perder la sana distancia, puesto que en esa ocasión tuvieron relaciones sexuales.

“Le pregunté por qué aceptó el ‘match’ conmigo y dijo que precisamente mi foto misteriosa le llamó la atención, además que le atrajo mi plática al igual que a mí la suya. Pasamos de un beso, a masajes y a lo demás”.

Después de esta experiencia, Adriana encontró a otra persona a la cual sí le puede llamar ‘ligue’ porque con él sí tiene una relación, pues hay mensajes y llamadas a diario en las que ambas partes comparten aspectos de la vida cotidiana y otras más íntimas.

“Como ya teníamos un mes hablando dije: lo quiero conocer en persona para verlo y ya, después lo voy a bloquear, pero en ese encuentro surgieron las palabras bonitas y aquí estoy en una relación virtual”.

Como último dato, Adriana compartió que a lo largo de este periodo lo que sí notó es que la mayoría de las personas que ingresan a la red están casadas. 

Sobre estas vivencias, la sexóloga Varenka Cogordan, quien radica en Yucatán, explicó que precisamente vivimos en la modernidad líquida de la que hablaba el sociólogo y filósofo, Zygmunt Bauman. “En la pandemia todo se volvió en línea, entonces las formas de relacionarnos también se trasladaron hacia allá porque este tipo de aplicaciones dan una gama ampliar de personas con las cuales interactuar sin compromiso; además en ellas las personas no tienen la necesidad de decirle a las otras que ya no quieren hablar, simplemente les dejan de hablar y ya”, explicó.

La especialista también dijo que la misma pandemia ha generado las circunstancias para que las personas tengan cierto temor de relacionarse físicamente y entonces en este momento prefieren hacerlo vía internet.

“En pandemia, muchas veces se trata de un ligue casual y sexo casual; aunque tiene sus ventajas porque si eres una persona tímida o no te gusta salir, es una opción; también si las personas se cambian de estado o país, ayuda a conocer a personas”, agregó.

Sin satanizar estos medios, la sexóloga señaló que en ocasiones sí se trata de relaciones desechables, puesto que ni una de las dos partes están dispuestas a compartir más allá de la red, aunque hay excepciones.

De acuerdo con el estudio estudio The Competitive Intelligence Unit, la población mexicana utiliza con más frecuencia las plataformas para ligar como Tinder, Bumble, Badoo, Happn  y Grindr.

 

Edición: Laura Espejo


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