Ya no pistean como antes, dicen cubeteros

Paul Antoine Matos
Fotos: Rodrigo Díaz Guzmán, Ayuntamiento de Mérida, Ayuntamiento de Valladolid
La Jornada Maya

10 de febrero, 2016

Camiones de las líneas 52 norte, Pioneros de Confort y Autoprogreso, combis, automóviles de lujo y un chatarrero, esos fueron los carros alegóricos que encumbraron el fantástico carnaval alterno de Paseo de Montejo. Los reyes legítimos, [i]Eduardo Amoroso[/i] y [i]Chanita la del Tarro[/i], se alzaron con sus coronas ante una multitud de más de 40 súbditos. Lleno total para el Monumento a la Patria.

A 18 kilómetros de ahí, el espurio [i]Jacarandoso I[/i], rey honorario y vitalicio, recorría en su trono el derrotero de Plaza Carnaval. Las miles de personas que acudieron a Xmatkuil para presenciar el desfile de carros alegóricos no fueron competencia para los seis tambores del Paseo de Montejo y los 50 turistas que visitaron la principal avenida meridana. Varios personajes estuvieron, como un niño Superman, una pequeña princesa y un jeque árabe, que seguramente vino a México para adquirir algunos pozos petroleros, cortesía de la reforma energética.

“La tradición desgraciadamente se ha perdido por malas influencias”, expresó el rey [i]Eduardo Amoroso[/i] sobre el cambio de sede del carnaval, que desde hace dos años se celebra en Xmatkuil. El soberano paseomontejista indicó que en ese tiempo no ha asistido a la comisaría.

“Desde que tengo uso de razón, el de Montejo siempre ha sido familiar, nunca ha habido altercados”, manifestó, con una batucada como fondo musical. La reina legítima, con sus lentes Ray Ban, indicó que cada quien debe hacer su carnaval en donde prefiera, aunque ella elige en el interior de la ciudad o Progreso para evitar arriesgarse al alcoholímetro de Xmaktuil. “Donde quiera que uno vaya habrá una cantina al aire libre”, aseguró [i]Chanita la del Tarro[/i].

El Carnaval de Montejo, que no de la Montejo, recorrió toda la avenida hasta el Remate. Mientras, en las goteras de la capital yucateca, camino a Xmatkuil, dos perros muertos por atropellamiento aparecieron en la carretera que une el recinto ferial con el periférico de Mérida. Desde un autobús del transporte urbano, un usuario lanza su lata de cerveza Sol a la calle, sin importarle el entorno.

Una noche antes, durante el lunes regional, [i]Jacarandoso I[/i], vestido de mestizo, anunció su llegada repartiendo bolis, en plena heladez, con un carrito como los que se posan en las primarias a la hora de la salida. Pero el fuego de los guerreros mayas brindó calor al público asistente.

La presencia de las fuerzas policiales no pasó desapercibida. Un payaso calló al público cuando estos pasaban, no fuera que decidieran llevarlo al tambo por bullicioso. Aunque también tuvieron gestos amigables, ya que en la entrada principal al recinto los perros de narcóticos disfrutaban de las caricias y los visitantes pudieron tomarse fotografías con ellos.

Los fuegos artificiales aterraron a una niña de dos años, al dispararse a menos de 20 metros; el olor del aire estaba saturado de pólvora. Minutos después, ella sonreía, al observar los colores verdes y rosas explotando en el cielo nocturno.

Alternando entre lo regional y lo comercial, el carnaval del lunes permitió escuchar emblemáticas canciones de la trova y la jarana yucateca, acompañadas de los últimos [i]One Hit Wonders[/i] del pop, lo electrónico y la bachata internacional.

De regreso a la Batalla de las Flores, ayer, los niños se subían a los árboles para intentar ver mejor a los carros alegóricos, seguramente causando gran enojo entre los vecinos de Cordemex. Como en las fiestas infantiles (o en las elecciones) todos luchaban por alcanzar un vaso, una camisa o unas galletas de regalo, sin importar su edad.

Escándalo en el carnaval de Xmatkuil y sus valores de convivencia, atentando contra las familias: una madre daba chuchú a su bebé, ante las miradas ofendidas de los bailarines con torsos musculosos y desnudos y mujeres esbeltas cuyos bikinis apenas soportaban el peso del recorrido.

El orgullo homosexual también asistió al carnaval, aunque no hubo tantos “disfrazados” de mujer, de esos que aseguran hacerlo sólo por la fecha. Una bandera del arcoíris y un hombre con una camisa en la que se leía “yo soy gay, ¿y tú?” fueron los representantes en la fiesta de la inclusión.

Desde que estuvo en Paseo de Montejo hasta Xmatkuil, el carnaval ha cambiado. Una familia, madre, hijo y abuelos, indicaron que es mejor ahí, dado que antes era imposible moverse por las multitudes que acudían. Unos jóvenes señalaron que es más cómodo en el recinto ferial, porque los baños son más accesibles y, al terminar el desfile, pueden disfrutar de las actividades que se ofrecen.

En cuestión de seguridad, personal médico del gobierno del estado y de Protección Civil concordaron en que este año estuvo tranquilo y poco alcohol corrió, debido a los retenes que intimidan al consumo. Esa fue la principal queja de los vendedores, junto con el frío.

Uno consideró que tanto la heladez como los retenes aterraron a los alcohólicos que acostumbraban a emborracharse frente al Palacio Cantón y las Casas Gemelas; “ya no pistean”, manifestó con tristeza, una verdadera pena en el estado con más elevado índice de consumo de alcohol en el país. ¿Qué pensarán Grupo Modelo y Patito de las declaraciones del vendedor?

Los últimos carros alegóricos terminaron su recorrido. Por tercera ocasión, Xmatkuil fue sede del carnaval de Mérida, y poco a poco las voces críticas a se van haciendo menos.