Katia Rejón
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Viernes 20 de julio, 2018

La recuperación del patrimonio natural como parte de la cultura e historia de la humanidad, la importancia de los museos como generadores de memoria y nuevos discursos y la renovación de los museos para atraer a más público, fueron algunas de las ideas que José Enríquez Ortíz Lanz, coordinador nacional de Museos y Exposiciones del INAH y Giovana Jaspersen, directora del Museo Regional de Antropología de Yucatán Palacio Cantón, conversaron durante la presentación “no convencional” del catálogo de la exposición La flor en la cultura mexicana este 18 de julio.

“Cuando una exposición finaliza, el único testigo que tenemos es un catálogo. En el Palacio Cantón hemos tenido 18 exposiciones en cuatro años y medio y este tipo de publicaciones son un registro de las distintas visiones del mundo que hemos tenido a través del tiempo. Las flores son efímeras y esto puede ser una metáfora de la vida”, comentó Jaspersen al inicio de la plática.

La directora del museo presentó a Ortíz Lanz como “uno de los especialistas en museos que se ha distinguido por romper esquemas, haciendo exposiciones y apoyando proyectos emblemáticos como Ko’olel, la primera exposición con enfoque de género que se realiza desde el instituto”. Además de ser quien ideó la exposición de La flor en la cultura mexicana.

Los dos funcionarios destacaron la designación de Diego Prieto, titular del INAH, como el primer servidor público ratificado a nivel federal. “Tenemos un director que ha pasado la barrera de lo sexenal y esto permite una política pública de continuidad, algo difícil en el sistema mexicano”, agregó Jaspersen.

Sobre lo que viene para el INAH, y en especial para Ortiz Lanz al frente de 160 museos que forman parte del instituto, el coordinador nacional contestó que primero es importante concluir las etapas. Sin embargo, apuntó que el pronunciamiento de Alejandra Frausto es significativo porque no apuesta sólo a una persona [Diego Prieto] sino al instituto.
“Es importante decir que el INAH está a punto de cumplir 80 años y ha sabido romper con sus cargas y tradiciones para renovarse y ser parte de varias rupturas. La primera es priorizar la estructura nacional sobre la visión central. Será fundamental que los museos entren en contacto con las comunidades del interior de los estados y hacia el centro”, explicó Ortíz Lanz.

Agregó que -como se dio a conocer recientemente con las estadísticas del INEGI- un gran porcentaje de mexicanos no ha ido al museo, por lo que es necesario romper esquemas para invitar al público y crear nuevos discursos.

“El museo tiene una carga simbólica. De alguna manera, cuando algo entra al museo, esto se resignifica. Tenemos que ser proactivos con los discursos que van a cambiar el siglo XXI y uno de ellos es la equidad de género. La historia nacional sigue siendo masculina, difícilmente hablamos de heroínas. Pero más allá de protagonistas, y la exposición de Ko’olel es un ejemplo de ello, hay que rescatar los movimientos sociales”, comentó.

Giovana Jaspersen dio a conocer que al comenzar la renovación del Palacio Cantón, éste se encontraba en el número 21 a nivel nacional y al cerrar el 2017 estaba en el número 13. “Escalamos en cuatro años especialmente por la participación activa de la sociedad. El año pasado tuve la fortuna de que el Gobierno del Estado me invitara a escribir en uno de los tomos de la Enciclopedia Yucatanense precisamente sobre los museos. Incluimos museos comunitarios, espacios expositivos que se catalogan como galerías pero que cumplen con la generación de exhibiciones e información y al final contamos más de 50 espacios expositivos. Esto es invaluable por la posibilidad de generar una política compartida”, agregó Jaspersen.

Sobre este punto, Ortíz Lanz recordó que el fin de los museos es lúdico y de educación no formal, no como generadores de recursos económicos. Su papel, explicó, es no lucrativo.
Sin embargo, su labor ha sido golpeada por temas de inseguridad y violencia. Como ejemplo, puso al Museo Nacional de Antropología e Historia y el papeleo que cada niño necesita para hacer una visita escolar, pues necesita -además del permiso escrito de los padres-, un permiso de la Secretaría de Educación Pública al profesor, transporte, alimentación y seguro. “Hemos burocratizado tanto nuestra propia administración que nos hemos vuelto inoperantes. Una de las grandes tareas de la nueva administración es volver al espíritu original, que el 70 o 75 por ciento del público sea escolar”, añadió.

El valor que José Enríquez Ortíz Lanz le da a los niños dentro del museo se remonta a una anécdota personal, pues cuando el hoy coordinador nacional de Museos y Exposiciones del INAH tenía 11 años, se escapó de la escuela para ir a un museo, mismo al que le negaron la entrada porque “los museos no son para niños”.

Giovana Jaspersen comentó que en los museos de Estados Unidos la entrada a los menores es muy limitada. En contraste, el Palacio Cantón ha intentado construir una agenda cultural académica para todos los públicos, añadiendo cedularios a la altura de los menores, modulados en lengua maya y español “para celebrar el biculturalismo de nuestro estado”.

Sobre la exposición y catálogo de la Flor en la cultura mexicana, comentaron que las flores están normalizadas en el paisaje cotidiano, y acompañan a las personas desde el nacimiento hasta la muerte, aunque a lo largo de la historia contemporánea se han centrado en lo femenino.


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