Mónica Mateos-Vega
Foto Roberto García Ortiz
La Jornada Maya

Ciudad de México
Lunes 5 de febrero, 2018

El Estado mexicano, a escala nacional, es racista, y al denominar mestizos a algunas personas, los convierte en nada, "pues los indígenas tienen identidad, los demás no. El Estado se la quita, se la esconde, por ejemplo, al no existir una política que asegure el desarrollo de las lenguas originarias, pues más que su rescate, necesitamos que tengan un uso social, no simplemente pretender salvarlas de la extinción".

Es el tema que pone a discusión el etnólogo José del Val, director del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad (PUIC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a propósito de la celebración, el 21 de febrero, del Día Internacional de la Lengua Materna.

Hace cuatro años se creó el PUIC-UNAM para realizar, promover y coordinar investigaciones sobre problemas sociales de México y otras regiones, en el contexto de la diversidad cultural y la interculturalidad, y así aportar nuevos conocimientos.

Entre otras acciones, desde ahí se impulsan los festivales de Poesía las Lenguas de América Carlos Montemayor y el Oaxaca Negra, este último para mostrar la complejidad regional de la Costa Chica, en torno a una temática común: su población negra.

En el ámbito literario, explica el etnólogo Del Val en entrevista con La Jornada, se ha logrado que ya no se hable de poesía indígena, sino simplemente de poesía, sin etiquetas, “pues ha habido un florecimiento extraordinario; sin embargo, el sistema educativo del país no contempla la enseñanza de las lenguas originarias, es decir, no se está pensando en la construcción de un México plurilingüe ni pluricultural, como dice la Constitución.

“En ninguna región de nuestro territorio las lenguas indígenas tienen un uso social efectivo. ¿Cómo es posible que 50 por ciento de los habitantes de la península de Yucatán hablen maya y no existan una sola primaria, secundaria, preparatoria o universidad en ese idioma?

“La idea del Estado centralista, o lo que llamo ‘aztequismo priísta’, es generar un modelo de sociedad que no reconoce las diferencias, por tanto, no permite ni el desarrollo ni la expansión de las lenguas para su uso social en la vida cotidiana.

"La discriminación racista modula la cultura nacional, el ejemplo más claro es que para el proyecto educativo oficial lo más importante es que todos hablemos inglés, para convertirnos en gringos completamente. Se trata de la estrategia estadunidense: se llevan a los jóvenes mexicanos, meten a los neoliberales educados a sus universidades, con su modelo de sociedad. Después, cuando regresan y están en el poder, nos quieren imponer el modelo gringo, pero además a lo tonto, porque son muy ignorantes".

Del Val considera que es una muestra de paternalismo racista hablar de "rescate" o "promoción" de una lengua indígena, porque son los portadores los únicos que deben decidir qué hacer con su lengua, “nosotros no tenemos atribuciones para ello. Pero el propio Instituto Nacional de Lenguas Indígenas ha metido el desorden.

[b]¿Para quién se traduce?[/b]

"Por ejemplo, es una torpeza estar en la dinámica de traducir poesía y libros cuando las personas no hablan ni escriben su lengua. ¿Para quién son las grandes colecciones en lenguas indígenas, si quienes las hacen no saben para qué, y quienes las reciben no saben cuál es el sentido? Hay una serie de capas ideológicas de folclor y comercialización, pero no una claridad en la construcción de un país plurilingüe. Implica un esfuerzo de otra envergadura".

Precisamente, continúa el director del PUIC-UNAM, una de las estrategias impulsadas por la máxima casa de estudios es el Festival de Poesía las Lenguas de América, así como la creación de premios entre otros foros.

El etnólogo recordó que "un compañero de ruta impecable" en este esfuerzo por desarrollar las lenguas originarias fue el escritor Carlos Montemayor. “Él comenzó a reunir escritores, sobre todo poetas, para trabajar con ellos en talleres durante dos o tres años por toda la República Mexicana. Pudo hacerlo porque era un políglota extraordinario.

"Después nos acompañó cuando nos propusimos hacer el diccionario del náhuatl actual, el que se habla en México, el que está vivo, con las palabras que usamos. Por cuestiones de salud, no pudo estar Miguel León-Portilla, y Carlos asumió el proyecto, primero con dos o tres colaboradores, al final había 50 personas involucradas".

Ese libro es "una obra definitiva", de la que se lanzó recientemente una edición conmemorativa, pero falta hacer más trabajo, insiste Del Val, “parece una labor titánica, sobre todo en un país que se está desmoronando debido a instituciones desconectadas y cobardes que quieren que los privados resuelvan los problemas.

"Pero hay resistencia, hay más poetas que nunca y una presencia notoria de mujeres, desde hace años el liderazgo indígena dejó de ser exclusivamente masculino. Eso es lo importante que debemos seguir impulsando y poniendo a discusión", concluyó.


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