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Eduardo Lliteras Sentíes
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Jueves 20 de diciembre, 2018

Tras el tormentón, la calma chicha. Luego de que se había anunciado un recorte en el presupuesto para las universidades públicas, y el consecuente rasgamiento de almidonadas vestiduras universitarias (a las que ya se sumaba la dirigencia priísta nacional), el presidente, Andrés Manuel López Obrador, corrigió y dijo que se trató de un “error” que sería enmendado.

Algunos criticaron que un “error” de esa magnitud se cometiera desde el gabinete; otros señalaron que es inusitado que un presidente mexicano reconozca que se equivocaron en su gobierno y que anuncia que habrá corrección.

“Se va a corregir, hacen falta de 4 a 5 mil millones de pesos. Yo había hecho un compromiso, seguramente ustedes lo recuerdan. Como presidente electo fui a la Anuies y dije que si no aumentaba el presupuesto de las universidades públicas, no iba a disminuir, que iba a ser el mismo de este año más inflación. Esto no se estaba cumpliendo y por eso se tomó la decisión de corregir este error”, señaló el presidente en referencia al Presupuesto de Egresos de la Federación 2019, tras los cuestionamientos y críticas al recorte a las universidades.

Es decir, las élites universitarias podrán respirar tranquilas luego de que el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que “se cometió un error en la presentación del presupuesto, porque hice el compromiso de que no se iba a reducir el presupuesto de las universidades; se les va a entregar a las universidades lo que les corresponde”.

Como ha sido la tónica, la UADY y su rector, José de Jesús Williams, no hicieron mucho ruido al respecto, pero sí firmaron un par de desplegados, muy bajita la mano.

Por ejemplo, en uno de estos desplegados firmados por el rector de la UADY se decía que “ante la publicación de la propuesta de paquete presupuestal que ha sido enviada a la H. Cámara de Diputados, un grupo de 80 instituciones de educación superior, investigación, desarrollo tecnológico e innovación manifiesta su preocupación y desconcierto ante la reducción de asignaciones reales para entidades del gobierno e instituciones de educación superior, investigación e innovación en el país, destacando en especial la caída de más del 12 por cierto para el Conacyt”.

Señalaban también que “lejos de cerrar la brecha el 1 por ciento del PIB que desde 2002 se marca como objetivo en la Ley de Ciencia y Tecnología, esta propuesta es sumamente regresiva y colocaría a la cabeza del sector en un nivel de recursos similar al de 2011 en montos ajustados a la inflación”.

En conclusión, hacían “un respetuoso y urgente llamado a la H. Cámara de Diputados a que, en uso de sus atribuciones, revise el proyecto de presupuesto y haga y las adecuaciones pertinentes para el 2019 con estas consideraciones y tomando en cuenta el compromiso que se contrajo de no reducir en términos reales los recursos destinados al sector de ciencia, tecnología e innovación”.

[b]La nomenclatura universitaria[/b]

También hubo alumnos universitarios que se sumaron en redes sociales al debate. Algunos, cuestionaron los sueldos de la nomenclatura universitaria, al grado de que la misma UNAM, en un comunicado publicado en Twitter, dijo que “ante el alud de bots y algunos jóvenes que piden auditoría a las universidades, les recordamos que la UNAM fue la primera institución en presentar sus estados financieros auditados a la Cámara de Diputados. Lo hace cada año, desde hace casi 20”.

En realidad no eran tantos los bots, y sí muchos estudiantes que externaban cuestionamientos a los privilegios de las castas universitarias, las que viven en algunos casos en auténticas torres, no de marfil, pero sí de ingresos dorados.

Como señaló el periodista Julio Hernández de [i]La Jornada[/i], “debe corregirse la pretensión de reducir el presupuesto a universidades públicas, ciencia, tecnología y cultura. Pero también deben frenarse los excesos de élites, sobre todo en universidades bajo dominio de caciques y facciones, que confunden autonomía con opacidad y despilfarro”.

[b]Universidades como feudos[/b]

Hernández López argumentaba que “una gran parte de las universidades públicas se han convertido en feudos de grupos y líderes con camarillas directivas casi eternas y con uso discrecional del presupuesto. Urge auditar, airear, democratizar esas islas”.

La reacción de la UNAM no se hizo esperar, y tras la petición del presidente Andrés Manuel López Obrador a las universidades públicas de que apliquen medidas de austeridad, el rector Enrique Graue anunció que reducirá su salario. No dijo en cuánto, eso sí.

En Twitter anunció que coincidiendo con la visión de austeridad marcada por el Presidente de la República, el rector Graue regresará parte de su salario a la Tesorería a partir de la primera quincena de enero, y presentará el programa de austeridad de la UNAM.

Al respecto, cabe destacar el silencio de la UADY y de su rector, José de Jesús Williams. No hay anuncio de austeridad en la universidad pública de Yucatán, de alguna reducción de sus voluminosos sueldos y prestaciones. Este tema, por cierto, mencionado de forma recurrente en los últimos años, así como el del nepotismo, practicado en dicha Casa de Estudios.

[i]Mérida, Yucatán[/i]
[b]www.infolliteras.com[/b]
[b]@infolliteras[/b]


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