Tras una lucha de casi tres décadas del pueblo wixárika, este sábado la Ruta Wixárika fue inscrita en la lista de patrimonio mundial de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés).
El proyecto de resolución aprobado poco después de las 10 de la mañana de este sábado en la sesión 47 del Comité del Patrimonio Mundial hizo hincapié en que el itinerario sagrado Tatehuarí Huajuyé (El camino de nuestro abuelo Fuego) es una de las rutas precolombinas aún en uso más representativas en América.
Detalla que se trata de un testimonio excepcional de la persistencia de las tradiciones culturales del pueblo wixárika y un ejemplo excepcional de la interrelación entre la cultura y el entorno natural en las prácticas espirituales de ese pueblo originario.
La sesión donde se aprobó la inscripción de la Wirikuta fue transmitida a través de su sitio web
En ella se dió el análisis final de la propuesta sobre la serie de 20 partes componentes de un corredor de más de 500 kilómetros por los estados de Nayarit, Jalisco, Zacatecas, San Luis Potosí y Durango; asistieron los representantes del Consejo Regional Wixárika para la Defensa de Wirikuta y sus Lugares Sagrados Santos de la Cruz y Totupica Candelario.
Previamente, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) difundió que el valor universal excepcional de la ruta wixárika se basa en la vinculación de los sitios sagrados con elementos fundamentales de esa tradición, como el fuego, la lluvia, el maíz, el peyote, el águila real, el lobo o el venado, a través de actividades rituales tradicionales y sofisticadas que abarcan el cultivo, la caza, la recolección y la pesca.
Detalló que la combinación de peregrinaciones ceremoniales a sitios sagrados naturales, prácticas agroforestales ancestrales, arquitectura vernácula, el modelo arquitectónico de los templos y los ciclos rituales que giran en torno al cultivo del maíz wixárika, constituye el testimonio vivo más excepcional de los modelos culturales milenarios de Mesoamérica.
Se advierte, sin embargo, que estas áreas podrían verse sometidas a importantes presiones debido a la minería, la urbanización, el uso de tierras privadas y un turismo culturalmente inapropiado, en particular relacionadas con el consumo de peyote.
La iniciativa surgida hacia finales del siglo pasado tuvo de fortaleza la preponderante participación de las comunidades wixaritari respaldadas por los gobiernos federal, a través del INAH, y estatales vinculados.
Se establecerá una Unidad de Manejo para coordinar la gestión del bien serial y la implementación del Plan Integral de Manejo, Conservación y Salvaguardia (2024-2030) con enfoque biocultural. Se cuenta con un sistema de protección y monitoreo, administrado por el Consejo Regional Wixárika.
Turismo cultural inapropiado, una amenaza
En entrevista con La Jornada, Francisco Vidargas, titular de la Dirección de Patrimonio Mundial del INAH, refirió que los wixaritari comunicaron a la instancia federal su preocupación por el surgimiento de desarrollos turísticos en estas zonas, impulsados por el tema tan trasnochado de ese turismo cultural que quiere ir a Wirikuta a consumir peyote y con eso decir que se siente identificado con el pueblo wixárika, aunque el riesgo se ubica más cercano a Real de Catorce, que colinda con el último punto del itinerario sagrado.
Resaltó los intereses económicos que afectan Wirikuta, sobre todo, de mineras y terratenientes. En la Sierra Madre Occidental, donde están las comunidades más importantes en Jalisco, la propiedad de la tierra ha provocado que en años pasados asesinen a líderes wixárikas que defienden su territorio.
El presidente Andrés Manuel López Obrador firmó en 2023 un decreto que prohíbe a las mineras continuar la explotación en cinco sitios sagrados wixárika, entre los que están Cerro Gordo, en Durango, y San Blas, en Nayarit, que también forman parte de la ruta propuesta a la Unesco para ser integrada como bien cultural de la humanidad. Se vincula a la creación del Plan de Justicia Wixárika, O’dam-Au’dam, Náayeri y Mexikan.
Una de las demandas de los wixaritari fue que se protegiera la ruta del vandalismo, pues está formada por elementos muy pequeños y frágiles, como puede ser un riachuelo en el camino o un montículo, así como algunas construcciones, como en Cerro Gordo, donde hay una edificación de adobe; en la isla en San Blas, por ejemplo, el sitio sagrado para ellos puede ser un cerro, un árbol, una piedra, mencionó Vidargas.
Sitios ceremoniales desprotegidos
Explicó que los wixaritari van dejando ofrendas en esos sitios “que están inmersos en el gran paisaje natural del recorrido que carece de protección o cercados, algunos incluso están dentro de propiedades privadas a la que dueños les permiten transitar y hacer ceremonias, como Cerro Gordo, en Durango.
Aunque la propuesta se inscribió con el título Ruta Huichol por los sitios sagrados a Huiricuta, se esperaba que éste fuera modificado con el concurso de uno de los países que tienen voz y voto en el Comité del Patrimonio Mundial, para que se registrara como Ruta Wixárika por los sitios sagrados a Wirikuta. Creemos de elemental justicia que se nombre correctamente el sitio, expresó Vidargas.
La nueva inscripción contempla la creación de una Unidad de Manejo para coordinar la gestión del bien serial y la implementación del Plan Integral de Manejo, Conservación y Salvaguardia (2024-2030), y contempla un sistema de protección y monitoreo, administrado por el Consejo Regional Wixárika.