Lanza Pronatura programas para evitar deforestación en Campeche

Graciela H. Ortiz
Foto: Notimex
La Jornada Maya

San Francisco de Campeche
Martes 22 de octubre, 2019

Durante 2018, Campeche se mantuvo entre los estados que más perdieron cobertura forestal perdieron en el país, con un poco más de 40 mil hectáreas de selvas, revelaron Global Forest Watch (GFW) y World Resources Institute (WRI).

La tala para la agricultura y la ganadería es una de las mayores causas, entre otras, para que ello ocurra, y ya desde hace varios años acontece la muerte de abejas y otros animales, así como cambios climáticos, debido a la deforestación para las plantaciones de soya transgénica y la mayoría de esos plantíos los realiza la comunidad menonita.

"Ese es un tema muy fuerte, sobre todo en la zona de Los Chenes. Lo que nosotros estamos haciendo ahora es ayudar al gobierno del estado de Campeche, para que tengan un sistema de información de alerta, porque ahora el gobierno federal está canalizando muy pocos recursos al medio ambiente, tanto a la sociedad civil como a nivel gobierno; entonces estamos tratando de usar tecnología que permita identificar en dónde están sucediendo ese tipo de desmontes", explica María Andrade Hernández, directora de Pronatura Península de Yucatán.

Precisa que cuando se identifican esos desmontes ilegales se llama a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y a la Gendarmería Ambiental, otra estructura federal, que ayuda a la Procuraduría en los operativos.

"Y el reto es que la Profepa actúe, todas las zonas que el gobierno tiene catalogadas como selvas y bosques no se pueden deforestar", afirma.

Pero asegura que son los ejidatarios los que rentan o venden el usufructo de los terrenos de uso común para la siembra.

[b]Terrenos ejidales[/b]

Explica que los terrenos ejidales tienen dos vertientes: parcelas y uso común; estos últimos no han sido divididos oficialmente y entonces la decisión de qué hacer con ellos compete a la asamblea ejidal.

"Ahí existe un vicio: los ejidatarios le dan a las autoridades un dinero y le facilitan a terceros ese tipo de acciones, pero esa es una cuestión de usos y costumbres; ellos mismos les venden, les rentan o les dan el usufructo de esos terrenos comunes a los menonitas", manifiesta.

Agrega que en teoría, legalmente, los terrenos de uso común no se pueden vender. "Esas son atribuciones del ejido, pero ¿qué tiene que hacer la autoridad? Si bien no puede meterse en las atribuciones del ejido, sí puede actuar para que no deforesten y es ahí donde está el segundo problema: se supone que ante cualquier ilícito la Profepa tiene que intervenir".

Asegura que les han tocado casos en Campeche, "donde vas a la Profepa y te contestan que no hay dinero para la gasolina y que no tienen personal; nosotros le hemos ofrecido la gasolina e igual no asisten".

[b]Desarrollo rural sustentable[/b]

Justamente para evitar la deforestación, la contaminación del agua y sedentarizar la milpa, Pronatura está llevando a cabo el programa Desarrollo Rural Sustentable.

Andrade Hernández indica que el ganadero tradicional deforesta para meter el ganado. Primero realiza agricultura, pero el terreno sirve unos tres o cuatro años, cuando se empobrece y ya no rinde, vuelven a deforestar.

"Ese es el tema de roza, tumba y quema que hacían los mayas, sólo que ellos dejaban descansar el terreno unos 15 años; en cambio aquí lo hacen todo el tiempo, entonces ese sistema, si se hace cada año, empobrece los suelos", sostiene.

El programa que están desarrollando se llama silvopastoriles, en el que hay una combinación de pastos y especies arbóreas que las vacas pueden ramonear y de esa manera no hay cantidad de potreros, "sino que hay un lugar más o menos arbolado, al tiempo que ya se ha identificado una especie, un árbol que se llama leucaena, que es muy nutritiva para los animales".

Puntualiza que están enseñándole a las comunidades que existen prácticas menos agresivas al medio ambiente, de ese modo se logra que la gente no siga tirando más selva y que el ganado lo concentren en áreas más pequeñas, con un rendimiento mayor que el de la manera tradicional. "Ahora tenemos ejemplos de esto en Tizimín, Hopelchén y Escárcega".

[b]Agricultura de Conservación[/b]

La otra vertiente se realiza con la agricultura y se llama Agricultura de Conservación, que básicamente está basada en que en la siembra se utilicen abonos e insecticidas orgánicos, "lo que hace que el suelo se mantenga; todo lo que es hojarasca nutre el suelo, sirve como abono. Se dejan de usar agroquímicos, entonces evitamos la contaminación del agua, porque generan sus propios abonos e insecticidas de manera natural".

Asegura que con esta técnica están bajando entre un 15 y 25 por ciento de inversión en la siembra, "porque no compran ni el abono ni el insecticida".

Más adelante cuenta que tienen entre 180 y 200 hectáreas para hacer proyectos modelos, "y ya vino gente de Calakmul a Hopelchén a conocer cómo está eso".

"La gente del campo va a aprender si tiene un beneficio tangible y ve por sus propios ojos, porque son años y años de cultura de hacer las cosas como ellos aprendieron de sus papás y de sus abuelos, es algo que lleva mucho tiempo", concluye.