Jairo Magaña
Foto: Fernando Eloy
La Jornada Maya
San Francisco de Campeche
Lunes 2 de marzo, 2020
Pescadores ribereños y de altura aprovecharon lo que debió ser una reunión para establecer nuevos mecanismos sustentables en la actividad, para plantear a la representación en México de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) los problemas que tiene el sector, particularmente por la mala implementación de las vedas, la falta de inspección y vigilancia marítima, y la llegada tardía de los recursos provenientes de programas federales.
En la reunión, Francisco Romellón Herrera, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Pesquera en Campeche (Canainpesca), se dirigió a Cecilia Quiroga Brahms, representante de la FAO en México, refiriéndole que el sector pesquero está en decadencia.
Tanto pescadores ribereños como de altura solicitaron a Quiroga Brahms que presente sus quejas ante las personas correctas: al presidente Andrés Manuel López Obrador; a Manuel Villalobos Arámbula, titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader); Raúl Elenes Angulo, comisionado nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), y Pablo Arenas Fuentes, director del Instituto Nacional de Pesca (Inapesca).
Los pescadores se quejaron de la falta de inspección y vigilancia por parte de las autoridades, refiriendo que esto genera que haya depredación intensa en el mar de Campeche, particularmente de especies como pulpo maya y pepino de mar, así como el robo de motores fuera de borda, cuando las lanchas están inactivas, y que se den asaltos en altamar; especialmente a los ribereños. También expresaron que los combustibles continúan al alza mientras disminuye el subsidio que otorga el gobierno federal, además que llega tarde a los estados.
Romellón Herrera recordó a los presentes que algunos funcionarios ya estaban en funciones hace tres años, cuando el Inapesca llevó el Buque de Investigación Pesquera y Oceanográfica (BIPO) a la costa campechana a fin de realizar un estudio de prospección que serviría, en primer lugar, para monitorear el espectro de biomasa actual en el golfo de México.
Seguidamente, esos resultados serían utilizados para, de ser necesario, modificar el calendario de vedas; de manera que los pescadores tuvieran los permisos correspondientes en los momentos adecuados de madurez del producto marino, ya que en diversas especies la explotación es con ejemplares pequeños y aun en pleno desarrollo y no hay nadie que intervenga.
Un tercer aspecto iba a ser la apertura de 15 mil kilómetros de zonas que por 25 años han estado restringidas a la navegación pesquera, especialmente para el uso de sistemas de arrastre como el que utilizan las embarcaciones camaroneras de altura. La captura de este crustáceo, abundó, ha bajado considerablemente en los lugares donde comúnmente se realiza.
“La primera veda del camarón café fue en 1993. Para ese entonces pescábamos al menos 15 mil toneladas y hoy apenas obtenemos 4 mil; la primera veda del camarón blanco fue en el 94 y para ese entonces sacábamos alrededor de 8 mil toneladas; hoy apenas y rondamos las 2 mil 500”, argumentó Herrera Romellón a la funcionaria, que en todo momento anotaba los puntos más sensibles a su consideración.
“Hoy estamos aquí para hacer un grito de auxilio”, dijo el líder pesquero, agregando que no se ha cumplido con la apertura del área restringida en el golfo, y donde ya está comprobado que hay producto y que Petróleos Mexicanos ya no utiliza los ductos instalados en la zona.
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