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La Jornada
21/06/2025 | Ciudad de México
El futbol es un territorio en disputa entre México y Argentina. En la historia de la Copa del Mundo y torneos de clubes como la Copa Libertadores, los países de Cono Sur y la parte norte del continente observan desde hace años la agitación y rivalidad que existe cada vez que uno se enfrenta al otro. El Mundial de Clubes no es la excepción. En un centenario estadio Rose Bowl convertido en una caldera humeante, cerca de 57 mil 393 personas cantaron a todo grito, saltaron, ondearon banderas, desafiaron la distancia geográfica pese al empate del Monterrey 0-0 ante River Plate en la segunda fecha del torneo en Estados Unidos.
Desde horas antes y hasta el final del partido, la anunciada promesa de un marco esplendoroso, colorido, en el que la identidad de miles de seguidores riverplanteses se contrapuso con el clamor de una multitud de regiomontanos cambió en expresiones de antagonismo la normalidad de la fase de grupos. “Borom bom booom/ borom bom booom/ es el equipo de Don Ramón”, “Tómala vooos/ dámela a mííí/ hoy no te salva ni el Chapulín”, cantaron los Millonarios de forma irónica, al recordar los icónicos personajes de Roberto Gómez Bolaños en El Chavo del 8 y El Chapulín Colorado. La respuesta no se hizo esperar.
“¿Qué se sentirá irse a la B?”, mostraron en una bandera integrantes de La Adicción, principal grupo de animación de los Rayados, con los escudos de River y Tigres volteados de cabeza, en medio de un fantasma que recordaba el descenso. Los argentinos perdieron la categoría en 2011 y jugaron durante una campaña en la B Nacional, segunda división del futbol argentino.
Sobre el terreno de juego, las acciones más peligrosas las generó River. El español Sergio Canales y Lucas Ocampos acercaron al Monterrey con remates de media distancia, pero el mediocampista Franco Mastantuono, fichaje estrella del Real Madrid con sólo 18 años, desequilibró y avanzó hasta el arquero Esteban Andrada con un repertorio de regates y jugadas de primer nivel. Sin embargo, le faltó el gol.
A los Millonarios, un triunfo le garantizaba sellar el boleto a los octavos de final del Mundialito. Tras el empate, tendrá que disputar con el Inter de Milán el primer lugar del Grupo E –ambos tienen 4 puntos- mientras que los Rayados, que tienen dos unidades y serán rivales del japonés Urawa Reds en la última jornada, dependerán del resultado entre los dos punteros para saber si con un triunfo pueden avanzar de fase.
Este sábado, los dirigidos por Torrent estuvieron lejos de la imagen que mostraron al mundo ante el subcampeón de la Liga de Campeones. Kevin Castaño, de River, recibió la tarjeta roja por doble amarilla.
Edición: Fernando Sierra