Kálmán Verebélyi
La Jornada Maya

San Francisco de Campeche, Campeche
Martes 27 de diciembre, 2016

Me dicen [i]La Huacha[/i] por mi papá. A él le gustaban mucho los carnavales, no se perdía ni uno. Siempre se disfrazaba, iba en la comparsa. En una ocasión, no recuerdo el año, el baile, la trayectoria; lo cansaron y se quitó los zapatos. Entonces uno le dijo que parecía una huacha. Se le quedó el apodo, yo lo heredé, mis hermanos, mis hijos también- relata Tomás Arteaga, personaje conocido hace medio siglo, pero no por su profesión actual, la ebanistería, sino porque era el mejor pítcher de Campeche.

Viejos aficionados aseguran que, durante su carrera en el beisbol, La Huacha lanzaba con tanta fuerza las rectas y con tanto engaño las curvas que directivos de los Diablos Rojos de México se fijaron en él. Se lo llevaron a la capital, pero duró poco; no por falta de habilidades sino por sus amigos, uno de ellos la copa, que lo jalaban muy a menudo. Los Diablos lo mandaron de vuelta a Campeche, donde volvió a ser lo que antes fue: pescador ribereño.

Platicamos con Tomás en el barrio de San José, a una cuadra del Seguro Social, donde tiene amarrado un silloncito mecedor de niño con una cuerda a la reja de una ventana. El nudo es de pescador, el área de trabajo, el respaldo está en una posición horizontal perfecta. “Así me acomodo mejor, está mi altura. Hay gente que hace el trabajo sentado, pero se retuerce tanto que luego le cuesta trabajo levantarse”, señala.

Las manos de [i]La Huacha[/i] no paran: teje la sexta capa, apenas le faltan dos esquinas para terminar. Utiliza plástico, no por la modernidad sino por falta de material adecuado, resistente: el bejuco. “Ya no hay, no lo encuentras en Mérida, o sólo con suerte y con gran dificultad. Hace poco pude sentir el deleite de tejer con el bejuco. Lo consiguió el dueño del sillón. Pero apenas era un manojo, sólo dio para un sillón. Los otros esperan ser reparados”, recuerda.

Tomás Arteaga es un hombre delgado, rayando lo diminuto, viste camisa y pantalón que los hombres que se ganan la vida usan en Campeche y para no avergonzar a su apodo, anda descalzo. Habla con fluidez, no busca las palabras para expresar cualquier idea. En marzo cumplirá 72 primaveras.

“Casi toda mi vida la viví en San José. Mi casa estaba aquí a la vuelta, donde ahora está el hotel. Ahora soy vecino de Sascalum, cerca del Hogar del Anciano, de allí vengo a atender a mis clientes, porque tengo una bodeguita aquí, justo en frente, en la privadita. De lunes a miércoles me encuentran por acá. Y si no estoy dejan el recado con los vecinos de la esquina”.

Don Tomás no se queja; dice tener trabajo continuamente, que su habilidad corre de boca en boca porque teléfono celular no usa: “Me lo rompieron mis nietos jugando con el aparato. Y la verdad nunca me acostumbré a esa modernidad”.

[b]Tradición ebanista[/b]

De alguna forma, [i]La Huacha[/i] representa la tradición que se resiste a desaparecer. Los ebanistas cada día tienen menos trabajo, su sabiduría de tejer los hilos del bejuco, o del plástico, cada vez es menos solicitada. La gente prefiere las sillas sintéticas de 100 pesos de los supermercados. Principalmente los jóvenes, porque la gente mayor que conoce la comodidad, la frescura de los sillones tradicionales, con el respaldo tejido que permite el paso del aire, prefiere estos muebles que desde épocas inmemorables conservan su forma.

“El trabajo del ebanista consiste en terminar lo que los carpinteros comenzaron. Pero hasta en eso hay cambios. Antes llegabas con el carpintero con tu dibujo de cómo quieres tu sillón, de qué madera, si de cedro, de caoba. Hoy es diferente: las maderas preciosas desaparecieron o si las encuentras, no la puedes pagar. Hoy día se trabaja el pino, una madera ligera, poco resistente; se llena de polillas”.

Don Tomás lamenta que se haya perdido la tradición del encargo de los sillones, porque se ha perdido la variedad de formas; el carpintero por la falta de pedidos personales, saca un modelo según su parecer.

La profesión del carpintero y del ebanista son inseparables, se complementan cuando se trata de mecedoras. Para [i]La Huacha[/i] el trabajo del ebanista no es tal; trabajo es cuando los músculos se tensan, se suda por el esfuerzo físico, y el ebanista lo que tiene que tener es paciencia. Ya lleva más de tres horas con el silloncito y le faltan otros treinta minutos para terminar las dos esquinas, lados opuestos de la diagonal.

“Tejer el respaldo no tiene mucha ciencia, pero tienes que poner atención en cada movimiento. Se comienza formando una ele, pasando el hilo por cada uno de los hoyitos, que están separados a una distancia no mayor a un centímetro. Cuando comienzas el trabajo tienes que usar los pichitos, cuñas de madera, para tensar el hilo. Y como en todo, en el trabajo del ebanista el comienzo es lo más importante. Si no tensas bien desde el principio, el trabajo será defectuoso, la vergüenza del ebanista es si el respaldo, la parte del cojín, se pandea.

Las manos de don Tomás siguen el flujo de sus palabras, mareando al observador. Explica cómo pasar de arriba hacia abajo, de la derecha a la izquierda hasta llegar a la culebrilla, que va ondeando entre los hilos ya tensos, imitando los movimientos de las víboras. La culebrilla tiene dos funciones: una es la estética, pues este tejido le presta la delicadeza del motivo empleado; la otra es física, es el soporte de tensión de las capas inferiores y superiores del tejido.

Comenta cada detalle de su labor, como por qué engrasar el hilo, que si se utiliza para trabajos de superficies chicos es de una capa, en los grandes hace falta el doble de grasa, para que el hilo pase con facilidad, sin calentarse por la fricción. Con tanta información uno se siente experto en el oficio, aunque incapaz de intentar una tarea. Éste, como casi todos los oficios, es mal pagado. Don Tomás, si trabaja desde que sale el sol hasta la tarde, apenas gana unos 140 pesos.

[b]Ya no volveré al mar[/b]

“Trabajé en el mar por décadas, desde los diez años hasta que el licenciado Arceo me sacó del bote y me dio trabajo en el Deportivo 20 de Noviembre. Estuve allí 16 años, de allí me jubilé, y fue después que soy ebanista de tiempo completo porque yo aprendí este oficio de chico, pero sólo los fines de semana, en mis tiempos libres lo ejercí. Lo que sí te puedo decir es que ya no volvería al mar. No por miedo, o por la edad, sino porque ya no es una actividad que te mantenga con seguridad. Antes pescábamos viendo las torres de la Catedral; los pescadores de hoy se tienen que adentrarse mucho, vencer grandes distancias. Sólo en gasolina gastan cerca de 5 mil pesos, y ¿qué pasa si regresan con las redes vacías? Es dinero más seguro ser ebanista”.

Ya finalizamos la plática, llegó don José con quien [i]La Huacha[/i] compartía lugar en los botes durante largos años, entre tres lamentamos la pérdida de las tradiciones, las condiciones difíciles de los hombres del mar, y ahora que escribo, me doy cuenta de que la palabra béisbol se mencionó y como estaba metido en la ebanistería dejé escapar la oportunidad de conocer el pasado de este deporte de los campechanos, hablar de las diabluras de La Huacha y sus rectas mortales.

“Este dedo está torcido por el artritis, no me molesta en lo que hago hoy. Hace 50 años hubiera sido diferente”, comenta. Ya sé que se refirió a lo que pudo haber sido, a lo que pudo haber llegado en su época dorada.


Lo más reciente

Estudio de animaciones japonés recurre al talento de artistas autistas

Innovadora iniciativa brinda formación laboral a personas neurodivergentes

Afp

Estudio de animaciones japonés recurre al talento de artistas autistas

Leones va por su quinta serie consecutiva en Querétaro

Será la primera ronda de juegos realizada en la ciudad homónima

La Jornada Maya

Leones va por su quinta serie consecutiva en Querétaro

Sólo el 3 por ciento de las mujeres eligen carreras relacionadas a las TICs: estudio

La especialista Carmen Díaz llama a incentivar este campo de estudios entre las jóvenes

La Jornada Maya

Sólo el 3 por ciento de las mujeres eligen carreras relacionadas a las TICs: estudio

Mauricio Vila Dosal visita los Emiratos Árabes Unidos para promocionar el desarrollo de Yucatán

El gobernador constató el funcionamiento de Zonas Económicas Especiales de dicho país

La Jornada Maya

Mauricio Vila Dosal visita los Emiratos Árabes Unidos para promocionar el desarrollo de Yucatán

<