Texto: Hubert Carrera Palí
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya
San Francisco de Campeche
Lunes 13 de noviembre, 2016
En la comunidad X-Yatil, ubicada a 50 kilómetros de Felipe Carrillo Puerto, en el estado vecino de Quintana Roo, la fiesta tradicional del pueblo adquiere una connotación diferente a las que comúnmente se llevan a cabo en esa región, destacó Manuel Buenrostro Alba durante la ponencia: "Rituales, fiestas y gastronomía maya de Quintana Roo", en el marco del Vigésimo Sexto Encuentro Internacional de Investigadores de la Cultura Maya, que se llevó a cabo por tres días en la Universidad Autónoma de Campeche (UAC).
Y es que el culto a la Cruz Parlante de San Bernardino, que según cuentan los ancestros, surgió en los tiempos de la Guerra de Castas, mezcló las tradiciones de este pueblo maya con la influencia europea, aunque para algunos aborígenes de esa región la cruz no tiene ninguna relación con la religión católica porque en sí es, para ellos, el eje referencial de los cuatro puntos cardinales o es la misma representación del árbol conocido como ceibo.
En esta comunidad, las fiestas del pueblo inician a partir del cinco de mayo. Las ceremonias de matrimonio en el pueblo, no son presididas por sacerdotes católicos sino por jerarcas mayas, quienes bajo el culto y adoración a la Cruz Parlante desarrollan todos estos rituales solemnes en medio de fiestas caracterizadas por la abundancia de baile, comida y licor.
Según el ponente, la historia indica que la Cruz Parlante se encontraba oculta en un cenote, pero al ser descubierta y visitada por cualquier número de habitantes del lugar y expuesta a ser sustraída, alguien decidió esconderla en lo más recóndito del monte, sin que hasta hoy, en pleno siglo XXI, se conozca su destino final.
Cuentan que la cruz estaba hecha de oro y ricamente decorada con finas piedras, tan brillantes como la luz del sol. Sin embargo, el símbolo religioso se esfumó y desde entonces, aunque es común la llegada de misioneros, los habitantes de X-Yatil siguen preservando su sentimiento politeísta, de adoración a las deidades mayas, y en medio de todas éstas el culto principal está dedicado a la Cruz Parlante.
Durante la fiesta religiosa, los habitantes del lugar cantan y elevan oraciones en honor a su cruz. La ceremonia siempre es presidida por un sacerdote maya, al igual que sucede con los matrimonios.
Siempre, para las fiestas de mayo, los habitantes se preparan con antelación y no importa que se endeuden o el tamaño de la erogación monetaria para las fiestas. Ellos tienen que cumplir con lo que le marca la tradición: juegos mecánicos, la tradicional vaquería en la que no puede faltar la cabeza de cochino, además de bailes populares, charlotadas y corridas de toros.
Luego de ocho días, al terminar las fiestas en honor a la Cruz Parlante, el pueblo nuevamente se prepara para esperar un año más de veneración y de tradición de los pueblos mayas de la península.
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