Hubert Carrera Palí
Foto: Fernando Eloy
La Jornada Maya
San Francisco de Campeche
Lunes 15 de octubre, 2018
Desde el inicio de su gestión como director del Instituto Estatal del Transporte (IET), Candelario Salomón Cruz se embolsó cerca de un millón y medio de pesos, producto de varios trámites que concesionarios y prestadores del servicio se vieron obligados a realizar bajo amenazas e intimidaciones, con el pretexto del programa de ordenamiento del transporte.
Así aseguraron a [i]La Jornada Maya[/i] concesionarios que se dicen defraudados por el funcionario, quienes se suman a lo confirmado por Eraclio Soberanis Sosa, uno de los principales concesionarios del transporte urbano que hoy enfrenta una disputa legal por el derecho de una ruta, y a lo dicho por Luis Hernández Estrella, secretario de la organización social Conciencia Crítica de Campeche.
Salomón Cruz se valió de la complicidad de algunos dirigentes de organizaciones del servicio de transporte urbano y de taxis, además de Jhoana Caamal, quien era la encargada de recibir los pagos que tenían que hacer estas organizaciones por diferentes conceptos, en una oficina “clandestina” que operaba en la zona residencial Fracciorama 2000.
[b]Negocio personal[/b]
Los grandes negocios personales de Salomón Cruz, que sólo reportaba parcialmente a la Secretaría de Finanzas, incluían análisis de sangre, certificados de salud y otras pruebas que argumentaba eran necesarias para que los taxistas pudieran circular sin ningún problema, aseguró Hernández Estrella.
En un principio se pudo confirmar que el director del IET solicitó los servicios del laboratorio San Miguel, propiedad de Alberto Ek Heredia, para realizar las pruebas de sangre a propietarios y martillos que operan más de 3 mil taxis en el estado.
Dicho laboratorio cobraba 450 pesos por muestra, dinero que era entregado íntegramente a Jhoana Caamal, supuestamente para que ingresara a la Secretaría de Finanzas.
Sin embargo Salomón Cruz inició una persecución contra todas las organizaciones de taxistas, incluyendo las de la isla del Carmen, y decidió incrementar al doble el precio de cada análisis sanguíneo y certificado de salud.
San Miguel se convirtió en laboratorio móvil y gente allegada a Salomón Cruz se encargó del cobro de los 900 pesos por prueba, reportando sólo la mitad a la Secretaría de Finanzas. Sin embargo, alegando que el laboratorio no estaba certificado, el funcionario dejó de pagarle unos 200 mil pesos, los cuales todavía adeuda a Alberto Ek Heredia.
[b]Se lava las manos[/b]
Según aseguran químicos y médicos a La Jornada Maya, Candelario Salomón “como Poncio Pilatos, se lavó las manos” y decidió contratar otro laboratorio, el cual hoy se sabe es propiedad de una comadre suya, a quien también, aseguran, le queda debiendo una cantidad importante de dinero por los mismos servicios.
Según Hernández Estrella, “éste es un negocio redondo en donde se exprime hasta donde se puede a los taxistas, y si no cumplen se les detiene la unidad por tiempo indefinido”.
Según estimaciones de José Luis Arjona, secretario general del Frente Único de Trabajadores del Volante (FUTV), en Campeche circulan cerca de 3 mil unidades, incluyendo los de la isla del Carmen.
“Si Pitágoras no falla”, subraya Conciencia Crítica de Campeche, en poco menos de seis meses Candelario Salomón Cruz se embolsó más de un millón y medio de pesos y otra cantidad similar, o un poco mayor, entregó a la Secretaría de Finanzas.
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