David Brooks, corresponsal
Foto: Ap
La Jornada Maya

Nueva York, Estados Unidos
Martes 24 de enero, 2017

Sobre México y América Latina, Donald Trump y sus asesores no han ofrecido una visión detallada de su política hacia México y América Latina aparte de la construcción de un muro fronterizo, retórica sobre deportaciones masivas de inmigrantes, la renegociación del Acuerdo de Libre Comercio y, más allá del país vecino, “examinar” y revertir las políticas de apertura con Cuba.

Rex Tillerson, ex ejecutivo en jefe de la Exxon Mobil y designado como el próximo secretario de Estado, respondió a una serie de preguntas por escrito presentadas por legisladores como parte del proceso de la ratificación de su nombramiento ante el Senado. En ellas se revelan algunas indicaciones adicionales del giro, o no, de la política exterior hacia México y América Latina.

En torno a México, Tillerson afirmó lo rutinario, de que México es de “gran importancia” como vecino y socio comercial. Indicó que “aunque probablemente tendremos diferencias con el gobierno de México en torno de la aplicación de nuestras leyes sobre migración, aún necesitaremos continuar cooperando con México sobre asuntos importan de interés común, tal como el narcotráfico”. Agregó que si es ratificado, “evaluará” la Iniciativa Mérida y continuará con proyectos que mejoren la capacidad de México en torno a su reforma judicial y capacitación para policías.

Sobre Cuba fue poco preciso, y evitó confirmar si procederá a cumplir la promesa de Trump en la campaña de anular la apertura de Barack Obama con La Habana. Tillerson declaró sólo que “habrá una evaluación comprensiva de las políticas y ordenes ejecutivas en torno a Cuba para determinar como mejor presionar a Cuba para el respeto de los derechos humanos y la promoción de cambios democráticos”.

A la vez, escribió que se comunicará con Cuba pero que continuará “presionando por la reforma de su régimen opresivo… apoyaré defensores de derechos humanos y activistas democráticos en Cuba” y que respaldará a la “sociedad civil, la defensa de la libertad de expresión, promoveré mayor acceso a Internet y solicitaré a nuestros aliados hacer lo mismo”.

Añadió que continuará apoyando a Radio y TV Marti, trabajará con el Departamento de Tesoro para asegurar que ningún ingreso de negocios estadunidenses sea canalizados en apoyo al gobierno cubano, y que podría considerar “imponer condiciones sobre comercio o viajes” para motivar la liberación de prisioneros políticos.

Venezuela, considera, enfrenta una “calamidad… en gran parte producto de su gobierno incompetente y disfuncional -primero bajo Hugo Chavez, y ahora bajo su sucesor designado Nicolás Maduro”. Afirmó que instará a una cooperación con “nuestros amigos” en el hemisferio, en particular Brasil y Colombia como también la Organización de Estados Americanos (mencionando específicamente el apoyo a los esfuerzos de su secretario general Luis Almagro bajo la Carta Democrática), “para buscar una transición negociada a un gobierno democrático en Venezuela”. Indicó que serán “las instituciones políticas reconstruidas, encabezadas por valientes ahogantes de democracia y derechos humanos” que llevarán a cabo las reformas para una recuperación económica de ese país.

A la vez, en respuesta a otra pregunta, Tillerson indicó que Estados Unidos debería de “apoyar el dialogo legítimo para resolver la crisis política entre el gobierno de Maduro y la oposición”. Afirmó que “debemos continuar denunciando las prácticas no democráticas del gobierno de Maduro, llamar por la liberación de prisioneros políticos y aplicar sanciones contra violadores de derechos humanos y narcotrficantes venezolanos”. Acusó que desde 2005, Venezuela ha fracasado en cumplir con sus obligaciones bajo acuerdos internacionales antinarcóticos.

Sobre Colombia elogió los resultados del Plan Colombia como un éxito de política exterior estadunidense, y calificó a ese país como “uno de nuestros aliados más cercanos en el hemisferio”. Indicó que continuará la cooperación cercana con ese país, pero también escribió que “evaluará los detalles del reciente acuerdo de paz, y determinaré el grado al cual Estados Unidos debería de continuar apoyando”.

Las preguntas también abordaron el narcotráfico y refugiados de Centroamérica, la situación en Haití y relaciones con Canadá, en las que Tillerson dijo que tendría que estudiar más a fondo esos asuntos o que se continuará con la misma política.

Por otro lado, la gran pregunta sobre quién definía y se encargará de las relaciones con América Latina sigue en el aire. Una lista de latinoamericanistas que trabajan con el equipo de transición y/o bajo consideración para ocupar puestos claves en el manejo de la política exterior del gobierno de Trump hacia América Latina fue recién elaborada por Global Americans.

Según Global Americans el doctor Craig Deare, coronel retirado, ha sido nombrado como director para el hemisferio occidental del Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca (aún no se ha confirmado oficialmente). Un experto en relaciones militares interamericanas y especialista en México, Deare ha sido profesor en la Universidad de Defensa Nacional y en el Centro de Estudios de Defensa Hemisféricos, entre otros cargos. Es uno de los expertos sobre seguridad y la relación bilateral con Mexico de mayor experiencia en Washington (está por publicar un libro sobre las relaciones México-Estados Unidos este año).

Otto Reich, quien ocupó cargos altos en los gobiernos de Reagan, Bush padre y Bush incluyendo el puesto más alto en el Departamento de Estado para asuntos del hemisferio occidental, es conocido por estar en varias controversias incluyendo la promoción ilegal de apoyo estadunidense a la Contra en Nicaragua en una maniobra que fue formalmente declarada “prohibida”. Ayudó a formular la ley Helms Burton y obviamente opositor a la apertura de las relaciones bilaterales.

Junto con él, están en la lista John Barsa, integrante del equipo de transición, quien ha trabajado dentro y fuera del gobierno, incluyendo para el legislador republicano Lincoln-Diaz Balart; Robert Blau quien trabajó en el servicio exterior estadunidense en El Salvador y La Habana; José Cardenas, quien trabajó en el Departamento de Estado, la USAID y con la Fundación Nacional Cubanoamericana; Mauricio Claver-Carone, integrante del equipo de transición, fue co-fundador de uno de los grupos pro-embargo más activos en Washington.

Otros en la lista incluyen a William Brownfield, actualmente subsecretario de Estado para Narcóticos y Orden Público, y anteriormente embajador en Colombia, Venezuela y Chile; Leah Campos Schandlbauer, asesora del Comité de Asuntos Exteriores de la Camara de Representantes, trabajo anteriormente en el área del Servicio Nacional Clandestino de la CIA en Europa en America Latina; Carl Meacham fue anteriormente el directo del programa de las Americas para el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales; Mercedes Viana, Yleem Sarmento de Poblete (vinculada con la diputada Ileana Ros-Lehtinen) y Charles Glazer, ex embajador en El Salvador también figuran en la lista.


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