Sputnik
La Jornada Maya

Santiago de Chile
Martes 11 de febrero, 2020

Lograron transformar el teléfono inteligente en un robot social. Es capaz de escuchar, hablar y moverse. Ideado y fabricado en Chile, se trata del primer robot social educativo hecho en América Latina y que habla español. Fue el único representante de Sudamérica en llegar a la feria de tecnología más grande del mundo, conocida como CES.

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Desde lejos SIMA (Sistema Interactivo Modular Antropomorfo) parece una gran carcasa de celular, pero a medida que te aproximas descubres cómo su estructura se complejiza. En conjunto con un smartphone y una aplicación, este robot autónomo puede interactuar con las personas: se comunica y sigue patrones sociales de comportamiento como la voz, los gestos, la emoción y la expresión corporal.


Video: SIMA Robot

Cuando SIMA cobra vida, se mueve y comienza a saludar, bailar, contar chistes y mostrar imágenes en su barriga, acerca el mundo de los robots a los niños; genera una experiencia de conocimiento, entretención y aprendizaje.

"Creemos que es importantísimo que entiendan que la tecnología no es solamente para el consumo sino también para el desarrollo", explica a Sputnik Felipe Araya, ingeniero mecánico y cocreador de SIMA.

[b]¿Qué es la robótica social?[/b]

La iniciativa nació en 2016 cuando Araya quiso desarrollar un robot para su pequeño hijo, con la idea que tuviera un compañero de juegos y enseñanza. El ingeniero explica con pasión cómo este prototipo robótico finalmente les cambió la vida. De hecho, comenzó a trabajarlo en conjunto con su pareja, Virginia Días, educadora especialista en psicología social.

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"Estábamos acá en Chile visitando a mi familia, yo soy venezolano-chileno y Virginia es venezolana-portuguesa, y ese verano yo me empecé a plantear si podía hacerle un robot a Nicola que fuese más allá de los robots que yo normalmente le armaba, empezar un robot de cero. Partí de la lógica de: 'bueno si soy ingeniero, debería ser capaz de construir un robot'", cuenta Araya.

"Empecé a desempolvar los conocimientos de la universidad de robótica, de mecánica y de cinemática para ponerme a construir un robot, partiendo de que las tecnologías hoy en día están muy al alcance de las personas, lo que sirvió como para ir acelerando el proceso de aprendizaje", agrega.

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Virginia, por su parte, relata a [i]Sputnik[/i] que querían "algo que fuera más interactivo". "Que no solamente fuera programar y ensamblar", resalta en referencia a los robots pensados ya para adolescentes. La pareja buscaba un modelo didáctico "para entender la tecnología" pero que a la vez pudiera "interactuar con los niños de una manera más simple, más natural".

"Descubrimos el área de la robótica social que es un área poco explorada", sostiene.

La robótica social estudia a los robots capaces de interactuar y comunicarse entre ellos, con los seres humanos y con el medio ambiente. Juntos, desarrollaron una primera versión y se postularon a un fondo estatal del que resultaron ganadores.

[b]¿Cómo hacer un robot?[/b]

Doce prototipos se realizaron hasta llegar a la primera versión de SIMA. Con un cuerpo de diversos colores y fabricado en impresoras 3D, este pequeño armazón se ensambla a un teléfono inteligente que es parte central del robot, y da solución a varios requerimientos específicos.

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"Veíamos que había una oportunidad tremenda utilizando el dispositivo móvil, que en este caso es el celular, que nos permitía aprovechar un montón de sensores que ya trae. Porque los sensores son los sentidos que necesita un robot, la cámara son los ojos, el micrófono son los oídos, el parlante es la voz del robot, el acelerómetro le permite también ubicarse, el GPS", detalla Virginia.
Fue así que SIMA pudo ver y hablar, ahora debía lograr moverse con un cuerpo robótico con varios grados de flexibilidad. "Dijimos, lo que tenemos que comenzar a desarrollarle es algo externo que le de vida, que saque la experiencia de la pantalla, que no se quede solamente en una aplicación móvil que no es lo que nosotros queremos, porque nosotros queremos un robot", especifica la educadora.

Gracias al trabajo en equipo, que sumó a otros tres profesionales, y con el apoyo del Laboratorio de Fabricación Digital de la Universidad de Chile (FabLab), hoy SIMA cuenta con 8 grados de movilidad y seis motores en sus piernas y brazos, mecanismo que permite que el androide mueva cada una de sus extremidades, transformándose en el primer robot social educativo hecho en Latinoamérica y que habla español.

A lo que se le suma tecnología de alta sofisticación como el uso de Watson, un programa para el reconocimiento contextual de lenguaje con inteligencia social, creado por IBM. Un robot que puede oir preguntas e interactuar con los niños, que puede apoyar el aprendizaje en una sala de clases.

Tras estos mejoramientos en el hardware y software, se encargaron de trabajar con los contenidos y ver la forma en que los usuarios adultos, los profesores, lo podían integrar dentro del aula, considerando que SIMA fue desarrollado con contenidos alineados al currículum educativo del Ministerio de Educación de Chile.

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"Nosotros queríamos que el robot fuese como un tercer ente dentro de la sala, que permitiera, de alguna manera, romper con esa barrera o escalón entre el profesor adulto y el niño. Que incluso se dieran dinámicas distintas donde el niño le enseña cosas al robot y aprendiera de esa manera. Donde la interacción con el robot es mucho más horizontal", explica Virginia.

Para ambos creadores la capacidad que tiene un robot educativo es infinita, puesto que no se cansa frente a la cantidad de respuestas que tiene que dar, permitiendo que los niños superen la timidez al repetir una misma actividad las veces que necesiten. Además, pueden preguntar muchas veces la misma interrogante, aunque se equivoquen en la respuesta y aunque sea la más básica.

Felipe menciona que "lo primero que enseñó SIMA eran los números, nos enseña a contar, entonces aparecían números en su barriga".

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Actualmente, son 35 colegios chilenos con profesores parvularios y de educación básica los que han utilizado el pequeño robot para realizar evaluaciones, dictados y como una herramienta educativa de apoyo.

La pionera iniciativa tecnológica también se ha enviado a otros países. Son casi 50 robots vendidos en distintos sitios del mundo, sobrepasando la meta de 6 mil dólares a más de 8 mil dólares que se habían impuesto sus creadores. Su valor en moneda nacional es de 150 mil pesos chilenos, casi 190 dólares la unidad.


Video: SIMA Robot


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