La llegada del servicio de paquetes postales en Estados Unidos fue todo un suceso que a la fecha sigue sorprendiendo por las increíbles peticiones de los usuarios que pretendían mandar por correo desde ladrillos, ataúdes, perros hasta bebés.
Los menores eran transportados en las bolsas de los carteros con sellos pegados en su ropa y el trayecto podría ser en ferrocarril o transportes urbanos.
Estas peticiones eran posibles, pues en su inicio el servicio postal permitía transportar objetos de hasta 50 libras de peso, es decir, 22.6 kilos, requisito que cumplían algunos bebés.
El Museo Postal Nacional de Estados Unidos destaca que luego del incremento en la demanda para enviar niños por correo, fue necesario implementar un reglamento que prohibió definitivamente transportar personas a través de este servicio.
El servicio postal documentó el primer envío de este tipo en 1914, cuando la pequeña May Pierstorff, de cinco años, fue enviada de Grangeville a Lewiston, ambos poblados de Idaho, por 53 centavos.
El servicio era solicitado principalmente para que los bebés pudieran visitar a sus abuelos sin la compañía de sus padres.
Para transportar a un bebé era necesario pagar los sellos y un seguro de vida por los infantes. Los precios de los sellos iban desde los 10 hasta los 45 centavos.
Los envíos se registraron en Ohio, Pensilvania, Maryland, Missouri, Kentucky y el trayecto más largo documentado fue de Pensacola a Virginia.
Después del reglamento que prohibía el envío de bebés por servicio postal, se documentaron algunos casos en ciudades de Estados Unidos que se resistían a perder esta posibilidad y la vigilancia tuvo que incrementar para evitar el transporte de personas.
De acuerdo con el Museo Postal Nacional, fue hasta 1915 que este servicio finalizó de forma definitiva.
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