Jóvenes iraquíes rechazarán comicios por decepción con su sistema político

Efe y Europa Press

Muchos jóvenes iraquíes, que representan casi dos tercios de la población del país, no acudirán a las urnas el próximo 10 de octubre para elegir un nuevo Parlamento debido a su desesperanza en un futuro mejor, así como a la violencia, las amenazas e incluso los intentos de asesinato que vienen sufriendo. 

Los comicios anticipados que se celebran el domingo son un logro de las protestas antigubernamentales masivas que sacudieron Irak hace dos años y que fueron protagonizadas por los jóvenes, sin embargo, después de los más de 600 muertos durante las manifestaciones y varios asesinatos selectivos, además de amenazas y otros obstáculos, este sector planea dar la espalda a las urnas.

Promesas incumplidas 

A sus 20 años, Wahad Abdalá Nayim se tiene que pasear en silla de ruedas por Bagdad después de que recibió un disparo en la espalda durante la ola de protestas que estalló en octubre de 2019. Él es uno de los más de 20 mil iraquíes que fueron heridos durante las violentas manifestaciones que se llevaron a cabo de forma más o menos intensa hasta principios de 2020.

Rodeado de sus amigos, recuerda decepcionado la promesa que le hizo el nuevo gobierno surgido tras las protestas: financiarle un tratamiento en el extranjero. Pero hasta el momento esta no se ha cumplido, lamenta el joven activista, quien incluso se reunió con el primer ministro, Mustafa al Kazemi, el mes pasado.

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"Su gobierno no es exactamente como los otros. Queremos un cambio radical en el sistema político, pero lo cierto es que este cambio no vendrá con las elecciones, que no conducen a nada”, afirma desde la céntrica plaza Tahrir de Bagdad, epicentro de las protestas que exigían mejores servicios públicos y oportunidades laborales.

En Irak, alrededor del 60 por ciento de la población es menor de 25 años y la edad promedio es 21 años, un activo que el país es incapaz de explotar y se traduce en una tasa de desempleo juvenil de casi 40 por ciento, de acuerdo a cifras oficiales.

Persecución y desilusión

El pasado 1 de octubre, tan sólo pocos cientos de personas intentaron resucitar la llamada “revolución de octubre” en la plaza Tahrir, aunque poco queda de ella.

Desde entonces, pandillas y milicias que nadie nombra directamente han sido acusadas del asesinato, secuestro o tortura de cientos de integrantes del movimiento de protesta, así como académicos, periodistas y otras figuras críticas, según denuncian ONG y activistas locales e internacionales.

Además de la violencia, la decepción y la desesperanza se han apoderado de millones de jóvenes, que en los últimos años han visto como la tasa de suicidios ha ido en aumento por “cuestiones sociales, psicológicas y económicas”, según un informe del Alto Comité de Derechos Humanos en Irak.

De acuerdo con este estudio, también “el factor de la pobreza y las repercusiones de las guerras, además del deterioro de los derechos humanos” en el país han alimentado el sentimiento de resignación de los jóvenes en Irak, que cuenta con 7 millones de ciudadanos por debajo del umbral de la pobreza.

No a las elecciones 

Ali Riad, de 27 años, estuvo en primera línea de las manifestaciones de 2019 hasta que las fuerzas de seguridad desalojaron todas las plazas donde los jóvenes habían acampado a finales de octubre de 2020. Desde aquel momento, se juró a sí mismo que nunca más participaría en una protesta, asegura.

“No voy a ir a votar y no quiero ni oír hablar de la plaza Tahrir. ¿Qué sentido tiene?”, dice, al tiempo que encoje los hombros, desde una cafetería capitalina.

Comunidad internacional confía en que todas las partes respetarán el proceso democrático

Más de una decena de países, entre ellos Estados Unidos, Reino Unido y Alemania, aseguraron que las elecciones parlamentarias previstas para el domingo en Irak son un “oportunidad” para que los ciudadanos puedan “determinar democráticamente su futuro” y confían en que todas las partes respeten la “integridad” del proceso.

Reconocemos la importancia de este momento en la historia iraquí”, señalaron los ministros de Exteriores de los países firmantes, entre los que también figuran Australia, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Italia, Países Bajos, Nueva Zelanda, Noruega y Suecia. Los signatarios confirmaron que esperan unas “elecciones libres y justas”, para lo cual han movilizado “sustanciales recursos”.

Tanto la ONU como la Unión Europea cuentan con observadores en este proceso, ejemplo del “esfuerzo internacional de buena fe” para garantizar su “integridad”. Los gobiernos extranjeros también respaldaron al actual gobierno de Irak para garantizar un contexto “seguro, libre, justo e inclusivo” con vistas a superar la “violencia” y la “intimidación” de antaño.

Irak se encuentra sumido en una grave crisis política y social a raíz de las protestas iniciadas en 2019 y que derivaron a finales de noviembre en la dimisión de quien por aquel entonces era primer ministro, Adel Abdul Mahdi.

Tras el rechazo a varios nominados, Mostafá al Kazemi logró finalmente en mayo de 2020 la aprobación del Parlamento y, en un primer momento, planteó celebrar elecciones parlamentarias en junio de 2021. Sin embargo, y atendiendo a una petición de la comisión electoral, la cita quedó aplazada a este 10 de octubre.

Edición: Ana Ordaz