Elecciones presidenciales en Brasil se definirán en segunda vuelta

Lula da Silva sumaba 48 por ciento de los sufragios y Bolsonaro el 43.6 por ciento
Foto: Xinhua

Los dos principales candidatos a la presidencia de Brasil se verán las caras en una segunda vuelta de unas elecciones que decidirán si el país devuelve a un izquierdista al timón de la cuarta democracia más grande del mundo o mantiene a un derechista en el cargo durante otros cuatro años.

Tras haberse escrutado el 98 por ciento de los votos de la jornada electoral del domingo, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva sumaba 48 por ciento de los sufragios, por 43.6 por ciento del actual mandatario Jair Bolsonaro. La autoridad electoral de Brasil dijo que dicho resultado hace que la segunda vuelta entre los dos candidatos sea una certeza matemática.

Otros nueve candidatos participaron en la elección presidencial, pero su apoyo es mucho menor que los de Bolsonaro y Lula.

Lo reñido de los comicios resultó una sorpresa, ya que los sondeos de opinión previos a la elección le daban a Lula una sólida ventaja. El último sondeo de Datafolha, publicado el sábado, registró una intención de voto de 50 por ciento para Lula, por 36 por ciento para Bolsonaro. Se entrevistó a 12 mil 800 personas, con un margen de error de más/menos 2 puntos porcentuales.

“Esta ajustada diferencia entre Lula y Bolsonaro no se preveía”, señaló Nara Pavão, que enseña ciencias políticas en la Universidad Federal de Pernambuco.

Carlos Melo, profesor de ciencias políticas en la Universidad Insper de Sao Paulo, dijo que “es demasiado pronto para profundizar, pero esta elección muestra que la victoria de Bolsonaro en 2018 no fue un evento aislado”.

Bolsonaro tuvo un buen desempeño en la región sureste de Brasil, que incluye los estados altamente poblados de Sao Paulo, Río de Janeiro y Minas Gerais, de acuerdo con Rafael Cortez, quien supervisa el análisis de riesgos políticos en Tendencias Consultoria

“Las encuestas no captaron ese crecimiento”, señaló.

El mandato de Bolsonaro se ha distinguido por su retórica provocadora, su presión sobre instituciones democráticas, su criticada gestión de la pandemia de Covid-19 y la deforestación más grande en la selva amazónica en 15 años.

Pero ha formado una base de partidarios con su defensa de los valores familiares tradicionales, su rechazo a la corrección política y presentándose como un protector de la nación ante políticas de izquierda que, según dice, erosionan la libertad personal y provocan inestabilidad económica.

Lula, de 76 años, fue un obrero metalúrgico que salió de la pobreza para llegar a la presidencia y se le reconoce la creación de un amplio programa de prestaciones sociales durante su mandato entre 2003 y 2010 que ayudó a elevar a decenas de millones de personas a la clase media.

Pero también se le recuerda por la implicación de su gobierno en escándalos de corrupción que involucraban a políticos y ejecutivos de empresas.

Las propias condenas contra Lula por corrupción y lavado de dinero le supusieron 19 meses de prisión, y lo dejaron fuera de la campaña presidencial de 2018 en la que según los sondeos tenía ventaja sobre Bolsonaro. El Supremo Tribunal Federal anuló posteriormente las sentencias contra Lula con el argumento de que el juez no había sido imparcial y se coludió con la fiscalía.
 

Llegar a fin de mes, lo importante para los votantes de favelas en Brasil

Ya sean partidarios de Lula o de Jair Bolsonaro, los votantes de Rocinha, la mayor favela de Río de Janeiro, sólo tenían una preocupación en mente mientras votaban este domingo: sus dificultades económicas.

Marciano Lopes Vieira, un mototaxista de 43 años, se gana la vida haciendo circular su vehículo de dos ruedas por las empinadas y estrechas calles de la favela carioca.

 

Foto: Ap

 

Dijo que votó por el ex presidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), favorito en los sondeos, debido al aumento del precio de la gasolina durante el mandato del ultraderechista Jair Bolsonaro.

"Ha sido muy difícil. Tuve que beneficiarme por primera vez de un programa social, pero solo cubre el alquiler", dice a la AFP en la cola para votar, al pie de la colina de la enorme barriada de más de 100 mil habitantes.

Rocinha, que puede verse desde la playa, se extiende por la ladera de una colina en el sur de la 'cidade maravilhosa', no muy lejos de los barrios elegantes de Sao Conrado y Gavea.

A primera hora de la mañana, decenas de personas bajaron de la favela para esperar pacientemente la apertura de los colegios electorales, pisoteando miles de folletos dejados en el suelo después de la medianoche del sábado, último plazo para distribuir propaganda electoral.

Sin embargo, el ambiente es de buen humor y todos votan con tranquilidad.

"Voy a votar por Bolsonaro porque hizo (el programa social) Auxilio Brasil", asegura María Rodríguez, de 56 años, bastón en mano, sentada frente a una escuela que fue transformada en colegio electoral.

"Gracias a estos subsidios puedo comprar mis medicinas, pero sólo vivo gracias a la ayuda de mis hijos", agrega esta votante que tuvo que dejar de trabajar por un dolor de rodilla.

Fue Bolsonaro quien lanzó Auxilio Brasil, la nueva versión de Bolsa Familia, el programa social estrella del gobierno Lula y que ha pasado de 400 reales (73 dólares al cambio actual) a 600 reales (110 dólares) este año.

 

"Ya no como carne"

En este país de 213 millones de habitantes con enormes desigualdades, más de 33 millones de personas pasan hambre, una cifra 73 por ciento superior a la de 2020, según un estudio publicado en junio por la Red Brasileña de Investigación en Soberanía y Seguridad Alimentaria (Penssan).

Para aumentar el poder adquisitivo, Lula se compromete si gana las elecciones a lanzar una nueva Bolsa Familia: además de los 600 reales del Auxilio Brasil, las familias recibirían 150 reales (unos 28 dólares) por cada hijo menor de seis años.

Estas promesas convencieron a Elezoda Belo Oliveira, de 57 años, quien se gana la vida planchando.

"¡Ya no como huevos! Ya no como carne, los muslos de pollo son muy caros", exclama Oliveira, una de las pocas personas que llevaba una pegatina con la imagen de Lula.

"Bolsonaro ha sido el peor presidente de la historia", dice esta mujer de ojos brillantes.

Rafaela, de 27 años, votó por Ciro Gomes, el candidato de centro-izquierda que cuenta con un respaldo del 5 por ciento, según el sondeo de Datafolha.

Esta mujer negra trabajaba en un restaurante, pero perdió su empleo durante la pandemia. Hoy es peluquera a domicilio. En caso de segunda vuelta, que se realizaría el 30 de octubre, votó por Lula.

"Todo es demasiado caro con Bolsonaro y no está haciendo lo suficiente para ayudar a la gente", argumenta.

 

Edición: Estefanía Cardeña


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