Centenares de personas protagonizaron desmanes este martes al inicio de las operaciones del metro subterráneo de Quito y saltaron los controles para viajar sin pagar porque las taquillas no lograron abastecer a la inesperada demanda de usuarios.
Desde la madrugada cientos de pasajeros se congregaron en la estación sur, donde había dos boleterías que no permitían un flujo adecuado de ciudadanos, lo que desencadenó protestas y que decenas saltaran los controles para subirse a los vagones. Poco después de los incidentes los operadores permitieron el acceso libre para evitar más problemas.
El sistema funcionó en las últimas semanas con boletos de invitación a fin de que la ciudadanía se familiarice, pero la afluencia de público en su primer día de operaciones se triplicó. Tras las fallas iniciales la situación se normalizó, a lo que contribuyó la apertura de más boleterías en las estaciones de mayor concentración de pasajeros.
El metro aún no ha sido inaugurado formalmente y no tiene fecha para ello, entre otras razones, porque a fines de este mes debe asumir el nuevo alcalde de la capital, Pabel Muñoz, quien fijará el cronograma para ello. Su inauguración tuvo sucesivas postergaciones porque las autoridades no habían decidido qué empresa lo operaría, tarea que finalmente fue entregada a un consorcio liderado por el Metro Medellín.
El sistema empezó a construirse en 2013 y es una única línea que recorre la capital ecuatoriana de sur a norte; cuenta con 15 estaciones a lo largo de casi 23 kilómetros y una flota de 18 trenes.
Edición Astrid Sánchez
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