Las aves son cada vez más pequeñas y de alas más largas a medida que el mundo se calienta, y las especies de cuerpo más pequeño son las que están cambiando más rápidamente.
Es la conclusión de un trabajo centrado en el continente americano por científicos dirigidos por la Universidad de Michigan, y que se publica en Proceedings of the National Academy of Sciences.
El estudio combina datos de dos trabajos publicados anteriormente en los que se midieron los cambios en el tamaño corporal y la longitud de las alas de un total de más de 86 mil especímenes de aves a lo largo de cuatro décadas en Norteamérica y Sudamérica. En uno de los estudios se examinaron aves migratorias muertas tras colisionar con edificios en Chicago; en el otro, aves no migratorias capturadas con redes en el Amazonas.
Un nuevo análisis de los datos combinados ha revelado un patrón aún más sorprendente: En ambos estudios, las especies de aves más pequeñas disminuyeron proporcionalmente más deprisa su tamaño corporal y aumentaron proporcionalmente más deprisa la longitud de sus alas.
"Las relaciones entre el tamaño corporal y las tasas de cambio son notablemente coherentes en ambos conjuntos de datos. Sin embargo, el mecanismo biológico que subyace al vínculo observado entre el tamaño corporal y las tasas de cambio morfológico requiere más investigación", afirma el ornitólogo de la UM Benjamin Winger, uno de los dos autores principales del estudio.
Tanto el estudio de Chicago como el de la Amazonia atribuyen la reducción del tamaño corporal de las especies al aumento de las temperaturas en los últimos 40 años, lo que sugiere que el tamaño corporal puede ser un factor determinante de la respuesta de las especies al cambio climático.
"Estos resultados sugieren que el gran tamaño corporal podría agravar aún más el riesgo de extinción al limitar el potencial de adaptación a los rápidos cambios antropogénicos en curso", señaló Marketa Zimova, autora principal del estudio.
"Por el contrario, el efecto del tamaño corporal en las tasas evolutivas podría aumentar la persistencia de los taxones pequeños si su morfología rápidamente cambiante refleja una respuesta adaptativa más rápida a las condiciones cambiantes".
El estudio analizó datos de 129 especies de aves: 52 especies migratorias que crían en Norteamérica y 77 especies residentes en Sudamérica. Los 86 mil 131 especímenes se recogieron aproximadamente durante el mismo periodo utilizando técnicas diferentes.
En general, los biólogos suponen que la duración de la generación de una especie, definida como la edad media de los individuos que producen descendencia, es un importante factor predictivo de su capacidad para adaptarse a los rápidos cambios ambientales.
Los organismos de vida más corta que se reproducen en periodos de tiempo relativamente cortos, como los ratones, evolucionan más rápido que las criaturas con generaciones más largas, como los elefantes, porque los ratones tienen más oportunidades de aprovechar las mutaciones genéticas aleatorias generadas durante la reproducción.
"El tamaño corporal puede ser un valioso indicador de la capacidad de adaptación y de la medida en que la evolución contemporánea puede reducir el riesgo de extinción de las especies", escriben los autores.
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