La población de Gaza dispone actualmente de una comida al día, "y se limita a comida enlatada, lo único disponible ahora", explicó hoy en rueda de prensa Abeer Etefa, encargada de comunicación del Programa Mundial de Alimentos (WFP, en inglés).
"El pan se ha convertido en un verdadero lujo", añadió Etefa, en referencia al alimento que constituye la base de la nutrición en Palestina, como en toda la región.
"Los pescadores no pueden salir al mar, ni los campesinos llegar a sus tierras, y la última panadería que trabajaba con ayuda del WFP ha tenido que cerrar", abundó en una teleconferencia en la que intervenía desde su sede en El Cairo.
A estas carencias se suma el hecho de que los frigoríficos han dejado de funcionar por falta de electricidad, por lo que las familias no pueden conservar alimentos perecederos.
"La gente se enfrente a la posibilidad de morirse de hambre", dijo Etefa, que relató cómo muchos niños llegan a los refugios y lo primero que piden es "un sorbo de agua y un trozo de pan".
Tras ella, tomó la palabra desde Amán Julette Touma, de la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos -principal suministradora de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza desde hace décadas y en el punto de mira del gobierno israelí-, quien no se anduvo por las ramas.
"Ya son casi seis semanas de infierno para el pueblo de Gaza (...) Es como si hubiera pasado un terremoto, salvo que es obra humana y pudo haberse evitado. En seis semanas hemos asistido al mayor desplazamiento de palestinos desde 1948, un éxodo que hemos visto en directo", recordó.
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Edición: Estefanía Cardeña
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