¿Te imaginas Las Meninas de Velázquez o el Jardín de las Delicias del Bosco sin sus marcos? Esta es la pregunta que resuelve la exposición Otra colección: Los marcos del Prado, donde demuestran que estas partes de los cuadros son “piezas artísticas independientes, pero siempre ligadas a la obra”.
Así lo ha contado a EFE la comisaria de esta exposición (abierta desde el jueves y hasta el 31 de marzo de 2024) y responsable de la colección de marcos del Museo Nacional del Prado, Gemma García, quien apuntó que históricamente los marcos “están concebidos para proteger algo bello y se contagian de esa belleza también”.
Pero no sólo eso, sino que estas partes del cuadro, como se puede comprobar en el caso del lienzo Luis XVI de Callet cuyo marco fue hecho por Charles-François Buteux: “aportan información a la propia pintura, aportan luz, textura, color”.
Recorrido por 29 obras que van desde los siglos XIII al XX
“Al observar una pintura con un marco, aunque nosotros quizá no lo percibamos o no nos demos cuenta de que está ahí, nuestro cerebro lo está viendo y está recibiendo toda esa información y la contemplación de la pieza es mucho más amplia”, añadió.
En concreto, Otra Colección: los marcos del Museo del Prado es un recorrido por 29 obras que van desde los siglos XIII al XX, un itinerario que arranca en la época medieval, donde los marcos eran fijos e inseparables de las obras que guarnecían; pasando por el siglo XVI, cuando se desligaron físicamente de las pinturas y se convirtieron en piezas con entidad propia.
Hasta llegar al Barroco y su esplendor, continuar con el Neoclasicismo, momento en el que las Colecciones Reales se unifican de manera seriada; y finalizar en los siglos XIX y XX, donde se contemplan marcos de diversos materiales y modelos.
“Esto es una tradición muy antigua, los enmarcadores van unidos a toda la historia artística y eran artesanos que hacían sus marcos y, por lo general, eran gente anónima. De hecho, en este recorrido va a haber muchos que son o bien talleres desconocidos o gente anónima, pero también había artesanos que eran reconocidos”, detalló.
Y para que el visitante pueda comprobar esta “vindicación del marco” que hace el Prado, según ha puntualizado durante la presentación de la muestra el director de la pinacoteca, Miguel Falomir, unas cartelas explicarán datos técnicos, históricos y artísticos de cada pieza.
Marcos de incalculable valor
Porque hay marcos, como es el caso del cuadro El Descendimiento de la Cruz de Pedro Machuca, que son en sí mismos otra pieza de incalculable valor, ya que está provisto de elementos arquitectónicos con balaustres estriados, columnas ornamentadas y con capiteles corintios.
Con 90 por ciento de marcos dorados, del total de las 29 piezas de la muestra, el Museo del Prado propone otro itinerario virtual por un número mayor de cuadros y sus marcos.
“El dorado al final -explicó la comisaria- es el lujo, es embellecer. ¿Por qué se crean los marcos? Pues para proteger algo bello y algo que es muy valioso como el arte, entonces el oro es el elemento más valioso que hay en ese momento y sirve para embellecer aún más”.
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