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Ap / Efe
25/03/2025 | París, Francia
El actor francés Gerard Depardieu negó este martes ante el juez haber cometido agresión sexual contra dos mujeres en 2021 durante el rodaje de una película Les volets verts, aunque aseguró no ser un "manoseador", según declaró en su juicio en París.
"No veo por qué disfrutaría manoseando a una mujer en un set de rodaje. No soy un manoseador. Hay muchos vicios que realmente desconozco", declaró el actor de 76 años, quien se enfrenta a una pena de hasta cinco años de prisión y una multa de 75 mil euros
Una de las dos denunciantes testificó este martes que “lo que me marcó no es su deseo sexual, fue su salvajismo”.
Tras una primera jornada que fue poco fructífera para el avance de la causa por la discusión de una petición de nulidad interpuesta por la defensa, el juicio contra Depardieu prosiguió hoy con la declaración del actor, de 76 años, y la primera de las dos mujeres que le han denunciado, debido a que el presidente de la sala organizó las intervenciones para examinar cada acusación por separado.
"Me atrapó, me hizo avanzar y me pinzó con las piernas. Tenía una fuerza terrible", indicó una de ellas, decoradora de profesión y llamada Amélie (su nombre completo permanece confidencial), cuyo caso fue el primero en ser abordado.
La víctima relató cómo el actor, sentado en una pausa entre escenas, la encontró sola en una de las habitaciones del apartamento donde se rodaba parte de la película y, al intentar salir la inmovilizó, y empezó a tocarla en los muslos, ingles, nalgas y en los pechos.
Ella, que había tratado de evitar a Depardieu después de haberle escuchado comentarios obscenos en el set de rodaje, se encontró "petrificada" e incapaz de reaccionar, según dijo, hasta que alguien a quien no llegó a identificar la separó de él por la espalda.
"Me aterrorizó y eso le divertía", aseguró la denunciante, que lo recuerda con la cara enrojecida, excitado y enfadado.
Fue un momento "corto" y, aunque varias personas del rodaje la notaron conmocionada e intentaron reconfortarla, ella misma no entendía que había sufrido una agresión sexual.
Consultó a un médico y también contó lo sucedido a varios miembros del rodaje y a sus allegados, como su marido, pero no denunció hasta dos años después porque pasó por una fase de miedo y de negación.
También sintió culpabilidad hasta que la salida a la luz de una acusación de violación contra Depardieu -la denuncia interpuesta por la actriz Charlotte Arnould, por la que la Fiscalía ha pedido, ya que el actor vuelva al banquillo- y otros casos en la prensa la animaron a presentar su querella, para dejar de sentirse "cómplice" con su "silencio" de lo que pudiera hacerle a otras mujeres.
Depardieu cambia su relato
"No veo por qué disfrutaría manoseando a una mujer en un plató de cine", había alegado Depardieu al explicar su versión de los hechos, además de achacar el malestar de la víctima a críticas que hizo sobre su trabajo.
Reconoció, no obstante, haber hecho comentarios groseros en el rodaje, porque los suele hacer en general, dijo, y también admitió por primera vez haber puesto sus manos sobre las caderas de la víctima para no "caerse", a pesar de que en sus declaraciones a la policía lo había negado.
Ese cambio de versión se lo hicieron notar tanto los jueces como la abogada de la decoradora, a cuyas preguntas el actor ofreció una tercera explicación al afirmar que la agarró de las caderas para poder hablarle sin gritar, ya que se encontraban en el rodaje.
Los intercambios no estuvieron exentos de momentos de tensión en los que el presidente de la sala amenazó con suspender la audiencia, en especial cuando Depardieu explicó que hace tres años que no trabaja debido a que cada vez que lo intenta salen "locas con pancartas".
"Defiendo la libertad de expresión, defiendo la feminidad, pero no tengo costumbre de tener a mujeres en una suerte de histeria que piden no sé qué", dijo el actor, cuyos comentarios desataron murmullos en la sala.
También los abogados de las partes se enzarzaron por momentos en descalificaciones durante la vista, en la que el protagonista de filmes como Cyrano de Bergerac está acusado de agresión sexual, acoso sexual y ultrajes sexistas.
Una cultura lenta para confrontar el abuso
Francia ha sido a menudo ambivalente con el movimiento #MeToo, llegando incluso a criticarlo. Mientras que en Hollywood poderosos hombres cayeron rápida y públicamente, la industria cinematográfica francesa fue más lenta en responder.
Algunos desestimaron el #MeToo como una exportación estadunidense incompatible con los valores franceses, citando preocupaciones sobre la libre expresión y lo que consideraban una erosión de la cultura de la seducción.
Roman Polanski, condenado en Estados Unidos por abusar sexualmente de una menor y acusado por varias otras mujeres, continúa viviendo y trabajando en Francia con casi total impunidad. A pesar de la indignación internacional, sigue siendo una figura condecorada en el cine francés. Su premio César del 2020 al mejor director —por J’accuse (El acusado y el espía) - provocó que varias mujeres, incluida la actriz Adèle Haenel, abandonaran la ceremonia en protesta.
Sin embargo, la industria ofreció poca resistencia institucional, destacando una profunda renuencia a confrontar el abuso cuando involucra a figuras culturales veneradas.
En febrero, el director Christophe Ruggia fue condenado por abusar sexualmente de Haenel cuando era menor. La actriz, que ya había abandonado la industria cinematográfica en protesta, se ha convertido en una de las voces más prominentes del país sobre el abuso.
Judith Godrèche, actriz y cineasta, también ha emergido como una figura destacada. En febrero de 2024, en un testimonio televisado, se dirigió a una comisión parlamentaria francesa, acusando a los directores Benoît Jacquot y Jacques Doillon de explotarla sexualmente cuando era adolescente —acusaciones que ambos hombres niegan.
“Esto no se trata de deseo o amor”, dijo a los legisladores. “Se trata de poder. Se trata de un sistema que permite el silencio”.
Esa misma comisión ha convocado a actores y productores destacados —incluido Jean Dujardin— para que testifiquen. Varios solicitaron que sus comparecencias se llevaran a cabo a puerta cerrada.
Testigos y susurros
Anouk Grinberg, una respetada actriz que apareció en Les Volets Verts, ha apoyado públicamente a las demandantes. Describió el comportamiento de Depardieu como vulgar y perturbador, diciendo que sintió “una sensación de vergüenza” en el set.
En el momento de las supuestas agresiones de 2021, Depardieu ya estaba bajo investigación formal por violación. En 2018, la actriz Charlotte Arnould lo acusó de violarla en su casa. Ese caso sigue activo, y en agosto de 2024, los fiscales solicitaron que se llevara a juicio.
A lo largo de una carrera que abarca cinco décadas, Depardieu ha protagonizado más de 200 películas, incluidas Cyrano de Bergerac, Jean de Florette, Green Card. Pero sus controversias fuera de la pantalla han acaparado titulares durante mucho tiempo, desde conducir ebrio hasta orinar en el pasillo de un avión.
Un documental de 2023 de France Télévisions, La Chute de l’Ogre, reavivó el debate sobre su impunidad. Mostró imágenes del actor durante un viaje a Corea del Norte en 2018, haciendo comentarios sexualmente inapropiados a una intérprete femenina y pareciendo sexualizar a una niña que montaba a caballo.
Durante décadas, comportamientos como este fueron desestimados como parte de su gran personalidad. Hoy, ese legado está bajo un desafío directo.
Edición: Estefanía Cardeña