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20/05/2025 | Washington, Estados Unidos
“Quería ver a mi familia y a mi mamá”, dijo Kevin Antonio Posadas, de 25 años, tras entregarse a las autoridades de Estados Unidos y firmar voluntariamente su deportación.
Los deportados llegaron en un vuelo chárter al aeropuerto de San Pedro Sula, a 250 kilómetros al norte de la capital Tegucigalpa, en el que también había 26 colombianos que prosiguieron su camino hacia su país, según un comunicado del Departamento de Seguridad Nacional estadunidense.
Horas más tarde, arribaron al aeropuerto internacional El Dorado de Bogotá en un vuelo chárter y fueron recibidos por miembros del gobierno colombiano, informó la embajada estadunidense.
“Llené la aplicación CBP Home y en tres días ya la tienes”, explicó Posadas a The Associated Press.
Posadas, originario de Tegucigalpa, vivía desde hace tres años en Houston, Texas, junto a su padre y unos hermanos y comenzó a plantearse el regreso voluntario desde que escuchó el anuncio del gobierno de Donald Trump. “Yo me iba a venir aparte, pero cubre todos los gastos”, reconoció sobre el programa que le ahorró el costo del pasaje de avión.
El presidente estadunidense, que prometió deportaciones masivas de migrantes a su llegada al poder, puso en marcha el programa para incrementar los regresos voluntarios a cambio de ofrecer mil dólares —que los extranjeros reciben en una tarjeta de débito— si se entregan a las autoridades con la intención de ser deportados y evitan de esa forma ser capturados en las redadas anti inmigrantes que realiza el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas.
En los últimos meses, el gobierno de Trump ha intensificado su política contra la migración ilegal, así como las noticias sobre deportaciones de migrantes, entre ellos más de 200 venezolanos enviados a El Salvador, donde quedaron recluidos en una cárcel de máxima seguridad.
El Departamento de Seguridad Nacional, la secretaria Kristi Noem insistió en animar a los migrantes a pedir su deportación voluntaria para acceder a esos incentivos y recordó que, en caso contrario, “serán objeto de multas, arresto, deportación y nunca se les permitirá regresar”.
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Edición: Estefanía Cardeña