Apf y Ap
El presidente maliense, Ibrahim Boubacar Keïta y su primer ministro, Boubou Cissé, fueron "detenidos" el martes en la capital, Bamako, por militares amotinados, afirmó a la Afp uno de los jefes del alzamiento.
"Podemos decirle que el presidente y el primer ministro están bajo nuestro control. Los hemos detenido en su domicilio [del jefe de Estado]", declaró el líder militar, bajo anonimato. "IBK [el presidente Keita] y su primer ministro están en un blindado rumbo a Kati", un campamento militar en las afueras de Bamako donde arrancó el motín horas antes, afirmó otra fuente militar rebelde.
Tras el sometimiento, los soldados se desplazaban libremente por las calles de Bamako, dejando cada vez más claro que tenían el control de la capital. Hasta el momento no había comentarios de los soldados, quienes procedían del mismo cuartel militar de Kati donde se originó otro golpe hace más de ocho años. Desde hace varios meses se han producido en el país manifestaciones para exigir la destitución de Keïta.
El presidente de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat, condenó la “detención forzada” de los mandatarios malienses y pidió su liberación inmediata. Rechazó “cualquier intento de un cambio inconstitucional del gobierno”.
Los eventos también fueron condenados por Estados Unidos, las Naciones Unidas, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental y el antiguo colonizador Francia, que junto con una misión de paz de la ONU ha trabajado desde 2013 para estabilizar la nación.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres pidió la “restauración inmediata del orden constitucional y del Estado de derecho”, de acuerdo con el portavoz de la organización Stephane Dujarric.
La convulsión había comenzado en la ciudad de Kati, donde los soldados amotinados se armaron y detuvieron a altos oficiales militares. Los manifestantes antigubernamentales aplaudieron las acciones de las tropas, y algunos incluso incendiaron un edificio en la capital que pertenece al Ministerio de Justicia de Malí.
El primer ministro Boubou Cisse, había instado a los soldados a deponer las armas.
“No hay ningún problema cuya solución no se pueda encontrar a través del diálogo”, dijo en un comunicado.
Horas antes, trabajadores del gobierno huyeron de sus oficinas cuando hombres armados comenzaron a detener a funcionarios, entre ellos al ministro de Finanzas del país, Abdoulaye Daffe.
Se trata de una preocupante repetición de los acontecimientos que condujeron al golpe de 2012, que desató años de caos en Malí cuando el consiguiente vacío de poder permitió a extremistas islámicos hacerse del control de las ciudades del norte. En última instancia, una operación militar dirigida por Francia derrocó a los yihadistas, pero éstos se reagruparon y ampliaron su alcance al centro de Malí.
Edición: Mirna Abreu
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