Cuando estaba repartiendo líneas en el Kukulcán Alamo durante entrenamientos con prospectos de los Leones a principios de este año, Randy Arozarena difícilmente pudo haberse imaginado la temporada de luces y sombras que se avecinaba para él.
Pero una vez superada la turbulencia, que se debió principalmente al periodo que no pudo entrar en acción por el COVID-19, el jardinero cubano, ex de la Liga Meridana de Invierno, no solamente encontró un lugar con los Tampa Bay Rays, sino que se perfila para ser uno de los elementos principales a la ofensiva y defensiva para los campeones de la División Este de la Liga Americana en su campaña de playoffs que arranca mañana.
Arozarena, quien ayer al caer el telón de la fase regular fue tercer bate (negoció dos bases por bolas y anotó una carrera) y jugó de jardinero izquierdo y central, impresionó al mánager Kevin Cash durante la Liga de la Toronja, tras esos buenos días de práctica en la capital yucateca, y cuando parecía que tenía buenas posibilidades de quedarse con el equipo en el campamento de verano el virus le impidió entrenar y lo marginó durante varias semanas. Cuando finalmente le llegó su oportunidad el ex senador de la Morelos no la desaprovechó. En sus primeros 62 turnos al bate conectó siete cuadrangulares, con un OPS de 1.036. Produjo 11 carreras, anotó 14 y se robó cuatro bases.
Edición: Emilio Gómez
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