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Doctrina Dahiya: destrucción y genocidio en Gaza

Usar fuerza desproporcionada contra el enemigo sin importar el costo civil, una historia que se repite
Foto: Reuters

Durante la guerra israelí contra el Líbano de 2006, en el barrio Dahiya, un suburbio chiita densamente poblado al sur de Beirut, se albergaba el cuartel general de Hezbolá, un grupo guerrillero proiraní, quien previamente había lanzado ataques contra Israel. La respuesta del ejército israelí fue bombardear la zona durante semanas, reduciéndola a escombros y causando la muerte de más de mil civiles (un tercio fueron niños). La destrucción no se limitó a objetivos militares y abarcó infraestructuras civiles como edificios residenciales, puentes y carreteras, dejando a miles de personas desplazadas y sin hogar. Ese fue el debut triunfal de la apocalíptica Doctrina Dahiya.

Fue el general Gadi Eizenkot, entonces jefe del Comando Norte del ejército y posteriormente Jefe del Estado Mayor entre 2015 y 2019, quien delineó la forma original de esta doctrina militar.

No existe ningún documento oficial que explique el contenido de tal doctrina, por lo cual se tiene que recurrir a las declaraciones de su creador y de sus seguidores para dilucidarla. El portal del Institute for Middel East Understanding, el 31 de julio de 2024 publica una entrevista del general Gadi Eizenkot con el periódico israelí Yedioth Ahronot en 2008, quien señaló: “lo que sucedió en Dahiya en 2006 ocurrirá con cualquier pueblo desde el que se ataque a Israel. Aplicaremos una fuerza desproporcionada y causaremos una gran destrucción. Desde nuestra perspectiva, estos son bases militares, no pueblos civiles”.  Más adelante enfatizó que “nuestro enfoque busca daños y destrucción inmensas para forzar reconstrucciones costosas y largas, debilitando al enemigo a largo plazo”.

El exgeneral israelí Giora Eiland agregó más elementos: “La destrucción sistemática de infraestructuras y el intenso sufrimiento de la población civil son un medio para presionar a gobiernos hostiles o milicias”, y agregó “en guerras asimétricas, la distinción tradicional entre militares y civiles es obsoleta, ya que grupos como Hezbolá usan barrios como escudos humanos.”

  • Con lo expuesto, se pueden enunciar los componentes de esta apocalíptica doctrina militar:
  • Los barrios y pueblos densamente poblados no se consideran zonas civiles sino bases militares.
  • La fuerza militar contra éstos debe ser desproporcionada.
  • Los bombardeos serán indiscriminados, sin importar los daños y muertes de la población civil.
  • La destrucción de la infraestructura debe ser total (incluidas el agua y la electricidad) para forzar a una reconstrucción costosa y a largo plazo.
  • Se debe infligir el mayor sufrimiento posible a la población civil con el objetivo de que ésta se divorcie de los milicianos. 

Todos los elementos anteriores se enmarcan en la abierta política sionista de limpieza étnica y genocidio de los gobernantes israelíes. 

Finalizada la Segunda Guerra Mundial y debido a los horrores ejecutados por los nazis, se firmaron los Acuerdos de Ginebra de 1949 y sus protocolos adicionales, los cuales, en síntesis, regulan los conflictos armados y son la base del Derecho Internacional Humanitario. Israel los ratificó en 1951 y por ende se obligó a cumplirlos. 

El IV Convenio de Ginebra y sus protocolos adicionales, regula la protección de la población civil que vive bajo ocupación militar. Durante la guerra de 1967 Israel ocupó militarmente los territorios de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Oriental. Esa condición de ocupados es reconocida jurídicamente tanto por el Consejo de Seguridad como por la Corte Internacional de Justicia, ambos de Naciones Unidas.

Dicho Convenio expresamente prohíbe los ataques a la población civil como tal, todo atentado contra la vida y la integridad física de los civiles, los castigos colectivos, la deportación de personas protegidas, la denegación de atención médica, entre otras proscripciones.  Paralelamente, la potencia ocupante debe asegurar que la población civil disponga de alimentos, agua, insumos médicos y todo lo necesario para subsistir, como vivienda y electricidad. 

A lo largo de los dos últimos años fuimos testigos de la plena aplicación de la Doctrina Dahiya:

  • Bombardeos indiscriminados de campamentos de refugiados y barrios de civiles a lo largo de toda la Franja de Gaza. 
  • Asesinato de más de 65 mil palestinos, de los cuales más de 16 mil eran niños.
  • Ejecución de una implacable limpieza étnica.
  • Destrucción del 90 por ciento de las viviendas civiles, escuelas y hospitales. 
  • Destrucción completa del sistema de agua y electricidad.
  • Prohibición total de introducir cualquier ayuda humanitaria, incluida comida y suministros médicos.
  • Claro y abierto uso del hambre y la sed como instrumentos de guerra. 

Los ataques indiscriminados del ejército sionista de Israel en contra de la población civil palestina y todos los demás actos genocidas practicados en Gaza, se consideran graves violaciones a la Convención y se tipifican como crímenes de guerra y de lesa humanidad.

Actualmente el general Gadi Eizenkot, forma parte del gabinete de Benjamín Netanyahu, confirmando que el sionismo y la apocalíptica Doctrina Dahiya, necesariamente han entrañado y se ejecutan a través de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad.


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Edición: Fernando Sierra


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