Con el objetivo tener un sistema desarrollado para 2025, el gobierno de China anunció un plan para expandir de forma considerable el programa experimental de modificación meteorológica, con el cual se busca inducir a que llueva en un área concreta o por el contrario evitar que lo haga.
Según una circular emitida el pasado 2 de diciembre, el Consejo de Estado del país asiático indicó que el área total de operación de lluvia artificial (nevadas) cubrirá 5.5 millones de kilómetros cuadrados, de los 9.5 millones que tiene toda la nación. Esta extensión es superior a todo el territorio de su vecina India.
Además, el proyecto apunta a que el sector de supresión del granizo supere los 580 mil kilómetros cuadrados.
Al controlar de forma artificial este fenómeno climático, el pais apuesta a proteger la agricultura del país impidiendo que la lluvia (o su ausencia) dañe los cultivos, esenciales para su economía. Además, estima que con ello mejorarán su respuesta a emergencias como incendios forestales o de pastizales y altas temperaturas inusuales o sequías.
Pese a que la iniciativa inicial prevé estar finalizada para el 2025, el desarrollo de este programa continuará hasta el 2035. Para ese momento, China debería llegar a un nivel avanzado mundial en términos de operación, tecnologías y servicios, según indica el comunicado.
Para que este proceso tenga éxito, China necesita invertir en una red de decenas de miles de cámaras especiales en la cima de la meseta del Tíbet, donde se halla la mayor reserva de agua dulce de Asia. Allí se quemará un tipo especial de combustible sólido para generar yoduro de plata, químico que a su vez creará nubes con el fin de generar precipitaciones anuales equivalentes al 7 por ciento de todo el consumo de agua del país.
Con informción de Actualidad RT y Xataka
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La Jornada Maya