Ap, Dpa, Afp y Reuters
Foto: Ap
La Jornada

Quito
14 de agosto, 2015.

Ecuador quedó dividido este jueves al enfrentar dos movilizaciones paralelas: por un lado, una jornada de protestas contra el gobierno del presidente Rafael Correa que incluyó una huelga nacional, el bloqueo de carreteras y una gran concentración en esta capital, que concluyeron con saldo de varios detenidos y 15 policía heridos tras disturbios en los que las fuerzas del orden utilizaron gas lacrimógeno. Por el otro, cientos de seguidores del mandatario se congregaron desde temprana hora frente la presidencial palacio de Carondelet, para respaldar su gestión.

Al referirse a la multitudinaria concentración opositora, el presidente, que por la mañana aseveró que en su país se escenifica un golpe de Estado blando, aseguró que en Ecuador hay democracia, por lo que aquí mandarán las grandes mayorías.

El paro nacional, convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador y del Frente Unitario de Trabajadores, se cumplió parcialmente en esta capital y en otras ciudades como Guayaquil, Cuenca y Riobamba, pero desde la madrugada de este jueves grupos opositores cerraron carreteras en siete de las 24 provincias del país, entre ellas la Panamericana, que conecta con Perú.

En un intento por liberar la Panamericana, el ministro del Interior, José Serrano, acudió a la zona para ofrecer un diálogo. Los dirigentes del Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi, en el centro-norte del país, rechazaron la oferta y le pidieron que se retirara, lo que provocó un forcejeo con miembros de la policía.

Las fuerza del orden lanzaron gas lacrimógeno contra los manifestantes, quienes respondieron y arrojaron piedras y palos, por lo que varios de ellos fueron detenidos, de acuerdo con reportes de medios locales.

Entre los detenidos se encuentra el asambleísta del movimiento indígena, César Umaginga, mientras unos 15 policías resultaron heridos en enfrentamientos con manifestantes.

También durante la concentración en Quito, encapuchados que quisieron ingresar por la fuerza al palacio de Carondelet fueron dispersados con gas. Manifestantes se enfrentaron a puñetazos y palazos con la policía cuando intentaron romper un cerco en dirección a la sede de gobierno, en el corazón histórico de Quito y en cuyos alrededores se concentraron cientos de simpatizantes del oficialismo desde temprana hora.

Pese al llamado de sectores sindicales e indígenas a paralizar actividades, la huelga no contó con gran adhesión en todo del país. Los servicios de transporte, educación, salud y justicia se prestaron con regularidad en las principales ciudades, aunque muchas personas se abstuvieron de salir o interrumpieron sus actividades a causa de las movilizaciones.

Los reclamos de la oposición son de toda índole, pero confluyen principalmente en la exigencia de que se retire un paquete de enmiendas constitucionales que debe ser aprobado en diciembre por el Congreso de mayoría oficialista.

Entre las enmiendas está una que habilitaría la relección indefinida de los cargos de elección popular, entre ellos el de presidente, lo que permitiría a Correa, en el poder desde 2007, presentarse a un nuevo mandato en las elecciones de 2017.

También exigen el archivo de las leyes que crean impuestos a las herencias y a la plusvalía, cambios a las leyes de aguas y tierras, rehabilitación del aporte del Estado a las pensiones de jubilación y acceso libre a la educación universitaria, entre los puntos más importantes.

Los oficialistas, en tanto, se concentraron frente a la sede presidencial para impedir los planes golpistas denunciados por Correa en las últimas semanas. Con bailes y cantos centenares de partidarios de la revolución ciudadana elevaron sus consignas a favor del presidente.

Correa señaló que no se puede hablar con dirigentes sindicales e indígenas que asumen esas posturas, en alusión a los bloqueos de carreteras y enfrentamientos que ocurrieron durante la jornada de protesta, una de las más fuertes que ha enfrentado el mandatario en ocho años de gobierno.

No es arrogancia, no es falta de oídos, pero someterse a esa prepotencia sería la peor de las claudicaciones, dijo el presidente, quien por la mañana tildó de fracaso la huelga.

Advirtió que no se someterá al chantaje de las fuerzas opositoras. Lo que no lograron en las urnas, lo quieren lograr con piedras, palos, chantajes, y nos dicen: o te sometes, Correa, o te cerramos las carreteras. ¡No atemorizan a nadie, vayan a ordenar a su casa, señores!, afirmó.

Correa recibió el apoyo de varios gobiernos de la región, mientras desde Caracas, la administración del presidente Nicolás Maduro convocó a un tuitazo mundial para mostrar el respaldo al presidente ecuatoriano.


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