Óscar Muñoz
Ilustración: Chakz Armada
La Jornada Maya
15 de mayo, 2015
"Tú tienes un alma, tú tienes un corazón, tú tienes un sentimiento de que la música es vida. La vida que vivimos en el pasado, la vida que estamos viviendo hoy y la vida que creo que viviré mañana."
B.B. King
Luego de la muerte de Freddie King (en 1976) y de Albert King (en 1992), B.B. King, el último rey mago del blues murió ayer 14 de mayo. Curiosamente los Tres Reyes Magos del Blues eran Baltazares que influyeron magníficamente en los príncipes blancos del blues que hay en el mundo. En el caso de B.B. King, el rey se mantuvo en diversos tronos de honor: ocupa el número 6 de los 100 mejores guitarristas de todos los tiempos, según la revista Rolling Stone; además, ocupa el puesto 17 entre los 50 mejores guitarristas del mundo, de acuerdo con Gibson, y ocupa el Salón de la Fama del Rock and Roll desde 1987.
A través de su guitarra Gibson ES-335, llamada Lucille, B.B. King logró prolongar maravillosamente los vibratos de las cuerdas que, como el flautista de Hamelín, consiguió encantar a los discípulos involuntarios de B.B. King, además de los que gustamos de escuchar blues, para conducirnos a todos al abismo del paraíso terrenal. No había mayor deleite que escuchar la fluidez de las notas sacudidas en las cuerdas de su guitarra Lucille. La vibración de tales notas bluseras se metían directo al alma y sacudían el espíritu: es lo que se llama poesía musical.
El último rey mago del blues, finalmente nos deja el lamento original negro para tenerlo siempre y hacernos clamar por su extraordinario pulsar de cuerdas hasta hacernos sangrar el alma de llanto y de emociones minerales. ¡God save the king!
“Algunos dicen de mí que soy un revolucionario. Eso no tiene sentido, todo lo que hice fue copiar a B.B. King”.
Eric Clapton
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