Dustin Pedroia, el diminuto segunda base que desafió las expectativas y fue la bujía para que los Medias Rojas de Boston conquistaran dos campeonatos de la Serie Mundial con su garra, anunció ayer su retiro. Pedroia también fue fundamental en una tercera consagración, haciéndolo con sus arengas después de que una lesión en una rodilla prácticamente le puso fin a su carrera. Pedroia, de 37 años, fue laureado como Novato del Año de la Liga Americana en 2007 y el Jugador Más Valioso en su segunda temporada. Pero apenas pudo disputar nueve juegos desde que una temeraria barrida, con los spikes elevados, del entonces torpedero de los Orioles, Manny Machado, le lesionó la rodilla en 2017.
Era el jugador más veterano en el róster de los Medias Rojas y el último eslabón con el equipo que se proclamó campeón en 2007. “Nunca di por perdida una jugada, desde las Pequeñas Ligas”, dijo Pedroia en una videoconferencia ayer.
Edición: Ana Ordaz
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