Texto y foto: Notimex
La Jornada Maya

México
Jueves 25 de abril, 2019

Un fragmento del Muro de Berlín que presentaba un deterioro importante de la pintura, y corrosión de las armaduras de metal y microorganismos en la base, fue restaurado en el Museo Memoria y Tolerancia (MyT), donde se exhibe desde 2018.

Durante 28 años, en Alemania, el Muro de Berlín separó familias, amigos y compatriotas, desde el 13 de agosto de 1961, hasta su caída el 9 de noviembre de 1989, por lo que este 2019 se cumplirán 30 años de este momento histórico, político y social.

Como símbolo de compromiso con la libertad, 241 de sus fragmentos se exhiben en 146 memoriales de más de 70 países, tal es el caso del Fragmento No. 266, un bloque rectangular de concreto armado, con peralte y base, un muro de cuarta generación cuya construcción comenzó a partir de 1976, que alberga el Museo Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México.

Sin embargo, por primera vez fue restaurado, por lo que el Seminario Taller de Restauración de Arte Moderno y Contemporáneo de la Escuela Nacional de Conservación Restauración y Museografía (ENCRyM), del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), inició los trabajos por petición del MyT.

El estudio e investigación de la pieza comenzó en marzo de 2018 y en enero de este año se realizó su intervención in situ, en el atrio del recinto cultural. El equipo comprobó que tuvo varias etapas constructivas, ya que primero se hizo de blocks de tabique, y posteriormente, concreto reforzado con cables de acero.

La altura del fragmento es de 3.61 metros por 2.20 metros de profundidad, contando la base en forma de “L” que recarga su peso en la parte posterior para darle firmeza; mientras que de ancho abarca 1.80 metros de alrededor de 155 kilómetros que midió completo, o los 45 kilómetros que correspondieron a Berlín, de acuerdo a un comunicado.

La restauradora Ana Lizeth Mata Delgado, responsable del proyecto de intervención del fragmento, explicó que el gris de su cara frontal comenzó a atenuarse con pinceladas de colores, y los trabajos de restauración lograron reintegrar formalmente algunas imágenes.

Detalló que, al centro del bloque, los martillazos que derribaron el muro desprendieron la “piel” lisa del aplanado, junto con los colores que la iluminaban; y en su lugar luce la superficie corrugada del hormigón y salen sus entrañas metálicas; aunque los faltantes no comprometen su estructura.

“Esa dinámica de vinculación de la pieza con el contexto es interesante y por eso nos pareció importante hacer análisis estratigráficos para definir cuántas capas de pintura acumuló”, precisó, ya que en la parte superior se aprecia una línea de trampantojo y enseguida se despliega el intercalado de capas pictóricas.

Agregó que en los análisis estratigráficos se han identificado hasta cinco aplicaciones de capa pictórica superpuestas, ubicadas en distintos puntos de la superficie del muro, y precisó que todas las capas pictóricas son sintéticas, principalmente vinilos y acrílicos.

La intervención directa en la pieza comenzó con el fijado, usando adhesivos similares a la pintura en su composición química, aplicados mediante pincel y de manera local y lenta, en cada una de las escamas que estaban desprendidas para readherirlas.

Mientras que en otras zonas se empleó aerógrafo para tener una aplicación homogénea que garantizara el fijado de la capa pictórica, la cual “fue la labor más delicada y lenta, pero también fundamental porque a partir de recuperar las capas pictóricas, recuperamos parte de la imagen, pese a las pérdidas existentes”, contó.

Tras el fijado se eliminaron los productos de corrosión de los metales, así como los microorganismos que moraban en las partes baja y alta, con materiales determinados por el área de biología; mientras que se fijó el desprendimiento de pequeños fragmentos de concreto de los extremos laterales.

En el aspecto arquitectónico se le hizo un estudio estructural para conocer su estabilidad, además, los especialistas realizaron análisis de colorimetría para determinar el nivel de tono, saturación y color que tienen los estratos pictóricos.

El equipo registra la secuencia de cambios de color y hace un monitoreo del proceso de fijado y estabilidad de la capa pictórica, por el seguimiento solicitado por el MyT, y generan un expediente de la técnica de manufactura, componentes, historia y proceso de intervención para su conservación futura.


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