Jorge Buenfil
Foto: Stefanie Hostettler
La Jornada Maya

Viernes 30 de abril, 2020

Hoy perdió la vida el cantante, compositor y actor mexicano Óscar Chávez, quien fuera conocido como "El caifán mayor", apodado así por su participación en la película [i]Los caifanes[/i], dirigida por Juan Ibáñez en 1967. La voz de Chávez se apaga después de que cumpliera 85 años el pasado 20 de marzo.

Reacio a las entrevistas, en julio de 2015 accedió a recibir a Jorge Buenfil en las oficinas de Pentagrama -estudio con el que grababa el cantante y donde se encontraba su oficina-, donde le daría la siguiente entrevista en la que evoca sus orígenes artísticos y hace un recuento de su carrera, incluidas sus luchas sindicales.

[b]¿Cuándo encuentras a Óscar Chávez el cantor?[/b]

–Canto desde niño. Cuando grabé mi primer disco, en los años 60, ya cantaba con José González Márquez. En 1961 ingresé a la Escuela de Teatro de Bellas Artes. Ahí conocí a Pepe y poco tiempo después empezamos a cantar, por ahí del 62, 63, en las facultades de la Universidad Nacional, en el Politécnico y en la Normal Superior.

[b]El disco Herencia lírica ¿es el parteaguas de tu carrera?[/b]

–Sí, [i]Herencia lírica mexicana[/i], con la guitarra de Pepe.

[b]¿Sentiste que con ese disco pasaría algo?[/b]

–No. Lo del disco fue casual, porque quien lo hizo posible fue una señora hermosísima, Lilián Mendhelson. Era investigadora y le gustaba el folclor. Vivió mucho tiempo en México y creo que murió aquí. Era encantadora y hacía programas en Radio Universidad.

“Empecé a trabajar en Radio Universidad y ella me grabó algunas cosas y las incluyó en los discos que ponían en la estación. Difundían música de todo el mundo y me incluyó con un disco que tengo por ahí, con dos o tres cancioncitas. Ella era alemana, descendiente de Mendhelson, el compositor.

“Un amigo de ella llegó a trabajar a Discos Polydor –que al principio se llamaba Discos Dusa y luego Polygram– y este hombre me dio chance de grabar el primer disco –¡lo grabamos casi en piedra, porque si acaso había cuatro canales!– con la guitarra de Pepe González Márquez en un pequeñísimo estudio ubicado por el Panteón de Dolores. Todo fue como muy doméstico y aún tengo por ahí la foto del disco. La tomó Rodrigo Moya, a quien ya conocía.”

[b]Hablando de la Herencia, ¿tienes a alguien de quien adquiriste el gusto por el canto?[/b]

–¡Tú lo sabes muy bien! Mi padre cantaba y tocaba muy lindo la guitarra, cosa que no aprendí por bruto. Él era de Zacatecas, interpretaba canciones antiguas de su tierra y también de la onda urbana, de la Ciudad de México. Él se trasladó para acá y le encantó. Admiraba a la trova yucateca y era lo que más cantaba: Guty Cárdenas, Ricardo Palmerín, y yo empecé a cantar esas letras con él desde niño.

[b]Seguramente fue en los años 60 cuando te encuentras con la canción contestataria.[/b]

–Cualquier canción tradicional, de cualquier país, conlleva esa carga contestataria. Son canciones que desarrollan una crónica, una crítica, una burla, una ironía o hasta un insulto por medio de la música. En realidad no hemos inventado nada, todo lo contiene el canto popular.

[b]¿Hay alguna figura que te haya marcado como cantor?[/b]

–Me impresionó mucho, desde chamaquito, Guty Cárdenas, por su historia y sus canciones. Mi papá cantaba casi todo el material de Guty, quien grabó muchas y en muchos géneros.

“Con el tiempo empezó a llegar música de Sudamérica y me impresionaron mucho, igual que a otros, Atahualpa Yupanki, Eduardo Falú y gran cantidad de compositores. Pero la trova yucateca siempre me gustó y me gusta mucho. La vieja trova cubana también. Todo eso me marcó”.

[b]¿Cuántos discos has grabado?[/b]

–Más de cien, pero nunca los he contado.

[b]¿Hay alguno en puerta?[/b]

–Acabo de grabar uno con Héctor Morales; es un trabajo muy valioso de Héctor; él hizo la selección y la investigación de sones antiguos veracruzanos. Espero salga en un par de meses.

[b]Como compositor, ¿cómo escribes tus canciones, inspiración o chamba?[/b]

–No hay recetas, Jorge, bien lo sabes. Las canciones surgen cuando menos lo esperas. A veces consigues hacer algo con un tema determinado, porque se presenta la coyuntura, la petición o algo que te provoca escribirla.

“En ocasiones surge por una palabra o por algo que leíste, que te cuenta alguien o algo que te sucede. Los motivos son muchos y primero te puede surgir una idea literaria y desarrollar una melodía, o al revés, una idea musical y luego le vas aplicando la letra.”

[b]¿Cómo está viviendo el país? ¿Óscar Chávez tiene que decir algo con su canto?[/b]

–En las canciones siempre lo digo; aunque no solucionan los problemas, son importantes. Son una forma de exponer lo que piensas ante una realidad con la que estás o no de acuerdo. Son una herramienta para despertar la conciencia de quien te escucha y para tomar conciencia uno mismo. Debemos decir: no estoy de acuerdo con este imbécil o este político, porque la canción no sólo sirve para llorar, sirve para muchas cosas.

[b]¿Cómo ves el panorama de la actual trova o canción mexicana?[/b]

–No estoy muy enterado, pero me quedo con la generación que sigue de la mía: con gente como tú, con Marcial (Alejandro), quien ya murió; Rafa Mendoza, David Haro y Pepe Elorza, por mencionar algunos. Gente talentosa que se nos perdió en el camino, como Daniel Tuchman. Mis respetos a Guillermo Velázquez por su trabajo maravilloso y admirable.

[b]Lo penoso es que no se apoyan estos trabajos.[/b]

–¡Bravo que lo dices! Esto de andar en la margen o marginado es un hecho. Duele, pero es así. No lo digo como queja, así son los chingadazos.

[b]¿Estás contento con tu trabajo de actor?[/b]

–Se hizo lo que se pudo. Pero por andar de hocicón, protestando y renegando de todo, no se me dio fácil la actuación. Cuando trabajaba de actor surgió el Sindicato de Actores Independientes y la bronca política fue tremenda. A raíz de ese conflicto a mí y a muchos compañeros nos cerraron fuentes de trabajo a lo bárbaro.

[b]Considero que tus conciertos en el auditorio, como las fiestas de pueblo, se han convertido en tradición; el público los espera cada año con ansiedad.[/b]

–Gracias por lo que piensas, pero no creas que siempre va la gente. Son una bola de huevones que a veces no van. Son los riesgos que se corren y cuando empezamos esta aventura jamás pensamos en cuántos recitales íbamos a lograr en el auditorio. Llegamos por decimoctava ocasión a cantar en el auditorio. No sé si haremos otro concierto, todo depende del sexenio, la soledad, la lluvia y los caminos. Este año será el 29 de agosto a las 8 de la noche. Estamos armando el equipo de trabajo, pero este año no van los Morales.

[b]¿Cómo te sientes para cantar a los 80 años de edad?[/b]

–Espero que bien, mano. Ya sabremos el día 29. Estoy más que bien a pesar de la falta de trabajo. Estar en activo en tu oficio es lo importante.

[b]¿Qué sigue?[/b]

–Los sones jarochos. Tengo guardado desde hace mucho tiempo un proyecto sobre Pablo Neruda. Estoy trabajando sobre sus poemas. También tengo pendientes temas míos que no he cantado ni grabado, un viejo proyecto sobre el pulque y un material literario musical muy interesante y precioso de mediados del siglo XIX.

[b]¿Cuándo dejar el escenario?[/b]

–No me preocupa, porque cuando llegue el momento será triste y doloroso. Las cosas dan hasta donde dan. Lo único que le pido a los dioses es tener cordura para callarme el hocico a tiempo y no andar cantando en silla de ruedas ni con oxígeno. Callar a tiempo es más sabio.

[b]¿Algo que quieras agregar para la gente que te sigue?[/b]

–Que no sean huevones y vayan al recital. No es excesivamente caro ni imposible. Nunca he sido complaciente en los recitales del auditorio pero ahora cambié. Antes de hacer el recital (me ayudó Martha) se hizo una convocatoria para que, mediante Facebook, Twitter y esas cosas que ignoro, me sugirieran el repertorio. Fue buena idea. Me enviaron muchísima información y de alguna manera conformaron el repertorio y sobre eso estoy trabajando.

[b]Ahora que mencionas lo de las complacencias, a veces la gente se queja porque no te gusta dar autógrafos ni posar para la foto.[/b]

–Es muy ingrato, Jorge. A mucha gente le fascina retratarse hasta encuerado. A mí no me gusta. Cuando canto, tardo cuatro o cinco horas en llegar, prepararme, vestirme. Te avientas dos horas trabajando y luego tienes que aguantar dos o más retratándote. No me parece justo ni es lo mío. Los caminos del ego son bastante incómodos.



Jorge Buenfil, compositor yucateco nacido en Tekax, Yucatán, 1952.


Edición: Gina Fierro


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