René Alberto López
Foto: Foto Víctor Camacho /Archivo
La Jornada Maya
Villahermosa, Tabasco
Viernes 10 de abril, 2020
Juan Manuel Vázquez García, es un taquero de la capital tabasqueña que diariamente regala 300 platos de comida a 300 hombres y mujeres de la calle, la mayoría de ellos adultos de la tercera edad.
Son personas que "no tienen a nadie" que no cuentan con un techo y hay que ayudarlos en estos momentos de la pandemia, que no tienen la oportunidad de trabajar en algo para ganarse unos pesos, debido a que la gente esta en sus casas, dijo.
Después del medio día estas personas se forman en una larga fila, cuidando la sana distancia, para pasar uno por uno a recibir su porción de comida que generosamente les obsequia don Juan Manuel.
Su negocio de tacos denominado "Carnitacos" está ubicado en la calle Zaragoza, cerca del parque Juárez, en el primer cuadro de la ciudad de Villahermosa.
Empezó con esta acción solidaria con los más necesitados, esta semana, y explicó que lo seguirá haciendo hasta donde le alcance su presupuesto.
"Son momentos de solidaridad, de ayudarnos como hermanos unos a otros", dijo Vázquez García a una persona que en su camino a realizar un movimiento bancario, cerca del lugar, se acercó a ver qué sucedía, por qué había tantas personas, y grabó en video al samaritano y luego lo divulgó en redes sociales.
Esta persona sacó su celular, grabó y viralizó el material. "Me emocionó tanto ver esta buena obra y por eso lo filmé, la verdad qué emocionante que haya personas así", dijo.
Don Juan Manuel expresó, por su parte en el video, sin dejar de despachar los platos de comida en los que sirve arroz y carne, que todo aquel que quiera sumarse y apoyar, puede llevar arroz o bien otros productos para que él lo cocine y entregarlos a estas personas sin hogar.
Edición: Emilio Gómez
Dependemos en demasía de la electricidad; ¿qué pasa con esos rincones del mundo que viven en penumbra?
Rafael Robles de Benito
El instituto electoral deberá emitir una resolución al respecto
La Jornada
La censura intenta destruir la curiosidad humana, pero en los rebeldes, la alimenta
Margarita Robleda Moguel