Una de las cosas que destaca de los mexicanos frente a otros países es la capacidad de consumir chile, pues además de la amplia diversidad de especies que existe en todos los estados de la república, la comida picante es un referente de la gastronomía nacional.
En la comida, la fruta y hasta en los dulces, el chile está presente en la vida de los mexicanos desde la infancia, pero, ¿a qué se debe ese placer, casi adictivo, de estar enchilados?.
La culpa es de la capsaicina, un compuesto químico causante del efecto picante, que estimula al sistema nervioso para que responda ante el dolor. Así, cuando el cerebro siente el ardor en la boca comienza a liberar endorfinas para neutralizar esta sensación y es entonces cuando percibimos el placer.
Al cerebro le agradan las sensaciones que produce el proceso químico de consumir chile y por ello busca la repetición de esta sensación.
Cada 16 de enero se conmemora el Día Internacional de la Comida Caliente y Picante, características de la tradición culinaria mexicana.
De acuerdo con la UNAM, el chile ha estado presente desde la dieta prehispánica y, además del placer que produce, es rico en vitamina C, flavonoides, antioxidantes, por lo que puede prevenir algunas enfermedades, como el cáncer.
El texto El chile, sabor y sufrimiento, publicado por la máxima casa de estudios, señala que es un fruto clave en la dieta de todo el país, incluso en zonas desérticas, y está presente en sus formas frescas o secas y con los distintos sabores y grados de picor.
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