A la orilla de la playa, en Rosarito, Baja California, se levantó una construcción que ahora es conocida como El Castillo del Diablo debido a las figuras terroríficas que se aprecian en la fachada y en los interiores.
Cuando comenzaron los trabajos de construcción, lo que más llamó la atención de los vecinos de la zona y de los turistas que diariamente disfrutan del mar de la frontera entre México y Estados Unidos, fue la cara de un demonio colocada hasta arriba del edificio.
Desde 2013, El Castillo del Diablo se convirtió en tema de conversación en Baja California porque parecía ser sede de alguna cuestión siniestra, sin embargo, es sólo la casa de un estadunidense excéntrico fanático del arte oscuro y gótico.
Tony Wells, dueño de la propiedad, ha explicado en diversas ocasiones que la casa es un capricho de su esposa Britney Stevenson, con detalles como de película, que no pudo hacer realidad en California debido a restricciones de las autoridades.
El inmueble tiene detalles como ataúdes, maniquíes, espadas, candelabros con siglos de antigüedad y demás artículos de colección que hace que el recorrido sea aún más interesante, pero es imposible realizar un tour por la casa porque sólo se renta para filmes o sesiones fotográficas.
Wells asegura que su casa nada tiene que ver con espíritus malignos, satanismo o alguna situación oscura y sólo se trata de un hogar con decoración relacionada con mitos y leyendas.
La pareja ya se nacionalizó mexicana y asegura que continuará con la decoración de su castillo que ha costado más de dos millones de dólares.
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