Una pieza de san Antonio de Padua robada en 2002 del Templo de Santiago Apóstol, en Morelos, fue devuelta por autoridades estadunidenses a la Secretaría de Cultura, que se encargó de realizar el proceso de restauración.
La pieza, que data del siglo XVIII, requirió de injertos de madera, retiro del barniz, reposición de piezas faltantes y recuperación del rostro y extremidades, entre otros detalles que sufrió a lo largo de estos 20 años que estuvo desaparecida.
“Distintos análisis ayudaron al equipo de especialistas del INAH a conocer la materialidad de la imagen religiosa y elegir los materiales compatibles para su restauración. Se realizó la consolidación de una grieta que rodeaba el hombro izquierdo, se recuperaron volúmenes y se reintegraron cromáticamente las secciones repuestas”, explicó el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
La escultura mide 1.10 metros de alto, por 50 centímetros de ancho y regresó a su templo originario casi igual que como se encontraba cuando fue robada.
Un museo en Texas fue el que alertó de la presencia de la pieza y es así como pudo ser recuperada.
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La Jornada
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Ap