Durante las obras de construcción de una carretera que unirá los municipios de Mante, Ocampo y Tula en Tamaulipas, arqueólogos encontraron un asentamiento humano de alrededor de un milenio de antigüedad que da pistas de las costumbres funerarias de los pueblos que ahí habitaron.
En la zona conocida como El Naranjo, personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) registraron la presencia de decenas de enterramientos humanos, algunos de ellos múltiples que dan muestra de las prácticas en la Huasteca tamaulipeca.
Por ejemplo, uno de ellos tiene tres osamentas de personas adultas que al ser enterradas fueron ataviadas con pendientes de concha y cuarzo verde.
Los tipos de cerámica encontrados en el lugar, que son de estilos Zaquil negro y rojo, indican que la zona estuvo activa hace más de un milenio.
Además, arqueólogos confirmaron que los antiguos pobladores realizaban construcciones de tierra con mampostería de roca caliza y basalto.
Incluso, uno de los entierros individuales hallados estaba dentro de un túmulo de piedra caliza, una práctica similar que se ha identificado en Tamtoc, San Luis Potosí.
Los antiguos pobladores de El Naranjo también se dedicaban a tallar piezas ornamentales de concha, incluso en forma de flor y también se encontraron cuarzos perforados y navajillas de obsidiana gris.
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