Se vieron en las oficinas presidenciales de Palacio Nacional para hablar de una pasión mutua: el beisbol. En un ambiente distendido, Andrés Manuel López Obrador recibió a Mariano Rivera, legendario lanzador de los Yankees de Nueva York, con quien conversó sobre la técnica de pitcheo que lo llevó a ser el mejor cerrador de todos los tiempos, pero también sobre la felicidad basada en el bienestar del alma y lo relevante que es para los jóvenes alejarse de las drogas.
“Es un caballo”, lo calificó, antes de destacar su extraordinaria capacidad para lo que definió como la moña, una especie de lanzamiento con efecto que en Rivera alcanzó dimensiones extraordinarias.
Pitcheo rompiente, lo denominó el panameño. Un lanzamiento que le heredó Dios, dijo, para efectuarlo casi en exclusiva: una recta a 97 millas que antes de llegar al plato comienza a moverse para desconcertar al bateador. Un tiro único, que le permitió brillar como el cerrador de los Yankees durante 17 años y alcanzar el Salón de la Fama en 2019, con el privilegio de ser el primero en la historia que lo logró con una votación unánime.
Mediante un video de 15 minutos difundido en sus redes sociales, López Obrador dio cuenta de la reunión en la cual pasó de elogiar al beisbolista a exaltar al ser humano como ejemplo para los jóvenes. Y en ese trance, comparar la política, el deporte y los valores espirituales.
Como lo ha dicho hasta la saciedad en la plaza pública, el mandatario compartió a Rivera su visión de priorizar el bienestar espiritual sobre el material; su certeza de que sólo siendo un buen ser humano se puede ser feliz en la vida y la imperiosa necesidad de que los jóvenes se alejen de las drogas.
Rivera coincidió en la perspectiva del presidente: los jóvenes deben apartarse de las adicciones, entregarse al deporte de forma limpia y asumir que el bienestar material no es lo único que permite a las personas ser felices, “no sólo de pan vive el hombre”, sino también del fortalecimiento espiritual.
Pactaron postergar un encuentro que ya tenían programado en el parque de pelota. “Te voy a macanear”, le dijo el presidente, a pesar de la recta cortada de “big leaguer”, “con todo respeto”. Rivera le respondió que “con todo respeto”, le lanzaría con su exitosísimo “pitcheo rompiente”.
“Lo iba a macanear, y ya nos habíamos puesto de acuerdo porque yo iba a batearle; estoy arriba de los .300, pero de todas maneras estoy fuera de forma porque he tenido mucho trabajo. Ya quedamos que lo voy arreglar con su recta cortada, con esa moña que ha hecho sufrir a tanta gente grande”, acotó el mandatario.
Edición: Ana Ordaz
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