8M: La mexicana Cecilia Flores se convirtió en buscadora de personas desaparecidas por necesidad

Casi todos los días recibo tortura sicológica por parte de personas que no conozco, señala
Foto: Efe

La mexicana Cecilia Flores se convirtió en buscadora de personas desaparecidas por necesidad vital. En 2015, su hijo mayor desapareció a plena luz del día en una ciudad del estado de Sinaloa, y durante varios meses se quedó en su casa a la espera de noticias de las autoridades, siguiendo sus recomendaciones, pero nada cambió. 

Cuatro años después, sus otros dos hijos también desaparecieron y decidió no repetir errores del pasado. Salió a buscarlos inmediatamente. Encontró sólo a uno de ellos y a los otros dos los sigue buscando pese al riesgo mortal que implica rastrear las huellas de la vida.

“He sido amenazada, desplazada, he sido sicológicamente torturada. Casi todos los días recibo tortura sicológica por parte de personas que no conozco. Constantemente recibo amenazas, pero eso no impide que yo siga buscando a mis desaparecidos, porque yo siempre digo que el amor debe de ser más grande que el miedo y el amor por mis desaparecidos es más grande que el miedo”, dice Flores en una entrevista con Efeminista.

La activista, fundadora de la organización Madres Buscadoras de Sonora, es una de las miles de madres, hijas, tías, abuelas y hermanas, que salen cada día a buscar a las personas desaparecidas en México, cuya cifra supera los 100 mil, según el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Estas mujeres se enfrentan al crimen organizado y a la extorsión, con el nulo apoyo de las autoridades policiales y fiscales de los estados, quienes las criminalizan y amedrentan para que dejen de buscar a sus seres queridos. 

En algunas ocasiones, esa persecución y advertencias terminan en muerte, como ha sucedido con las más de 20 personas buscadoras que desde el 2010 han sido asesinadas en México, según denunciaron estas organizaciones ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

 

La búsqueda de Cecilia Flores

Pregunta (P).- Cuéntenos sobre su trayectoria y los desafíos que ha enfrentado en la búsqueda de las personas desaparecidas en México.

Respuesta (R).- Yo tengo un hijo que desapareció el 30 de octubre del 2015 en los Mochis, Sinaloa. Yo ya vivía buscando a Alejandro cuando a los cuatro años desaparecieron en Sonora, Marco Antonio, mi hijo mayor, junto con mi hijo menor, Jesús Adrián. Entonces me quedo a buscarlos inmediatamente. No esperé ni siquiera horas ni días, ni mucho menos meses o años para buscar a mis hijos.

A la semana de haberlos perdido pude recuperar con vida a mi hijo menor, pero no a mi hijo mayor. Por lo cual seguí la lucha en la búsqueda, a la que se fueron integrando cada día más madres que, al igual que yo, tenían hijos desaparecidos y no tenían el apoyo de las autoridades ni en la búsqueda ni en la investigación. Nos unimos en esta lucha y optamos por ponerle un nombre a nuestra lucha y así nació Madres Buscadoras de Sonora y hasta el día de hoy estamos extendidas en diferentes partes del país.

P.- ¿En cuántos estados del país tienen representación?

R.- En al menos 10 Estados. En Jalisco, Baja California, Veracruz, Tamaulipas, Michoacán y en Sinaloa, donde hicimos una asociación por Alejandro ya que lamentablemente en Sinaloa son pocas las madres que buscan desaparecidos y a mi hijo lo tengo que seguir buscando. Aunque tengo la búsqueda más permanente en Sonora, viajo constantemente a Sinaloa a buscar a Alejandro.

P.- ¿Había algún precedente de grupos de madres antes de ustedes en México?

R.- Aquí en Sonora no. Había sólo una página de madres buscadoras, de ‘Guerreras buscadoras’, pero no estaban activas en búsqueda. Era una página que compartía fichas de desaparecidos y cuando yo solicité el apoyo para buscar a mi hijo se me negó y me bloquearon diciéndome que ellas no buscaban desaparecidos porque estaban amenazados.

Entonces, cuando nosotros empezamos la búsqueda, tuvimos problemas con ellas, nos prohibían que buscáramos porque la líder de ese grupo estaba amenazada. Pero a una madre nadie le puede prohibir que busque a su hijo desaparecido. Lo voy a seguir buscando y voy a seguir acompañando a las madres que quieran buscar.

 

Foto: Efe

 

"Tuve que empezar esta lucha con otras madres"

P.- ¿Por qué decidió volverse activista?

R.- Lo tuve que hacer. La decisión tenía que ser inmediata porque mis hijos tenían que ser buscados inmediatamente. En el caso de Alejandro, esperé tres meses para salir a buscarlo sola porque tenía miedo. Primero pedí apoyo a las autoridades y me dijeron que esperara en mi casa, que ellos me iban a dar información, pero esa información después de tres meses no llegaba y no podía esperar más. Tenía que buscar a mi hijo inmediatamente.

Ahí fue cuando empecé la búsqueda y comencé a pedirle el apoyo a colectivos de rastreadoras, que me lo dieron inmediatamente. Yo en Sonora no tuve apoyo. Lo tuve que hacer yo y empezar esta lucha con acompañamiento de otras madres que cada día se van sumando.

Ahora somos más de 2 mil  madres que estamos luchando por nuestros desaparecidos, que en verdad somos muy pocas a comparación con la magnitud del problema que hay.

P.- En medio de conflictos, de crisis, las mujeres quedan expuestas a diversas formas de violencia, desde el acoso hasta la violencia sexual o la violencia física. ¿Cuáles son las realidades específicas que enfrentan las mujeres que están buscando a sus seres queridos desaparecidos?

R.- Las madres buscadoras, después de perder la vida al perder un hijo, nos enfrentamos a la apatía de las autoridades, a la burocracia, a la impunidad en el tema de la búsqueda e investigación de nuestros desaparecidos. Todos los días nos arriesgamos a perder la vida, a que nos pasen muchos accidentes, como ya ha pasado.

Pero el amor por mis hijos rebasa todos los límites y no me importa todo lo que he pasado. He sido incluso encañonada por personas que me prohíben que siga buscando a mis desaparecidos. Pero no puedo hacerlo, mientras tenga un aliento de vida voy a seguir luchando por mis hijos.

 

“El amor es más grande que el miedo”

P.- Además de los ataques criminales, también hay violencia desde el poder. ¿Ha sufrido algún tipo de violencia por parte de las autoridades?

R.- Sí, desde el principio no tuvimos apoyo de las autoridades en la investigación de la desaparición de nuestros hijos y en muchas ocasiones cuando encontramos cuerpos teníamos problemas con las autoridades y nos dejaban en los campos por horas para que les dijéramos quién nos había dado esa información y llevado a ese lugar, pero nunca lo hicimos.

Siempre mantuvimos el anonimato y creció la credibilidad de las personas hacia nuestra organización. Y seguimos trabajando con esas llamadas anónimas que nos han hecho llegar hasta miles de personas que ya están en casa.

P.- Las mujeres se han puesto a la cabeza de los procesos de construcción de paz en diversas partes del mundo. ¿Cree que la participación de las mujeres en la resolución de conflictos ha cambiado en algo la realidad de México?

R.- Claro. La valentía que hemos tenido al enfrentar toda la impunidad que hay en este tema ha logrado cambios. Hemos logrado sacar a las mujeres de sus casas para que empiecen a luchar por sus desaparecidos, alzando la voz y visibilizando lo que vivimos. Hoy hay miles de madres en todo el país luchando por sus desaparecidos. Antes de que desapareciera mi hijo Marco Antonio en Sonora no había madres buscadoras, solo había madres atrás de un teléfono, llorando en su casa, en la cama, que no se podían levantar de la depresión.

Pero desaparece Marco Antonio y aparece esta madre buscadora que está enfrente de ustedes a luchar por su hijo, a pedirle a las madres: “levántense, vamos a luchar por nuestro desaparecido”, a levantar madres de ese confort, a sacar madres a los montes con pico y pala.

Hoy en el estado es más grande el amor que el miedo y somos más madres que luchamos todos los días por nuestros desaparecidos. Pero teníamos que hacer esto, alzar la voz para que la gente escuchara y entendiera la magnitud del problema. No tienen que estar en nuestros zapatos para entenderlo, tienen que ayudarnos y salir a luchar por nuestros desaparecidos. Y no solamente las familias que tengan un desaparecido, sino las familias que tengan sensibilidad en el tema y las madres, quienes no deberían esperar a tener un desaparecido para entender la magnitud de este problema.

 

Aumenta el número de mujeres desaparecidas en México

P.- ¿Esa participación es efectiva o hace falta todavía más?

R.- Nos hace falta mucho, pero sí hemos tenido el apoyo de algunas madres voluntarias que no tienen desaparecidos, pero son sensibles a esta situación.

P.- ¿En este momento, cuál es la situación que viven las mujeres y sobre todo las niñas, las más jóvenes, en Sonora y en México?

R.- Hay un número de mujeres que han desaparecido últimamente y que algunas han sido localizadas sin vida, lamentablemente. Ahora la mayoría son mujeres y no entendemos por qué hay tantas mujeres desaparecidas. Recientemente, encontramos en el Choyudo (Sonora) los restos de mujeres jóvenes que estaban desaparecidas.

Y también tenemos muchas hijas que están buscando a sus mamás en los campos porque no nos queda otra opción que buscarlas ahí ya que no las encontramos en hospitales, en los penales, en los centros de rehabilitación…

P.- ¿Cómo cree que la agenda feminista puede contribuir a la construcción de la paz en el país?

R.- Yo creo que si nos unimos en una sola lucha, en una sola voz, para tratar de sensibilizar a un país que está derrotado y en el que las mujeres hemos sido revictimizadas en muchas ocasiones vamos a hacer mucha fuerza. La unión hace la fuerza y creo que si nos unimos vamos a hacer mucho más de lo que hemos logrado hasta el momento.

P.- ¿Qué mensajes o acciones específicas son necesarias para avanzar hacia una paz desde el punto de vista feminista y de enfoque de género?

R.- Sensibilidad, empatía y unión, que es la verdadera fuerza.

P.- Ha sido reconocida en 2023 entre las 100 mujeres más influyentes, según la BBC, y recientemente representó a México en un Foro Internacional en Washington. ¿Qué mensaje le dejaría a esos líderes mundiales para que volteen a ver esta gravísima crisis que sufre México?

R.- Les diría que se unan a las madres, que se unan a esta lucha, que volteen a ver la realidad que vivimos en un país de impunidad para las mujeres. Porque creo que las mujeres somos las que hemos sufrido más la violencia en ese en este país. Y creo pueden voltear, alzar la voz, estirar su mano para levantar a las madres o a las mujeres que por algún motivo han caído y no se han podido levantar.

Y repito, hay que unirnos, hay que luchar, hay que tratar de ser sensibles en este tema, que es la forma en que podemos sobrellevar esta situación y salir de esto, finalizó. 

 

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Edición: Estefanía Cardeña


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