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La Jornada
20/05/2025 | Ciudad de México
Iván Sánchez e Hiram Moreno
El cuerpo de la joven cadete de la Heroica Escuela Naval Militar, América Yamileth Sánchez Hernández, quien falleció en el accidente del buque Escuela Cuauhtémoc ocurrido en Nueva York el sábado anterior, recibió ayer el último adiós de sus familiares y amigos en Xalapa, Veracruz. Lo mismo hicieron con el marinero Adal Jair Marcos, quien también murió en el mismo accidente, y fue sepultado en el panteón de San Mateo del Mar, en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca.
“Les pido como pueblo mexicano que somos todos, ustedes vieron el accidente, que esto no quede impune, ayúdenme a que esto no quede así, porque no fue un accidente, ayúdenme por favor”, clamó la mujer.
Previo al sepelio, el ataúd, cubierto con la bandera mexicana, fue dejado en medio de la iglesia San Pablo Apóstol, de Xalapa, para que quienes la conocieron en vida pudieran despedirse y escuchar palabras de aliento por parte del sacerdote.
Además colocaron decenas de coronas florales enviadas por diferentes autoridades, como la Primera Región Naval, la Marina Armada de México y la gobernadora de Veracruz.
Posterior a la ceremonia religiosa, el cuerpo de América Yamileth fue llevado al panteón donde con flores y música fue despedida por su padre, su madre, su hermano, cadetes de la Escuela Naval y todos sus familiares.
“¡México lindo y querido, si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí!”, se mezcló la música de los mariachis con el llanto de Rocío Hernández.
Mientras en San Mateo del Mar, Adal Jair Marcos, de 23 años, fue inhumado en el cementerio local. Antes se ofició una misa en su nombre a la que sólo asistieron familiares y amigos. No se permitieron entrevistas ni fotografías a petición de los padres del marino.
Aunque se pudo observar la presencia de sus compañeros de la Marina y amigos que portaban playeras del equipo de futbol en el que jugaba cuando estaba de vacaciones en su tierra natal.
Un joven de unos 17 o 18 años explicó la petición de sus papás y comentó que Adal era su hermano mayor, y una adolescente, su hermana menor. “ A la Marina entró a los 19 años, estaba muy contento, este era su segundo viaje en el velero; es una pena”, comentó.
"De verdad les ofrezco una disculpa; pero mis padres no quieren nada de eso ni fotos, quieren que sea privado", explicaba su hermano, a quien se le agradeció la atención a pesar de su dolor.
Mientras, su padre abrazaba a su madre consolándola frente al féretro de madera, rodeados de familiares, vecinos y amigos que llenaron su domicilio de coronas de flores. El domicilio estuvo resguardado por infantes de Marina.
En tanto, Raúl Rangel González, presidente municipal por el sistema de usos y costumbre de la comunidad Ikoots, dijo que esa situación era muy triste para la comunidad y pidió que se respetará la decisión de la familia para dejarla a solas con su duelo.
Edición: Fernando Sierra