No soy incondicional de nadie: Mario Delgado

El candidato reniega de cualquier compromiso con tribus o facciones
Foto: La Jornada

La candidatura de Mario Delgado no nació de la nada; en política no existe la generación espontánea, “lo conversé con el presidente Andrés Manuel López Obrador hace más de un año, aquí nadie se manda solo”, explica el candidato que reniega de cualquier compromiso con tribus o facciones, y advierte que sus pocos años o su inexperiencia en estas lides no le impedirán cambiar los estatutos de Morena para adecuarlos en su totalidad a la 4-T.

Delgado, con 40 años menos que su contrincante, Porfirio Muñoz Ledo, se llena de circunloquios y silencios cuando se le pregunta por sus alianzas, pero arrecia el verbo cuando reconfirma el compromiso de construir un partido que, sin sumisión, se mantenga fiel al lopezobradorismo como una corriente trascendente del quehacer político nacional.

 

¿Será que en la contienda por Morena los egos son más grandes que el partido más grande de México?

Por mi parte estoy consciente de que en Morena no se lucha por cargos, porque estamos viviendo momentos definitivos e históricos para nuestro país, donde nuestra responsabilidad como militantes y simpatizantes es organizar a nuestro partido para asegurar que el proyecto de la transformación continúe. Estamos en el momento de refrendar la confianza que la ciudadanía puso en julio de 2018, que no fue una elección cualquiera, sino una auténtica revolución pacífica y democrática que vivimos, donde la esperanza de más de 30 millones de personas -la esperanza de cambio- la pusieron en el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero también en el proyecto de Morena. Entonces, cualquier ambición personal puesta en una perspectiva histórica es hasta ridícula, por lo tanto lo más importante es que nos preguntemos qué es lo que más le sirve al proyecto político en estos momentos y yo no creo que sea la división, no creo que sea el sectarismo, no creo que sean las descalificaciones. Lo que más sirve en este momento a nuestro partido es promover la unidad, tener una relación fraterna entre todos quienes integramos este movimiento que es plural, que es diverso.

Además, las diferencias no pueden convertirse en conflictos, porque las diferencias son lo que enriquece a este movimiento y es lo que logra que la mayoría de población se identifique con nosotros. Yo estoy proponiendo que tengamos una relación entre todos de respeto, con fraternidad y unidad.

 

Cuando propones la unidad, la propones pero a tu favor; es decir, tú eres la persona que debería gobernar, estás pidiendo que se te unan los otros. ¿Tú estarías dispuesto a renunciar?

La unidad respecto a quien resulte triunfador en el proceso de renovación del partido, donde por cierto yo llevo más de un año defendiendo la propuesta del Presidente de que se haga a través de las encuestas, porque nuestros estatutos están rebasados, porque fueron creados para otro momento y para otras circunstancias. Ahora somos un partido de millones de simpatizantes, en donde la gente debe seguir en Morena, porque Morena no le pertenece a nadie, es del pueblo.

 

¿No sientes que no tienes la suficiente experiencia, que estás muy joven en estas lides de la política como para echarte la responsabilidad de gobernar el partido más grande y más importante que tiene el país en este momento?

Creo que no sólo se trata de experiencia, sino también la visión que se tiene del partido, la lealtad con el presidente y la condiciones incluso hasta físicas que también importan, porque este es un partido-movimiento. El presidente nos enseñó que hay que estar con la gente, que hay estar con el pueblo, que hay que recorrer los pueblos de este país para organizar a nuestro partido. Es el partido más grande de México y por eso no puede conducirse desde el sillón de una biblioteca en la Ciudad de México, hay que ir al territorio.

Cuenta qué se puede hacer con el partido, creo que tiene que ser un punto de apoyo al presidente de la República, el jefe del Ejecutivo gobierna con el proyecto alternativo de nación; por tanto, la obligación del partido -o la meta- es inculcar ese proyecto de transformación, y la forma de lograrlo es regresando donde está la fuerza de Morena, en un pueblo organizado.

Yo no quiero ser dirigente de Morena para romper un récord Guiness, eso es una frivolidad imperdonable en este momento tan relevante para la historia del país; yo quiero ser dirigente de Morena para reorganizar a nuestro partido, que tenga éxito electoral y asegurar la trascendencia de la Cuarta Transformación.

 

En el terreno de las ideas compites con Muñoz Ledo, porque hablas de sus imposibilidades físicas nada más.

Creo que el único proyecto de Porfirio es él mismo, y mi proyecto es impulsar la Cuarta Transformación. El problema es cómo hemos visto a Porfirio en los últimos días, todos los días nos recuerda, todos los días Porfirio nos demuestra que no puede ser dirigente, por la violencia, por el desequilibrio y por la rabia en sus declaraciones.

Lo que se necesita es alguien que pueda construir acuerdos. El proyecto para él, es él mismo, él mismo lo ha declarado, que quiere ser dirigente de Morena para romper un récord Guiness. Entonces, yo no dudaría que en este ensimismamiento que tiene, en cualquier momento pretenda ponerse por encima del presidente de la República, que pretenda desconocerlo. Así como quiere dar una golpe a la dirigencia de Morena, quiere robarse la dirigencia, pues en cualquier momento también desconoce al gobierno de López Obrador. No es lo que necesitamos en este momento, no es esta idea de partido de tratar confrontar y cuestionar permanentemente al Presidente de la República como lo hizo como diputado. Necesitamos un partido que no dude en apoyar al Presidente, que esté al lado de él en la lucha contra los conservadores y que meta el acelerador a fondo en el proyecto de la Cuarta Transformación.

 

¿Un partido sumiso?

No, un partido político que comparte el mismo proyecto político con el presidente de la Republica, porque el mandatario gobierna con la plataforma y el proyecto alternativo de Nación de Morena. Bastantes enemigos tiene la transformación como para que Morena dude o cuestione el rumbo del cambio que estamos viviendo.

 

¿No te parece que tus alianzas, por ejemplo con Ricardo Monreal, llevan a la destrucción del partido?

Yo no soy incondicional de nadie; mi lealtad es con el presidente de la República y me voy a conducir con imparcialidad, con honestidad, apegado a los principios de Morena. Voy a ser un factor de unidad y de construcción.

 

Me queda claro que en tu silencio está la respuesta de lo que te pregunté, por eso lo dejamos ahí y vamos a otro tema: ahora me estás hablando de sumisión, me estás hablando de que ideológicamente la línea se marcará desde el lopezobradorismo como corriente del quehacer político cotidiano, ¿no?

Por supuesto que es una corriente ideológica en la que se identifican millones de mexicanos. Claro que es la corriente ideológica más grande que hay en el país.

Morena no es su dirigencia , la fuerza de Morena es el pueblo organizado, por lo tanto, la tarea principal del partido es la organización, es el trabajo territorial, es la comisión del comité, es regresar al activismo político en el que nos mantuvo López Obrador por más de 20 años.

 

Te lo pregunto de otra manera: ¿cero crítica hacia el Zócalo?

Sí podría hacer crítica, pero lo que no se vale es andar agarrando las banderas de la derecha o dudar de las medidas, porque pueden no ser populares, pero son fundamentales para erradicar la corrupción en este país.

 

¿Y tus compromisos, tus apoyos, en concreto con Marcelo Ebrard, cómo están?

No soy incondicional de nadie.

 

Sí, pero, ¿cómo han sido tus acuerdos?

No tengo ningún compromiso con nadie, el único es con la militancia y con los simpatizantes.

 

¿Cómo fue que se creó tu candidatura? ¿Lo hablaste con el presidente? Tú no perteneces a ninguna corriente, entonces, ¿cómo te impulsaste, cómo se llegó a la idea de que Mario Delgado tendría que ser el dirigente de Morena?

Yo no tengo ninguna corriente ni pertenezco a ningún grupo, y eso me ha permitido ser eficaz en la conducción del grupo parlamentario, y me atengo a los resultados.

 

Pero, ¿cómo se gestó? Tú saliste y dijiste: yo quiero ser dirigente del partido y el mundo se puso de tu lado. ¿De dónde nació la idea, quién te la dio?

Es una inquietud personal a partir de las elecciones.

 

¿Lo consultaste con el presidente de la República?

Lo hemos platicado y hemos coincidido en el tema de la encuesta; soy el único que estuvo en coincidencia con él.

 

¿Y tu le dijiste que querías ser dirigente?

Sí, claro.

 

Y, como se dice en política, ¿él te dio su bendición?

Él no se mete, él respeta las decisiones que tomamos en lo personal y no se mete en las decisiones el partido, pero nadie se manda solo.

 

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Edición: Laura Espejo


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