Daniela Tarhuni Navarro
La Jornada Maya

2 de mayo, 2015

Limitless… al final, el cerebro es nuestra mejor droga

¿Cuántos de nosotros no crecimos con el mito de que sólo usamos el 10 por ciento de nuestro cerebro? En el imaginario colectivo es un mito que aun persiste, cuando lo cierto es que estudios demuestran que es totalmente falso que sólo utilizamos una fracción de nuestro cerebro.

Con excepción de algunos, los seres humanos sí utilizamos el 100 por ciento de nuestro cerebro. Eso sí, no de forma simultánea. Cada neurona en el cerebro está continuamente activa. Al igual que pasa con nuestros músculos, utilizamos las regiones del cerebro según la actividad que estemos realizando.

Como buen rumor o mito, no sabemos quién lo dijo, pero eso es lo que menos importa. Podría haber sido más sensato especular que sólo usamos parte del potencial del cerebro y así no habría quién refutara tal afirmación. ¿Cómo se puede conceptualizar o medir lo que es potencial?

¿Qué podríamos hacer potencialmente dados los posibles estímulos, métodos, prácticas, entrenamientos, suplementos, que tenemos disponibles? Quizá podríamos afirmar que "podríamos hacerlo mejor".

Y esa especulativa potencialidad abre la posibilidad de jugar con el yo podría, o yo habría… Y así decir: si yo practico diariamente un deporte, potencialmente podría tener un mejor rendimiento. Si jugara diariamente ajedrez, cabría la posibilidad de ganarle al mismísimo Karpov.

Muchas son las películas que hablan sobre el mito de uso del cerebro, pero Limitless, una película del 2011, basada en el libro The Dark Fields, de Alan Glynn, tiene una sencilla y tentadora premisa: Si nosotros, simples mortales, no usamos todo nuestro cerebro, qué pasaría si tuviéramos una droga que nos permitiera aprovechar todas las capacidades de éste.

Justo para decir: déme dos pastillitas para llevar, o mejor aún, la caja completa, según sea el caso. En la película, la droga en cuestión se llama NZT ¿se imaginan hasta dónde podrían llegar? ¿a donde llegaría la humanidad si tuviéramos a nuestra disposición esa sustancia milagrosa? Porque la sustancia ofrece convertirnos en una versión al 100 por ciento de nosotros mismos.

Y así, el protagonista Eddie Morra, interpretado por Bradley Cooper, se transforma en un Neo más posmoderno que Neo mismo, e ingiere felizmente el NZT y su cerebro se desarrolla a su máximo potencial. Eddie escribe en una noche una novela entera, aprende piano, idiomas, matemáticas y hace una fortuna en la bolsa de valores. Y ante una situación de peligro, a Eddie sólo le bastó acordarse de haber visto a Bruce Lee en la tele para enfrentar una pelea callejera.

Al final, su mente lo llevó a encontrar la salida perfecta. Se dio cuenta de que todo lo que buscaba estaba dentro de él. No despertó como Neo en Matrix, sólo buscó dentro.
¿Y qué hay de nosotros? Se ha comprobado que muchas capacidades intelectuales pueden ser mejoradas con el entrenamiento. A cada instante, creamos nuevas conexiones entre las células nerviosas o perdemos viejas conexiones cuando ya no las necesitamos.

Lo cierto es que este mito está tan extendido, porque resulta muy atractivo pensar en el enorme potencial para mejorar, y todos queremos ser mejores. Lo cierto es que sí podemos, solo si tratamos.

@nyxsys
[email protected]
Daniela Tarhuni es comunicadora de la ciencia. Trabaja en el Centro de Investigación Científica de Yucatán.


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