Arturo García y Emir Olivares
Foto: Yazmín Ortega / La Jornada
La Jornada Maya
Ciudad de México
Sábado 1 de diciembre, 2018
Un contraste se escenificó en los gritos de un centenar de personas. No importó la distancia, ver a través de una cerca o que por momentos los convoyes del Metro se atravesaran. Apostados frente al Palacio Legislativo de San Lázaro, un centenar de personas esperaron pacientes desde temprano para celebrar la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador a la Cámara de Diputados y repudiar al mandatario saliente, Enrique Peña Nieto.
A unos metros de distancia, los gritos y consignas eran fuertes, claros. El primero en llegar fue Peña Nieto. En cuanto lo identificaron, los ciudadanos arremetieron contra su persona: “cárcel”, “el peor presidente de este país”, “corrupto” fueron algunos de las consignas contra mandatario saliente. El griterío fue contundente, el priista saludó a la comisión de legisladores que lo esperaba para recibirlo, pero, en palabras de un manifestante: “seguro nos escucha”.
El contraste se dio minutos después. Cuando apareció el Jetta blanco del presidente López Obrador. “Presidente, presidente”. Fue el grito. La emoción se notaba en los pocos, pero escandalosos ciudadanos que se dieron cita en este espacio.
“Es un honor, estar con obrador”, “sí se pudo, sí se pudo”. El apoyo se dio incondicional. La locura se desató cuando el presiente, antes de subir la escalinata y saludar a los legisladores que lo esperaban, volteó hacia donde estaba la ciudadanía y, alzando ambos brazos, los saludó a lo lejos.
“Ese es un presidente del pueblo” dijo alguno.
No esperaran. En cuanto vieron qué López Obrador ingresó al recinto legislativo, la decisión fue la misma: “Ahora al Zócalo, allá lo esperamos, con el pueblo”.
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