Carlos Paul
Foto: Carlos Ramos Mamahua
La Jornada Maya
Ciudad de México
Viernes 12 de octubre, 2018
Ciudad de México. ¿Qué es el arte contemporáneo? ¿Una pieza cuyo concepto del artista el público no llega a captar, una ocurrencia del creador o un discurso del curador?, son algunas de las cuestiones que se desarrollan en la puesta en escena Producto farmacéutico para imbéciles, obra de la dramaturga Verónica Bujeiro, que con dirección de Angélica Rogel, se estrenará el 26 de octubre en el teatro El Granero del Centro Cultural del Bosque.
Catalino Risperdal es guardia de un museo de arte contemporáneo, quien decide convertirse en artista. En su carrera al éxito y la fama se enfrentará al crítico Secuela Sartane y a la coleccionista Sertralina Pizarro.
El montaje se propone reflexionar de manera “crítica y humorística” en torno al polémico concepto del arte contemporáneo. “Hoy día se tienen muchas dudas respecto de sí estamos siendo de alguna manera timados”, explicó la autora.
Luego de realizar una investigación sobre el mercado del arte, los curadores, los coleccionistas y los museos; la dramaturga se dio a la tarea de escribir una obra en que la se profundizara, cuestionara y reflexionara qué es el arte contemporáneo, sin dejar de lado el sentido del humor, por lo que el género de la obra “se desarrolla en un tono fársico y el vestuario busca dimensionarlo”.
“Me gusta mucho el arte contemporáneo. Terminé convertida en aficionada. Aunque también existen en todo el arte las ocurrencias. Yo vi que si existen las ocurrencias, pero están sustentadas por todo un sistema, desde los curadores que con su discurso sustentan o crean un concepto, hasta los coleccionistas que lo avalan diciendo esto vale mucho dinero”, comentó Bujeiro.
La cuestión es sí es el discurso curatorial el que le da valor artístico a la obra o si ésta tiene un valor artístico para sustentar un discurso. “Qué es el arte contemporáneo es una cuestión que implica también un mercado, donde todo es una mercancía”, abundó la creadora escénica.
El título de la obra se retomó de una frase del pintor francés Francis Picabia, que decía que el arte es un producto farmacéutico para imbéciles, de ahí también que los nombres de los personajes hagan referencia a un medicamento para la ansiedad, la psicosis y la depresión.
La obra permite apreciar las diferentes posturas de los protagonistas: el artista, el crítico o curador, el coleccionista y el público, explicó Angélica Rogel.
El guardia del museo como artista plástico iniciará su carrera haciendo unas pequeñas sillas junto a caca de perro. Al tiempo que aparece otro personaje, una “rata artista” que talla en cartón.
Con escenografía e iluminación de Patricia Gutiérrez; vestuario de Aris Pretelin-Esteves, video mapping y multimedia de David Camargo y actuaciones de Mario Alberto Monroy, Alonso Iñiguez y Romina Coccio y Carmen Ramos, alternando funciones, Producto farmacéutico para imbéciles, tendrá temporada del 26 de octubre al 16 de diciembre jueves y viernes a las 20 horas, sábados a las 19 y domingos a las 18:00, en el Teatro El Granero Xavier Rojas (Paseo de la Reforma y Campo Marte, estación Auditorio del metro).
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