Fin de la relación CJ-PRD

Hugo Martoccia
Foto: Infoqroo
La Jornada Maya

Lunes 4 de junio, 2018

La relación entre el [i]joaquinismo[/i] y el PRD podría estar en sus días finales. Nunca se trató de un acuerdo terso; nunca hubo entre esas partes una cordialidad ni un entendimiento más allá de la necesidad básica que los unió en 2016. Pero quizá las cosas ya llegaron a un punto en el que no hay retorno.

Un grupo de cercanos colaboradores de Carlos Joaquín lo oyeron decir que más allá del 1 de julio no habrá relación con el PRD. Hay quien buscó mitigar esas palabras: fue en un momento de ofuscación del gobernador, dijo un funcionario que lo conoce.

Lo cierto es que los hechos posteriores a esas palabras parecen confirmar la versión. En las últimas horas, Carlos Joaquín se cruzó duramente con el Presidente del Comité Ejecutivo Nacional de PRD, Manuel Granados. Fue luego de que el Sol Azteca decidió llevar el caso [i]Chanito[/i] hasta un límite que el gobernador consideró intolerable.

Para el [i]joaquinismo[/i], poner de candidato del [i]Frente[/i] en Cancún a José Luis Acosta Toledo, una suerte de "clon" del [i]Chanito[/i] original, José Luis Toledo Medina, es ir demasiado lejos.

En la política nada es definitivo, ni los aliados ni los adversarios. Pero las palabras que cruzaron el gobernador y el dirigente nacional del PRD, a decir de quienes conocieron los hechos, hace suponer que el alejamiento es demasiado importante.

Un dato suma más tensión a esa situación. Tampoco PAN, la otra pata de esa alianza, quedó conforme con esa decisión. Hasta último minuto, se negaron a firmar el registro del nuevo candidato. Al final, prevaleció un acuerdo nacional que es más grande que el pequeño problema de Cancún.

Una aclaración. No es que Cancún no sea importante. Pero se hizo casi intrascendente para la negociación nacional desde el momento en que el Frente no tuvo candidato. Sin [i]Chanito[/i], no hay probabilidad alguna de hacer ni siquiera una elección decente.

Ese fue siempre el fondo de este asunto, y es hoy el mayor problema para todos.

[b]El antecedente[/b]

La realidad, sin embargo, es que al entorno más directo del gobernador no le llamó la atención el enfrentamiento de su jefe y el PRD. Desde hace tiempo se notaba que las cosas no marchaban.

Un grupo de personas se lo escuchó decir al propio Carlos Joaquín hace poco tiempo. "Después del 1 de julio no habrá más nada con el PRD", dijo, palabras más palabras menos, Carlos Joaquín. Había panistas y funcionarios del gobierno entre los que escucharon esas palabras.

Hay que entender que, de fondo, la relación de Carlos Joaquín y el PRD se basó en la necesidad, y no en alguna otra coincidencia política. Después de que se ganó la gubernatura en 2016, todo fue cuesta abajo.

La relación entre las partes se fue enfriando poco a poco. El PRD nunca estuvo de acuerdo con los espacios que le tocaron en el gobierno. Se sienten relegados.

La posición más importante en el Gobierno la tuvo Julián Ricalde en la Secretaria de Desarrollo Social. Pero nunca le permitieron hacer mucho. Incluso, le quitaron recursos y funciones básicas para hacer su trabajo, que incluía, por supuesto, un fuerte componente electoral.

De allí, lo mandaron a ser candidato al Senado (en una batalla muy difícil) y lo obligaron a renunciar tres meses antes de lo que hubiera querido. ¿Cuando se ha visto que un candidato del oficialismo no utilice la estructura clientelar del apoyo social en una elección? La respuesta es simple: eso sólo se ve cuando ese candidato no es, realmente, el del oficialismo.

Ese y otros temas similares apuntalan el enojo del PRD, que está molesto por el ninguneo al que los somete el mandatario estatal. Dicen que le dieron a Carlos Joaquín todos lo candidatos que quería, y que él no les respetó ni siquiera el de Cancún.

Algo de cierto hay. El joaquinismo puso candidato en Tulum (Víctor Mas) José María Morelos (Sofía Alcocer) Bacalar (Nelia Uc) y Felipe Carrillo Puerto (José Esquivel). Todas esas posiciones correspondían al PRD.

También le correspondía la de Benito Juárez, pero ahí, como se sabe, el joaquinismo se opuso a la candidatura de [i]Chanito[/i] Toledo.

Lo que sucedió luego es públicamente conocido. El PRD sostuvo a [i]Chanito[/i], colocando el nombre de un casi homónimo, y su mismo alias, en la boleta, a la espera de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) le permita ser candidato.

Mucho del futuro de Sol Azteca en el estado tendrá que ver con esa decisión. Pero la decisión previa del PRD, también, tendrá mucho que ver con el futuro de su relación con el joaquinismo.

[b]Confianza[/b]

Lo que se debate ahora es justamente cuál será ese futuro. Para los perredistas es bastante claro. Consideran que si alguno de los candidatos del gobernador en el PRD gana, será solo cuestión de tiempo para que se pasen al partido local que creó el joaquinismo, Confianza Por Quintana Roo.

La política a veces es una cuestión de señales. Quizá no sea un hecho del todo fortuito que el día en que la Sala Regional Xalapa del TEPJF confirmó que Chanito Toledo Medina era inelegible como candidato en Benito Juárez (lo cual sería, de mantenerse, un golpe mortal para el PRD) el Instituto Electoral de Quintana Roo aceptó el nacimiento del partido joaquinista.

Así lo ven en el PRD, e incluso en el PAN. Sospechan que el joaquinismo buscará refugiarse en su propio partido en la elección a diputados locales de 2019. Aún así, la visión de ambos partidos coincide con el destino de ese proyecto: "Es un aventura sin futuro", concluyó un panista de trato frecuente con el gobernador.

Del lado del PRD dicen que no los asusta ni los preocupa pensar que después del 1 de julio podría romperse, incluso formalmente, su alianza con Carlos Joaquín. El problema real del Sol Azteca son los votos y la supervivencia política. Como ya se dijo, en eso tendrá mucho que ver si [i]Chanito[/i] es o no candidato en Cancún.

Pero el 1 de julio puede traer noticias aún más impactantes que la disolución virtual o formal de la alianza oficialista en Quintana Roo.

El tsunami electoral de Andrés Manuel López Obrador amenaza todos los pronósticos y las encuestas. Hay municipios del estado donde su intención de voto roza ya el 65 por ciento. ¿Y si arrasa con todas las elecciones, la local y la federal?, se preguntan algunos.

Si eso sucede, todas las otras especulaciones serán vanas, porque un nuevo formato político habrá nacido.

Hasta ahora, todos prefieren ni siquiera imaginarse ese escenario.

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