Margarita Robleda Moguel
Foto: Especial
La Jornada Maya
Viernes 25 de mayo 2018
No tendría por qué escribir del 68. No fui a la universidad, no estaba en ningún grupo de estudio, no participé en Tlatelolco. No vivía en la capital ni vi nada extraño en mi ciudad, no escuche pláticas sobre el tema. Yo vivía la vida light de una joven cuya única consigna, nunca emitida, era pescar un buen partido, un hombre guapo y rico que me hiciera feliz.
No tendría por qué hablar del 68, sin embargo, al cabo de los años comprendo el parteaguas que representó y hoy, 50 años después, la importancia de hacer el balance. Se podría decir que no tenía contacto con el suceso, pero resulta que sí, ésta rara, loca y desadaptada tenía 18 años y estaba conectada con el mundo y frente a lo que percibía, comenzó a protestar escribiendo canciones.
Mis abuelos vivían en San Antonio, Texas, donde tuve la oportunidad de ir a estudiar. Ahí, la revista [i]Life[/i], mostraba fotos extraordinarias en blanco y negro cargadas de intensidad de Paris, Saigón, Praga, Tlatelolco y los ríos de gente manifestándose. El mundo hervía a borbotones como un volcán a punto de explotar.
El 68 había iniciado a cocinarse años atrás con la música que soltó las caderas y las melenas con Chubby Checker y Elvis Presley, pero también llegaron Bob Dylan, Joan Báez, Peter, Paul and Mary, Simón and Garfunkel a mover las conciencias y ésta niña fresa, que tendría que haberse ocupado de cosas más serias, como pensar en su futuro, se armó de su guitarra y comenzó a componer: “Hay que cambiar este mundo, hay que inyectarle color…”. “Deja de ser espejo, basta de imitar a los demás”. “Hay que amar a la gente, ama a la humanidad, hay que dar, sin esperar recibir”.
La explosión fue mundial. El cine presentaba películas que rompían el esquema de lo conocido: ¿Adivina quién viene a cenar?, con el carismático Sidney Poitier, donde la hija organiza una cena para presentarle a sus padres a su novio negro, abriendo así el camino para los matrimonios interraciales o, mejor dicho, sacarlos a la luz pública. La Sra. Robinson nos muestra la posibilidad del encuentro sexual de un joven con una mujer mayor. ¡Gran escándalo! Nadie dijo nada cuando Sofía Loren se casó con Carlos Ponti, a quien le doblaba la edad.
1968, declarado por la Organización de las Naciones Unidas como el Año Internacional de los Derechos Humanos, vio los asesinatos de los líderes sociales: Martin Luther King en Memphis, Alabama, y el de Robert Kennedy en los Angeles, California.
Entre los sucesos del año encontramos focos rojos por doquier: En Francia se inició el movimiento que conduciría al Mayo Francés, con manifestaciones, huelgas y ocupaciones.
Según la BBC, Estados Unidos en guerra contra Vietnam dejó caer 260 millones de bombas sobre Laos.
En Paraguay, el dictador Stroessner fue reelegido como presidente en elecciones fraudulentas.
En Nueva York finalizó la huelga del servicio de recogida de basura, de 10 días de duración.
En la ciudad de Lima, Perú, el general Juan Velasco Alvarado derrocó al presidente electo Fernando Belaúnde Terry. Se inició el régimen militar.
En la plaza de las Tres Culturas de la Ciudad de México, ocurrió la matanza en contra de un grupo de manifestantes, la mayoría de ellos estudiantes de nivel medio superior y superior de la UNAM y el IPN.
En la ciudad de Panamá, el teniente Omar Torrijos dio un golpe de Estado contra el presidente Arnulfo Arias Madrid. Se inició un período dictatorial que duró 21 años.
En Brasil, el dictador Artur da Costa e Silva decretó la quinta acta institucional, que duró hasta 1978 y marcó el comienzo de los peores años de la dictadura militar.
En China, Mao Zedong ordenó que los jóvenes educados en la ciudad se reeduquen en el campo. Comienza el movimiento Subamos a las montañas y bajemos a los pueblos.
¿Qué aprendimos de 1968? Hoy, 50 años después, me pregunto: ¿Avanzamos o retrocedimos? ¿Ganamos o perdimos? Ahora 2018 se presenta también como un zangoloteo mundial que nos invita a replantearnos todo. Hace 50 años los jóvenes cantábamos canciones de protesta y salimos a las calles a exigir nuestros derechos de justicia, equidad, democracia, hoy, a pesar de la indiferencia de algunos, lo hacemos, además, en contra de la violencia y la impunidad, la economía contra el medio ambiente; de la deshumanización. ¿Cómo será el 2068? ¿Llegaremos? La inconsciencia y la falta de memoria pasa la factura. Si pensamos lo cara que es la educación personalizada con conciencia humana, es porque no nos queda claro el costo que tendrán las consecuencias de la ignorancia.
[b][email protected][/b]
Jueza adscrita al penal estatal de Chalco amplió a octubre la etapa del cierre de investigación
La Jornada
Unos 3 mil productores serán beneficiados con sistemas modernos y eficientes
La Jornada Maya
Robert De Niro recibirá una Palma de Oro honorífica en el evento
Ap / Afp
Amenazó con suspender bienes y salarios a los más de 10 millones de indocumentados
La Jornada